El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este martes con el anuncio de su invitación a los Reyes a una visita de Estado el próximo 21 de abril en Washington. Todo ello en plena refriega comercial entre ambos países y con las recientes críticas norteamericanas a la gestión del 'Delcygate' por parte del Gobierno de Pedro Sánchez.
El gesto de Trump con Felipe VI y la reina Letizia, y por extensión con España, es indudable. Se trata de la tercera visita de Estado que el primero organiza en la Casa Blanca desde que llegó al poder tras los precedentes del francés Emmanuel Macron en 2018 y el australiano Scott Morrison en 2019. Además, recibirá al Rey en el Despacho Oval por segunda vez tras la recepción de junio de 2018. En aquel encuentro, Trump se comprometió ante Felipe VI a visitar España, pero la promesa aún no se ha cumplido.
También recuerda a la invitación que le hizo George W. Bush a Juan Carlos I para visitarle en su rancho de Texas, cuando el presidente norteamericano se negaba a recibir o hablar con José Luis Rodríguez Zapatero en Washington tras la abrupta retirada de las tropas españolas de Irak. Trump y Sánchez apenas se han cruzado saludos protolocarios en cumbres de la OTAN y la ONU desde que el segundo llegó al poder hace un año y medio.
El anuncio de Trump se produce, además, justo en la recta final de su mandato, pues en noviembre se celebran elecciones presidenciales en las que aspira a la reelección. Con esta visita de Estado de Felipe VI se le cierran a Sánchez las puertas del Despacho Oval en este 2020 y el presidente del Gobierno deberá esperar al próximo inquilino de la Casa Blanca para realizar su primera visita oficial a la capital norteamericana ya que Trump se olvidará de la política exterior cuando entre en campaña electoral.
El ceremonial para este tipo de eventos es el más alto que organiza la Administración norteamericana a un mandatario extranjero y supone una distinción para el país invitado. Este tipo de visitas se negocian con meses de antelación al anuncio y en el caso español, el Ejecutivo de Sánchez ha tenido que supervisar y aceptar en último término este viaje de los monarcas a EEUU.
La primera reunión del secretario de Estado, Mike Pompeo, con su homóloga española, Arancha González Laya, el próximo viernes en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), servirá para refrendar en público el anuncio de ayer de la Casa Blanca, que supone una sorpresa ante los pasos que han dado Estados Unidos y España hacia la guerra comercial.
Los aranceles de EEUU
Trump ha impuesto aranceles a productos agroalimentarios europeos (incluidos españoles) en respuesta al contencioso entre Airbus y Boeing. Luego anunció aranceles del 35% a la aceituna negra española, aunque la decisión ha sido rechazada en primera instancia por un tribunal federal estadounidense. En todo caso, los dos asuntos se están gestionando a través de la UE y la OMC.
La escalada de tensión entre los Gobiernos de Sánchez y Trump ha ido este martes un poco más lejos, al confirmar el Ministerio de Hacienda su intención de aprobar "lo antes posible" la 'tasa Google', que afectará sobre todo a las grandes compañías tecnológicas estadounidenses que operan en España.
Se trata de una nueva provocación al presidente norteamericano, que ya ha mostrado su incomodidad con el viraje de la política exterior española. Su malestar ha ido in crescendo desde que Vozpópuli hizo público el encuentro en Barajas de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y también ante la posibilidad de que Repsol se quede con parte de la firma venezolana PDVSA.
Otro frente abierto es la decisión de Estados Unidos de prohibir la entrada en el país del consejero delegado y vicepresidente de Meliá, Gabriel Escarrer, en aplicación de la ley Helms-Burton. Un paso sin precedentes en las relaciones hispano-estadounidenses que fue desvelado por este periódico y que alcanza a un total de 14 personas de la cúpula de la hotelera española.
La Administración norteamericana también tiene interés por incrementar en un 50% su presencia militar en la base de Rota, según publicó en diciembre El País, con el fin de aumentar de cuatro a seis los destructores de la clase Arleigh Burke desplegados en la base gaditana, además de sustituir los actuales por buques más modernos dotados de helicópteros.
Estos cambios obligarían a modificar el convenio bilateral de defensa, para lo cual se necesitaría la autorización del Congreso de los Diputados por tratarse de un tratado internacional. Sin embargo, Washington aún no ha presentado una solicitud formal en este sentido.
La oportunidad de abril
Sánchez, por su parte, no ha tenido reparos en criticar en distintas ocasiones las políticas de Trump. Desde su discurso nacionalista y su proteccionismo comercial hasta su negación del cambio climático. En todo caso, todos estos contenciosos se podrán abordar y, eventualmente, solucionar durante la visita de los Reyes a la Casa Blanca.
La ministra de Exteriores -y posiblemente algún otro ministro- acompañará al jefe del Estado en su viaje a Washington y las puertas de la Administración Trump estarán más abiertas que nunca para el Gobierno español en esos días de abril. "Hay que aprovechar la oportunidad y que luego Sánchez vaya cuando pueda", resumió ayer a Vozpópuli un antiguo embajador español en EEUU.
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