Se desconoce la agenda, los interlocutores y el séquito. Roger Torrent viaja este miércoles a Ginebra al objeto de presentar ante la ONU la queja del Parlamento catalán por las injerencias del juez Llarena. El Supremo no permitió a Jordi Sánchez abandonar la prisión de Soto del Real para personarse en el hemiciclo y defender su investidura.
Torrent, presidente de la única insititución no intervenida por el 155, ha improvisado este desplazamiento ante la sorpresa, incluso, de los presuntos anfitriones. Se anuncia que se verá con representantes de la Ofcina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. No se han facilitado nombres ni cargos con quienes tiene previsto reunirse. Deberán ser de segunda fila ya que el responsable de esa instancia, Zeid Ra'ad al Hussein, se encuentra fuera de Suiza, al igual que su número dos, Kate Gilmore, según informa la agencia Efe. Fuentes del entorno parlamentario señalan que estaban cerrando aún a últimas horas de la tarde del martes algún encuentro político, quizás con dirigentes de formaciones nacionalistas helvéticas.
Todo un misterio que evidencia lo repentino del desplazamiento y su objetivo fundamental. En primer término, es un paso más para 'internacionalizar el conflicto', la gran obsesión de Carles Puigdemont. En segundo término, Torrent también pretende lavar su imagen, de cara al consumo interno. Como presidente de la Cámara es el responsable último de haber frustrado los tres intentos de investidura que se han registrado hasta el omento. Al cabo, es el presidente de la Cámara quien decide si se obedece o no los dictámenes del Constitucional y del Supremo. Torrent ha tenido hasta ahora buen cuidado en no pisar la línea roja de lo que disponen los tribunales.
Tendrá que hacerlo, quizás, si sale adelante la reforma de la ley de Presidencia, que con tanto empeño defiende JxCat, con la pretensión de que Puigdemont pueda ser investido por vía telemática. El Gobierno recurrirá ante el Constitucional y el titular del Legislativo deberá pronunciarse al respecto. Estas medidas le ha costado un cierto desgaste a su perfil, meses atrás inmaculado y reconocido. Ahora no se encuentra en su mejor momento.
A la busca de candidato
De momento, lo que busca Torrent es mantenerse en la primera fila de la actualidad política catalana. Es muy posible que los empeños en buscar un 'candidato limpio' que pueda asumir la presidencia del a Generalitat se vean finalmente frustrados. La única salida que ahora se divisa es la de volver a las urnas. ERC, el partido de Torrent, tiene a sus líderes fuera de juego. Oriol Junqueras, en la cárcel y Marta Rovira, oculta en algún lugar de Suiza. Y ahí entraría el propio Torrent, una figura indiscutible para el bloque republicano y con anuencia en sectores del independentismo. Un tufillo preelectoral se percibe en este inopinado viaje. Hay de plazo hasta el 22 de mayo para evitar la celebración de nuevas elecciones.
Quizás se encuentre allí con la propia Rovira, que se fugó sin advertir de sus planes a su propia formación. O con Anna Gabriel, la líder de la CUP, a quien no le aguarda la cárcel si regresa a España ya que sólo está acusada de un presunto delito de desobediencia. La transparencia informativa no define precisamente la agenda del titular del Parlament. En lo relativo a esta visita a Suiza, todo son dudas, incógnitas y una espesa niebla de secretismo.
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