Hubo un momento en el que parecía que se iba a salvar el choque o, al menos, maquillar, pero finalmente el PSOE andaluz tuvo que elegir y optó por desoír la instrucción de la dirección federal. Los socialistas andaluces han apoyado la iniciativa de Ciudadanos para expresar el respaldo de su Parlamento al Gobierno de España en defensa de la legalidad en Cataluña y contra el reférendum, un texto muy similar al que la semana pasada el Grupo Socialista rechazó en el Congreso de los Diputados. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, desoye así el mandato del secretario general de su partido, Pedro Sánchez, que han respetado otros territorios, pero Ferraz resta importancia y, aunque habla de "deslealtad", pretende mostrar indiferencia.
El desafío estaba en el aire después de que el pasado martes el PSOE andaluz anunciara dos enmiendas con las que pretendía que la iniciativa de Ciudadanos fuera aceptable para Ferraz. Lo hizo después de que la dirección federal enviara una instrucción a todo el partido para pedirles que, en todos los parlamentos autonómicos y ayuntamientos, rechazaran cualquier propuesta sobre Cataluña. Y Susana Díaz ha estado a punto de que el plan le saliera bien, porque el partido naranja, que rechazó las aportaciones socialistas en el Congreso de los Diputados, sí ha querido pactar en Andalucía.
Pero Podemos lo frustró en el último momento, al impedir la tramitación de dos cambios de última hora que terminaban de ajustar al texto a lo que la dirección federal podía dar por bueno. A las enmiendas iniciales, que incluían el apoyo a los alcaldes del PSC y a los andaluces que viven en Cataluña, pretendían introducir una apuesta por el "entendimiento institucional", que se acercaba al llamamiento al diálogo y la búsqueda de una solución pactada que exigía Ferraz.
Si se hubiera aceptado el paquete entero, el PSOE andaluz habría tenido una mejor coartada para desobedecer la instrucción federal. Y, en ese caso, Ferraz se hubiera dado por "contento". Pero después de la actitud colaborativa de Ciudadanos, dispuesto a ayudar a Susana Díaz a salvar la situación, el PSOE andaluz se topó con Podemos, que tomó la palabra para aguarles la fiesta.
La protesta del partido morado dio una vuelta de tuerca a la situación y devolvió al PSOE al dilema de salida. Y finalmente optó por el botón que tenía previsto pulsar: el del sí. Es el que se corresponde a los mensajes que los socialistas andaluces han venido lanzando en los últimos días, pero también al debate en el Parlamento andaluz, muy diferente al que tuvo lugar el martes de la semana pasada en Madrid.
Si el día 19 la portavoz adjunta del Grupo Socialista, la diputada el PSC Meritxell Batet, cargó duramente contra Ciudadanos y le acusó de llevar esa iniciativa al Congreso sólo "para salir en la foto, alimentar frentes y bloques", con el resultado de "dividir" más que unir, en el Parlamento andaluz las críticas de los socialistas fueron todas dirigidas a Izquierda Unida y Podemos, quienes, a su vez, como el PP, metieron el dedo en la llaga de la división con Sánchez.
El desafío en Cataluña está haciendo que el partido de Albert Rivera, socio del Gobierno de Susana Díaz, esté cada vez más lejos de Pedro Sánchez
Durante el debate, el portavoz de los socialistas, Mario Jiménez, defendió que "el Estado tiene que actuar con la ley en la mano" ante el desafío independentista, y los demócratas deben "respaldar a las instituciones del Estado de derecho". Y recalcó que el PSOE de Andalucía "siempre" ha estado "con el orden constitucional y con las leyes".
Ni una crítica a Ciudadanos, que aquí sí estuvo dispuesto al diálogo. Y es que la relación entre ambos partidos en Andalucía no tiene nada que ver a la que se palpa a diario en Madrid. El desafío en Cataluña está haciendo que el partido de Albert Rivera, socio del Gobierno de Susana Díaz, esté cada vez más lejos de Pedro Sánchez.
Los socialistas andaluces, que en el Congreso de los Diputados respetaron la disciplina de voto y dijeron 'no' a la iniciativa sobre Cataluña (salvo tres diputados que se abstuvieron por error, junto a Soraya Rodríguez, que dijo haberlo hecho a conciencia y se enfrenta a una sanción) atribuyeron entonces la decisión de su grupo a la influencia y las presiones del PSC, que quiere desmarcarse todo lo posible del partido naranja en esta crisis.
Pero los socialistas catalanes eran conscientes de que en Andalucía no tenían nada que hacer. Así que Susana Díaz ha terminado desmarcándose de Ferraz y de lo que han hecho otros parlamentos autonómicos. Extremadura y Cantabria sí acataron la instrucción interna, para agrado de la dirección federal.
Eso sí, llegados a este punto, todos quieren pasar página lo más rápidamente posible. En el PSOE andaluz, ponen el acento en que han intentado cuadrar el círculo hasta el último momento, pero no podían no apoyar el respaldo a la ley y el Estado de Derecho ante el desafío independentista, mientras que en Ferraz sostienen que Susana Díaz se retrata con su decisión y se queda sola. "En la deslealtad lleva la penitencia", apuntan en la dirección federal, que, en todo caso, insiste en que en este momento, a pocos días del 1-O y ante la gravedad de lo que está ocurriendo, no quieren detenerse ni un minuto más en el asunto.
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