De manera personal y también a través de algunos intermediarios, Susana Díaz le ha hecho saber al Gobierno que no se postulará como candidata a la secretaría general del PSOE hasta no tener la certeza de que Mariano Rajoy está dispuesto a gestionar una legislatura larga.
Susana le ha prometido a miembros del Gobierno hacer una oposición útil cuando llegue a Ferraz
Según fuentes de la federación andaluza, Díaz no quiere correr el riesgo de verse obligada a afrontar una campaña electoral sin tener asiento en el Congreso de los Diputados y, por tanto, con el único asidero de su despacho en la calle Ferraz, lastrada además por unas encuestas que vuelven a reflejar las altas probabilidades de un sorpasso del PSOE a manos de Podemos. La presidenta andaluza le ha trasladado al menos a dos ministros del actual Gabinete que antes de dar el paso de postularse como candidata a liderar su partido, debe tener claro que podrá trabajar desde esta responsabilidad con un horizonte lo suficientemente largo como para que la dé tiempo a reconstruir la organización y dotarla de un proyecto identificable por los ciudadanos.
El riesgo que corre la lideresa andaluza es grande ya que en caso de tener que auparse al cartel electoral antes de lo previsto – esta legislatura acaba en 2020 –, podría tener que cambiar su feudo del sur por un escaño en el Congreso situado en la bancada de la oposición. Según sus fieles, es una razón de peso para medir bien los tiempos, como está haciendo, aún asumiendo también el peligro de retrasar tanto el anuncio sobre su firme disposición a liderar el PSOE que proliferen candidatos de última hora en un congreso que la mayoría de las federaciones no sitúan antes del verano.
Susana Díaz también ha comunicado al Gobierno que no debe preocuparse demasiado por la inestabilidad parlamentaria que aporta la gestora que preside Javier Fernández, puesto que la gestión de la etapa postSánchez no está resultando fácil y el PSOE está obligado a sobreactuar con los gestos imprescindibles para congraciarse con su electorado. El rechazo inicial, casi protocolario, a los Presupuestos estatales del año que viene es uno de ellos.
Según la tesis que la presidenta andaluza maneja en su federación, si ella llegara sin demasiados problemas a la secretaría general del PSOE, algo que está por ver, se abriría una etapa de oposición más constructiva en la que la colaboración con el Gobierno en asuntos de Estado estaría garantizada. “Pasaríamos de una oposición a la defensiva como la que hacemos ahora, sin rumbo ni concierto, a una oposición útil”, resume un diputado andaluz, consciente de que si se prolonga más de lo debido el mandato de la gestora puede llegar a desdibujarse, todavía más, el papel que le toca desempeñar al PSOE.
La presidenta andaluza solo quiere pegar el salto a Madrid si tiene la certeza de que será una legislatura larga
De momento, las líneas rojas impuestas por Rajoy para evitar ir a unas terceras elecciones, se están respetando. El PSOE ha decidido entrar a negociar el techo de gasto para el año que viene, como antesala del debate presupuestario, y mantiene abierto el diálogo con el Gobierno sobre la renovación de puestos en el Banco de España y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La votación más importante que ha perdido el PP desde el arranque de la legislatura ha sido la de la implantación del calendario de la reforma educativa, un golpe mal encajado por el Gobierno que llevó hace semana y media a varios ministros a recordar algo que Rajoy advirtió en su debate de investidura: “tan malo es que no haya Gobierno como no poder gobernar”.
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