El prófugo Puigdemont estaba políticamente días antes del arranque oficial de la campaña. Las encuestas avalaban la victoria incontestable de ERC en el bloque soberanista. También presagiaban el posible triunfo de Inés Arrimadas en el escrutinio generall. Lo segundo se hizo realidad. En lo primero, Puigdemont destrozó los augurios y se ciscó en la demoscopia.
No fue una victoria sencilla, si desigual. Puigdemont logró 11.195 votos y 2 diputados más que ERC en su particular contienda. Una distancia mínima que, sin embargo convierte al expresidente en el referente ineludible del mundo separatista catalán. Un resultado que se convirtió en la única gran sorpresa de la aciaga noche del 21D, en la que Junqueras se sumó al pelotón de los derrotados, junto a Rajoy, Albiol, Domenech, Iglesias, Sánchez e Iceta. La CUP, tambien fuertemete castigada, sonríe feliz porque seguirá siendo necesaria para adoptar decisiones de Gobierno.
La campaña del 'president'
¿Cual ha sido la clave del 'efecto Puigdemont?. ¿Por qué ese vuelco final en el resultado? Los expertos apuntan a tres motivos, aunque uno muy destacado. La candidatura de JxCat ha manejado con mayor habilidad una campaña electoral en la que, de entrada, parecía que la condición de recluso de Junqueras pesaría más que la de fugado de Puigdemont, a quien en principio se le tachó de cobarde, por su huída, y se le reprochó su vida relajada, con funciones de ópera, partidos de fútbol, paseos silvestres..
No tenía partido. Y esa fue parte importante de su estrategia. Puigdemont se alejó del PDeCAT, la antigua Convergencia, donde al menos el 70 por ciento de sus cuadros y diputados, lo detestan. El sentimiento es recíproco. Puigdemont organizó una 'lista del president', en la que enroló a un grupo de amigos fieles, con Jordi Sánchez, uno de los Jordis, como número dos, más la suma algunos desconocidos en los puestos de entrada.
Aspectos clave de su mensaje: Nunca asumió Puigdeemont el 155, reivindicó su condición de 'president' elegido por sus ciudadanos, ejerció el papel de defensor de la dignidad de un pueblo perseguido, sojuzgado, pisoteado por el Estado, Rajoy, la Justicia y hasta la Corona. Un argumentario sentimental que ha sido digerido por entusiasmo en ese sector de la sociedad que comulga con las mentiras,falsedades y fábulas que transmiten con profusión los altavoces nacionalistas desde hace casi 40 años.
Puigdemont aprovechó su campaña para convertirse en un héroe de la defensa de la rapública catalana, se apoderó del estandarte del victimismo y culminó su hábil estrategia con la delirante peregrinación a Bruselas en la que, hasta algunos conspicuos dirigentes de ERC como Marta Rovira o Gabriel Rufian, se sumaron a la cohorte del club de fans del 'president'.
TV3, a su servicio
El uno de los medios audiovisuales públicos en una campaña tan singular, ha resultado decisivo. Con un candidato oculto en Bélgica y otro entre las rejas de Estremera, se hacía imprescindible el manejo de los medios de comunicación para llegar al posible votante. El equipo de Puigdemont, desde el principio, tomó las riendas de TV3, la clave de toda campaña, y relegó a un Junqueras a su papel de prisionero de Zenda del independentismo, llorado pero casi olvidado incluso por los suyos.
Hasta el moderador del debate a siete en TV3 fue Vicent Sanchís, periodista valenciano amen de director del canal público, un hombre de Puigdemont cuyo nombramiento fue reprobado por la mayoría del Parlamento Catalán. El aparato de propaganda audiovisual se puso al servicio del presidente cesado. El plasma funcionó como un surtidor interminable de imágenes, entrevistas, noticias, referencias del líder de JxC, aderezadas con la permanente sobredosis de imágenes de la operación policial del 1-O.
Junqueras lagrimeaba a la sombra mientras su 'número dos', Marta Rovira, aparecía en mítines y, muy escasamente en la televisión del régimen. No es Rovira buena oradora y su presencia en las televisiones le ha dado más de un disgusto a ERC. "Es una espanta votos", mencionaban al unísono. Elsa Artadi, la virtuosa estratega de la campaña de Puigdemont le ha dado mil vueltas.
Gerona tuvo que ser: un voto decisivo
La Cataluña rural inclinó la balanza hacia las filas secesionistas. Arrimadas se impuso en las regiones urbanas, modernas y abiertas. Los secesionistas se refugian en la 'Cataluña endins´, el interior de la región, las comarcas que encarnan el nacionalismo rancio y trasnochado, desconfiadas, xenófobas, de mayor nivel económico y espiritualmente amamantadas e ideológicamente engrasadas por los medios de comunicación públicos.
En el pulso entre Puigdemont y Junqueras, también ha pesado el territorio. Gerona ha sido clave, fundamental en el triunfo del expresidente que, al cabo, fue alcalde de la capital. Puigdemont logró 7 escaños en esta provincia en tanto que ERC logró sólo 4. El primero recibió 148.000 votos en tanto que el segundo apenas 78.000. Una victoria inapelable que no logró compensar Junqueras en Barcelona y Tarragona conde logró un escaño más que su rival en cada una de ellas.
El 'arreón' de Gerona, lesa especie de aldea gala del secesionismo, Puigemont quizás no sería ahora el líder espiritual de quienes defienden la DUI.
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