Dos años han pasado desde aquel agosto en el que Josep Lluís Trapero fue elogiado por independentistas y constitucionalistas en Cataluña y el resto del mundo. El major de los Mossos d'Esquadra logró que el Cuerpo catalán acabara en seis días con una célula yihadista que dejó 16 fallecidos y 140 heridos en dos atropellos masivos -uno de ellos frustrado a medio camino- en Barcelona y Cambrils. Dos meses después, sin embargo, pasó de protagonizar titulares por su gestión de los atentados a acapararlos por su participación en el referéndum ilegal del 1-O. El próximo enero será juzgado por rebelión en la Audiencia Nacional.
Trapero fue cesado el 28 de octubre de 2017 en aplicación del artículo 155 de la Constitución. Solo estuvo seis meses al frente de la policía autonómica. Antes de él, los Mossos nunca tuvieron un jefe con dimensión política o social relevante. De hecho, el cargo estuvo vacío desde la salida de Joan Unió en 2007 hasta su nombramiento en abril de 2017.
El fenómeno Trapero
Esos seis meses, sin embargo, fueron suficientes para que Trapero quedara retratado en la historia española como el major más conocido. Durante los días posteriores a los atentados de Cataluña, el mando policial informó periódicamente, ante decenas de medios de comunicación, del avance de la investigación y la persecución de los responsables de los ataques.
En las redes sociales se replicaron sus gestos, frases y actitudes. Incluso llegaron a circular memes y camisetas con su rostro y la frase "bueno, pues molt bé, pues adiós", que se hizo viral después de que el propio Trapero la usara en respuesta a unos periodistas que abandonaron una rueda de prensa en la que el major contestó en catalán una pregunta formulada en ese idioma.
Durante el primer aniversario de los ataques terroristas en Cataluña, el fenómeno Trapero resucitó y el Cuerpo policial emitió un comunicado en el que pedían a la ciudadanía que no se sumara a "iniciativas" que proponían "utilizar la imagen" de Trapero con la intención de "reconocer la tarea del major al frente de los Mossos d'Esquadra durante los atentados".
Cesado y con medidas cautelares
Trapero pasó de ser un referente a ser apartado de los Mossos. El 16 de octubre de 2017, dos meses después de los ataques, la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela decretó libertad con medidas cautelares para el entonces jefe policial. La Fiscalía pedía el ingreso en prisión incondicional por un presunto delito de sedición; la magistrada acordó la retirada del pasaporte, la prohibición de salida del país y la comparencencia quincenal del agente.
Este año, aunque no está acusado en la causa que juzga a 12 líderes independentistas en el Tribunal Supremo, los señalamientos en su contra han sido reiterados. Al líder de la policía autonómica se le ha criticado por no cooperar con el operativo policial bajo orden judicial del 1-O. Su dispositivo para la consulta ha sido calificado como una "estafa". Y le han achacado que no se haya podido impedir la consulta.
El que fuera coordinador del operativo policial del 1-O, Diego Pérez de los Cobos, acusó al cuerpo entonces bajo el mando de Trapero de propiciar la ocupación de colegios durante el referéndum en Cataluña. Le acusó también de haber ordenado actividades de espionaje por parte de los Mossos para controlar los movimientos de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
En su declaración ante el tribunal que juzga la causa del procés, Pérez de los Cobos criticó el dispositivo policial diseñado por Trapero, que, a su juicio, se parecía más a un plan para "unas elecciones normales" que para impedir la celebración de un referéndum considerado ilegal por el Tribunal Constitucional. De esto último se le acusa formalmente en la Audiencia Nacional. La Fiscalía pide 11 años de prisión para el major por un delito de rebelión.
El 'major' y Puigdemont
En varias de las testificales celebradas en el Supremo se denunció la "alineación" de Trapero con el Gobierno de la Generalitat de Cataluña era "total". Lo dijo Pérez de los Cobos, el ex delegado de Gobierno Enric Millo y el ex número dos de Interior José Antonio Nieto.
El propio Trapero llegó a declarar como testigo en la causa y aseguró que tenía previsto un plan para detener al expresidente de Cataluña Carles Puigdemont desde dos días antes de que el Parlament de Cataluña aprobase la declaración unilateral de independencia el 27 de octubre de 2017. Su comparecencia no fue bien recibida por el independentismo catalán que tanto le aplaudió durante los atentados de Barcelona y Cambrils.
El exlíder de los Mossos tendrá que volver a declarar el próximo 20 de enero, cuando tengan lugar los interrogatorios en la Audiencia Nacional en el marco del juicio que se celebra en su contra.
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