Quim Torra, el candidato señalado por Carles Puigdemont para sucederle en el sillón presidencial, anuncia pasos simbólicos en el tramo inicial de su mandato. Primero, colocar un lazo amarillo gigante en la fachada de la Generalitat. Aún no sabe cual será su despacho (el del president parece que se lo reserva el propio Puigdemont) pero tiene claro que el balcón de la Plaza de Sant Jaume estará tintado del color que memora a los 'presos políticos'. El victimismo sensiblero es muy importante para llegar al corazón del nacionalismo, recuerda uno de sus interlocutores más frecuentes.
Pretende también Torra restituir a los exconsejeros que fueron apartados de sus cargos con la entrada en vigor del 155. Otra exigencia del expresidente, con quien ya lo tiene hablado. Jordi Turull y Josep Rull, ambos en prisión por orden del juez Llarena, serán recolocados al frente de las carteras de Presidencia e Interior, respectivamente. Otra medida simbólica, una decisión ornamental ya que posiblemente ambos serán inhabilitados por el Supremo en las próximas fechas.
¿Qué dice la CUP?
Torra revisa los últimos toques a su futuro Gobierno a la espera de superar el trámite de la investidura. La CUP, una vez más tiene la última palabra. A ese grupo antisitema le ha dedicado el candidfato sus primeras palabras, al hablar de 'proceso cosntituyente', restaurar las leyes tumbadas por el 155, y gobernar bajo el espíritu del 1-O.
Largas semanas de encuentros entre el PDeCat y ERC, monitorizadas desde Bruselas, primero, y Berlín, después, por el propio Puigdemont, han encarrilado las líneas maestras del que será el primer Ejecutivo tras el 155. Las dos fuerzas separatistas se han repartido ya las carteras al cincuenta por ciento. El peso de la Generalitat recaerá en Elsa Artadi, por parte de Junts, y Pere Aragonés, por los republicanos, quien asumirá la vicepresidencia y el área económica. Mismo esquema que en los tiempos de Puigdemont y Oriol Junqueras.
Artadi, la mano derecha del prófugo, ocuparía Presidencia, aunque otras quinielas la sitúan en Empresa, su ámbito natural, dada su formación de economista. Ramón Tremosa, el eurodiputado parlanchín, agitador y mediático, que ejercía de chico de los recados de Pruigdmont en la etapa belga, también quiere Empresa. Los dos departamentos con mayor presupuesto, Educación y Salud, se los quedaría ERC, con Josep Bargalló para la primera y David Elvira y Joan Ignasi Elena para la segunda. Hay versiones que entregan Salud a Mónica Palacín, de los neoconvergentes.
Las carteras más mediáticas, no exentas de polémica, ya parecen fijas. Miquel Buch, del PDeCat y hombre del riñón del prófugo, se hará cargo de Interior en tanto que su compañero Jordi Solé se ocuparía de Exteriores.
Torra asumiría la presidencia posiblemente este jueves o viernes y anunciaría luego la composición de su equipo. No tiene demasiada prisa. Al menos es lo que manifiesta en sus primeras declaraciones. Designado como el 'presidente del interior', es decir, el títere del prófugo, no muestra demasiado empeño en reclamar como propias iniciativas que a él no le corresponden. El discurso, el programa de Gobierno y, por supuesto, el nombre de los consejeros, todo pasa por Berlín.
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