"A veces, se intenta caricaturizar nuestras propuestas". El portavoz de Sumar y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se dio el lunes un tiro en el pie durante la rueda de prensa de su partido. El ex eurodiputado dio en la diana sobre la sensación que atraviesa en algunos sectores del Gobierno consultados por este diario. La formación de Yolanda Díaz está fuera de juego en Moncloa. La vicepresidenta segunda ha pasado en menos de dos años de arrastrar toda la atención mediática a casi ser ignorada por la prensa. Desde que arrancó la legislatura, el equipo de la también ministra de Trabajo intenta marcar agenda propia. Pero la amnistía y el caso Koldo les ahoga.
Hasta el momento, solo el viaje que tiene planeado a Palestina sin el concurso (y la autorización) de Exteriores ha sido una seria llamada de atención al PSOE. Pero lo cierto es que el bagaje legislativo de Sumar es nulo en lo que va de legislatura. La vicepresidenta tan solo puede arrogarse la última subida del Salario Mínimo Interprofesional. Y ni eso, ya que se trata de un decreto prerrogativa del todo el Ejecutivo. Las propuestas de Sumar se han ido encontrando, una a una, con el muro socialista: desde gravar los márgenes de las empresas de distribución para bajar la inflación de los alimentos a subir las rentas del capital en el IRPF para atacar el 60% de los ingresos de los altos directivos, pasando por revisar el "marco colonial" en los museos de España y terminando con eliminar los vuelos dentro de España con una duración menor de 2 horas y media.
Todas y cada una de ellas han contado con un estruendoso silencio del tándem Ferráz-Moncloa. Y falta por comprobar el devenir de su medida estrella: la reducción de la jornada laboral, que despierta recelos no solo en la patronal, sino en el lado socialista del Ejecutivo (Economía). Pero este acervo de golpes aún tiene un fracaso más importante: el que supuso el decreto de reforma del subsidio por desempleo, impulsado por Trabajo, que Podemos, PP y Vox tumbaron en el Senado obligando a Yolanda Díaz a empezar de nuevo la tramitación del texto. Los morados, que se la tienen guardada tras el veto a Irene Montero, no van a contribuir en modo alguno a que su exlíder se cuelgue medallas sin sudar. Quieren que negocie de verdad.
Un viaje a la irrelevancia
En verdad, la historia de Yolanda Díaz desde el 23 de julio es la historia de un viaje hacia la irrelevancia. La vicepresidenta segunda comenzó la resaca postelectoral con un viaje a Bruselas para verse con Carles Puigdemont. Las fuentes gubernamentales consultadas cuentan, en conversación con este diario, que "no la aguanta nadie". El cabreo con ella es muy grande en el lado socialista del Ejecutivo tras la implosión de su grupo parlamentario y la salida de Podemos. En plata: la ven más como una rémora que como un activo ahora que la coalición no está en modo campaña. Y se aproximan nubarrones, porque las elecciones europeas del 9 de junio se prevén como un combate a cara de perro por el voto de izquierdas en caso de que Pedro Sánchez, finalmente, sitúe al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero como cabeza de lista.
En cualquier caso, si algo demuestra su situación, como resumen altas fuentes socialistas, es que el peso de la legislatura lo lleva el PSOE y el presidente del Gobierno no va a dar a Sumar oportunidad de armar ruido. Tampoco de colgarse medallas. El distanciamiento de Yolanda Díaz con el lado socialista del Gobierno lleva tiempo fraguándose. En Moncloa lamentan la "oportunidad perdida" de la líder de Sumar de erigirse en una dirigente con una voz que se escuche en el progresismo español. Pero hay quien la ve más preocupada de su imagen y de lo que transmite que de lo que realmente propone. O de sus planes políticos. Yolanda Díaz, además, tiene otro problema en el Consejo de Ministros: el titular de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Ambos mantienen una tensa relación. La desconfianza viene por las relaciones de Bolaños con Podemos.
Pero Yolanda Díaz tiene más problemas en la interna. Los partidos que conforman Sumar llevan semanas avisando de que los territorios (Madrid, Cataluña, Valencia...) son cosa de las formaciones regionales. Es decir, Más Madrid, En Comú Podem, Compromís son los que llevan la batuta del poder en sus respectivos lugares. En plata: Sumar tendrá vetado tener lista propia allí donde haya uno de sus satélites, de manera que le impiden crecer en todo el territorio. Ese problema ya lo experimentó Unidas Podemos. Y terminó como terminó. Será el próximo 23 de marzo cuando Sumar se estrene en su asamblea fundacional. Lo hará lastrado por el golpe en las elecciones gallegas, donde se quedó sin entrar en el Parlamento autonómico. En los círculos morados, Yolanda Díaz empieza a ser una caricatura de Pablo Iglesias.
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