Por primera vez en la historia de la democracia española dos grupos parlamentarios han vitoreado casi a la par a sus dirigentes al grito de "¡Presidente, presidente!". Primero, lo hacía el socialista desde su bancada. Tras finalizar la votación de la moción de censura presentada contra el Gobierno de Mariano Rajoy con 180 síes, 169 noes y 1 abstención en torno a las 11.30 horas de este viernes, los diputados del PSOE se han levantado para aplaudir al nuevo presidente.
Minutos después, el líder de los populares abandonaba el Palacio de las Cortes aupado por sus compañeros de partido que, visiblemente consternados, le esperaban a la salida para aplaudirle y dejar constancia de que Rajoy sigue siendo su "presidente". "¡Viva España!", ¡Qué injusto que te echen del Gobierno de una manera tan sucia!" o "¡Qué pena!" son algunas de las frases vertidas por un PP derrotado que seguía sin entender cómo Sánchez se convertía en el primer mandatario español que llega a Moncloa sin haber pasado por las urnas.
El líder del PP se marchaba del Congreso entre el cortejo fúnebre de los miembros de su equipo después de haber asistido a las dos horas más largas de vida política. Con paso acelerado, Rajoy entraba en el Hemiciclo poco antes de las 10.30 horas. El timbre -la melodía que avisa a los diputados del comienzo de las sesiones- había sonado hace una hora y media, pero teniendo en cuenta que el entonces presidente convirtió el receso de una hora de la jornada anterior en una sobremesa de más de siete horas, poco le importaba ya llegar tarde a un asunto con el que no parece estar de acuerdo.
La primera moción de censura que prospera. Y es en su contra. Ha acudido para votar no a Pedro Sánchez y para despedirse, de la manera más breve posible, de la Cámara: "Suerte a ustedes por el bien de los españoles". Pero la celeridad no le ha salvado de tener que escuchar los 180 votos a favor que el líder socialista tenía atados, entre ellos los del PNV, ni tampoco le ha evitado el cántico del 'Sí se puede' desde las filas de Podemos. Mientras el portavoz de los nacionalistas vascos ratificaba su sí, Rajoy miraba a la nada.
Los ministros y diputados populares se limitaban a votar en contra con gesto serio -alguno incluso ha dicho "no es no", en referencia a la famosa frase del secretario general del PSOE-, pero en la izquierda todo era efusividad. El secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar, y la portavoz de Unidos Podemos, Ione Belarra, se fundían en un abrazo cuando esta última ejerció su derecho al voto como diputada.
Un abrazo que, una vez terminada la votación, se traduciría en el 'sí se puede', contrarrestando con el ánimo de Rajoy y del resto de populares. Uno tras uno, iban abandonando la Cámara circunspectos. "Que no te vean llorar, que es lo que quieren", le decía una diputada a otra. Algunas, incluso, salían de la sesión con las gafas de sol por los pasillos. En torno a las 12.30 terminaban las dos últimas horas de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y había que organizar el cortejo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación