Quien le iba a decir a Miguel Ángel Revilla en noviembre de 1978, cuando fundó aquel Partido Regionalista de Cantabria (PRC) cuasi testimonial en sus dos primeras décadas, que 40 años después se encontraría en disposición de arrasar electoralmente a las que han sido sus bestias negras, PP y PSOE, si se celebraran elecciones este otoño.
Los populares arrastran una profunda crisis desde la salida fallida de Ignacio Diego de la Presidencia del PP, en febrero, después de perder la presidencia autonómica en virtud de un pacto PRC-PSOE-Ciudadanos en 2015.
Diego y un núcleo de irreductibles, entre los cuales se encuentra la atleta Ruth Beitia, se hayan enfrentados a la Dirección Nacional por el boicot a la nueva presidenta del PP cántabro, María José Sáenz de Buruaga; no reconocen el resultado del congreso por "irregularidades" y, aunque aceptaron provisionalmente que fuera la portavoz del grupo en el reciente Debate sobre el estado de la Región, se niegan a designarla definitivamente.
De momento, el asunto se ha saldado con un expediente disciplinario de Génova y amenaza de expulsión a Diego, Beitia y otros siete diputados de los 13 que el PP logró en los comicios de 2015. El coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo, asegura que el conflicto está "en vías de solución", pero el cisma ha deteriorado mucho la marca en esa región.
Y los socialistas, socios de gobierno del PRC, se acaban de meter de hoz y coz en otra crisis no menor que la de los populares a cuenta de unas primarias a la Secretaría General del PSC-PSOE que han tumbado a la secretaria general, Eva Díaz Tezanos, en favor del desconocido alcalde de Bezana, el sanchista Pablo Zuloaga, y abren una etapa de incertidumbre en la política cántabra.
Revilla lanzó ayer un aviso a navegantes tanto al PSOE como a su propio partido de que está "a mitad de legislatura", es decir, que quiere agotarla. Tanto Zuloaga como Tezanos, vicepresidenta del gobierno, se han apresurado a garantizarle estabilidad hasta 2019, pero el jefe del Ejecutivo dijo tras verse a solas con Tezanos que "se le escapa" si ella o alguno de los tres consejeros socialistas -Educación, Ramón Ruiz; Sanidad, Luisa Real; y Economía, Juan José Sota- van a dejar el gabinete.
No hay nada de nada "en este momento", matizó hace unos días el número dos del PRC, Rafael de la Sierra.
Además, hay que tener en cuenta que el líder regionalista cumplirá 75 años en enero -se enfrentará de nuevo a las urnas camino de los 77 si las elecciones son en mayo de 2019-, y que arrastra problemas de salud desde hace años. Todo eso lleva a muchos en el PRC a concluir que lo mejor sería adelantar las elecciones a este otoño y luego ceder el testigo a su sucesor/a. El objetivo está claro: coger con el pie cambiado en las urnas al bipartidismo, que ya en las últimas convocatorias ha dado evidentes signos de agotamiento y dejar un PRC primera fuerza política de Cantabria por primera vez en sus 40 años de historia, hegemónico por muchos años.
Tanto aire ha cogido la hipótesis de adelanto electoral que el vicesecretario general del PRC, Rafael de la Sierra, tuvo que salir al paso hace dos semanas con un «no hay nada de nada de nada en este momento»... Un desmentido que no desmiente un rumor que los regionalistas sitúan en el PP, para desviar la atención de sus problemas.
En las elecciones autonómicas de hace dos años, el PP volvió a ser primera fuerza en la Asamblea regional con 13 parlamentarios, pero ya a un solo diputado del PRC (12), que quedó segundo. El PSC-PSOE solo obtuvo cinco actas, Podemos tres y Ciudadanos dos. Si el cisma del PP se consolidara, se daría la paradoja que el primer partido se quedaría con cuatro diputados -los nueve expulsados irían al Grupo Mixto- y bajaría, de golpe, a tercera fuerza política por detrás del PSOE.
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