Soraya Sáenz de Santamaría regresa este fin de semana a Cataluña para participar en los trabajos de la ponencia del PP sobre Estatutos y Organización de cara al próximo Congreso Nacional del partido. A la reunión asisten Javier Arenas, vicepresidente general del partido, Alberto Núñez Feijóo y José Ignacio Ceniceros, presidentes de Galicia y Rioja, Alfonso Alonso y Xavier Garcia Albiol, jefes regionales del PP en País Vasco y Cataluña.
Es el cuatro desplazamiento a Cataluña de la vicepresidenta del Gobierno desde que asumió el ministerio de Administraciones Territoriales y tras poner en marcha la llamada ‘operación diálogo’ para buscar algún tipo de entendimiento con el Gobierno de la Generalitat. Este nuevo desplazamiento se produce en un momento particularmente agitado en el mundo independentista ya que este viernes, las asociaciones cívicas que defienden la independencia, así como representantes institucionales y miembros del Gobierno catalán están convocados a una magna muestra de apoyo a Carme Forcadell, presidenta del Parlamento regional, quien comparece ese día ante el Tribunal Superior de Cataluña acusada de los delitos de prevaricación y desobediencia. Los secesionistas responsabilizan a Mariano Rajoy de usar a los jueces para impedir que los catalanes puedan decidir su futuro.
Marcha sobre los tribunales
Los manifestantes se concentrarán ante la sede del legislativo autonómico y emprenderán luego una marcha hacia el edificio del Tribunal. El mundo separatista vive días de particular ebullición. La detención y presentación ante el juez de cinco miembros de la CUP por haber quemado fotografías del Rey había agitado los ánimos. A ello hay que sumar la decisión del Tribunal Constitucional, este miércoles, de suspender el plan de ruptura con España que el Parlamento de Cataluña había aprobado hace un par de meses. El TC no ha ordenado a la Fiscalía acción alguna contra la titular del Parlament, pero este auto ha tensado aún más un panorama ya de por sí convulso.
Sáenz de Santamaría, que ha manifestado que pretende que hacerse 'imprescindible' en esta Comunidad, aterrizará este sábado en Barcelona, salvo cambio de criterio sobre la marcha, en un ambiente muy crispado. El pulso entre el Gobierno de Puigdemont y los antisistema de la CUP ha crecido de tono tras las detenciones de los responsables de la quema de fotografías del Jefe del Estado. La policía autonómica fue la encargada de proceder a su detención, lo que provocó una respuesta airada de la formación anarquista, que reclama el cese del consejero de Interior. Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, intenta poner paños calientes a este rifirrafe ya que necesita los votos de la CUP para sacar adelante sus presupuestos.
En Moncloa se da por hecho lo complicado de sacar adelante este empeño de establecer un ‘puente’ de diálogo con la Generalitat. A las tensiones internas, como el documento impulsado por José María Aznar contra la vicepresidenta, se suman las jornadas de agitación que protagonizan las agrupaciones secesionistas, expertas en este tipo de actuaciones ya que son las que montan anualmente las enormes concentraciones de la Diada.
Sáenz de Santamaría persigue que Puigdemont acuda a la Conferencia de Presidentes autonómicos que tendrá lugar el día 17 en el Senado, bajo la presidencia de Mariano Rajoy. El jefe del Ejecutivo catalán ya ha dado un ‘no’ por respuesta. También han surgido a última hora dificultades con la asistencia de Íñigo Urkullu, el titular del Gobierno vasco. La vicepresidenta lleva a cabo contactos discretos con fuerzas políticas y empresariales de Cataluña para hacer avanzar su proyecto. El escepticismo es general, “pero acabamos de empezar a andar y poco se puede hacer hasta que no se resuelva el atasco de los presupuestos en Cataluña”, señalan fuentes de Moncloa.
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