Política

Una negociación por WhatsApp, la tensión de Clavijo y las lágrimas de Valido: así fracasó la Ley de Extranjería

El presidente de Canarias exploró la posibilidad de un acuerdo en el Congreso hasta el último momento. En el PP defienden que sus cuatro exigencias eran "muy asumibles" por el Gobierno

En algún momento de la mañana de este martes, el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, comenzó a retorcerse en la butaca del palco de invitados del Congreso. Abrieron el pleno Luc André Diouf, el primer diputado de origen senegalés, llegado al archipiélago con un visado de turista en 1992 y permanecido de manera irregular en España durante algún tiempo; y María Guijarro por parte del PSOE. "El PP, por un puñado de votos, no puede caer en asumir los bulos y las mentiras de Vox", dijo Diouf, echando bencina sobre la posibilidad de un acuerdo. Siguió Nahuel González, de Sumar, que desempolvó la Biblia para tratar de poner a la formación de Santiago Abascal frente al espejo con un par de versículos de San Mateo.

Hasta que a las 10:37 horas llegó el turno de Cristina Valido, la única diputada de Coalición Canaria (CC). Durante su discurso, genuinamente sentido, Valido esbozó las mismas lágrimas que, casi seis horas después, ya en la hora del café, estuvieron a punto de brotar ante un nutrido grupo de periodistas. "Yo no tengo discurso para decir que no ha prosperado la Ley de Extranjería", se sinceró la diputada canaria, habida cuenta de que parte del caudal político de CC pasa por solucionar una crisis migratoria que podría agravar aún más el verano.

"Si en las próximas horas no hay acuerdo, pediré que no se vote, que siga sobre la mesa y sigamos hablando. No voy a explicar en Canarias que el Congreso no es capaz de trabajar en materia migratoria, reformar la ley y adaptarse a la nueva situación", añadió. Como hicieron Míriam Nogueras, de Junts, y Ana Alós, del PP, poco después: pedir que se retirara la toma en consideración de la norma. Con todos los ministros reunidos en el Consejo, nadie escuchaba en el banco azul. Eran casi las 11 cuando apareció la primera de los 22, Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia y una de las partes implicadas en la negociación.

Tras la intervención de Valido, y con Clavijo saltado a la arena de la negociación en el Foro el día que Morante reapareció triunfal en Santander –"está negociando con PSOE, PP y Junts", decían en CC–, el pleno sonaba por las televisiones como una letanía. Algo parecido a la Lotería de Navidad. Lo importante se libraba en los despachos. "Vamos a pelear hasta el final. Hay que esperar, pero todavía hay opciones. Vamos a intentar hasta el último segundo que haya un acuerdo", insistían todas las fuentes de CC consultadas cuando la votación ya se daba por perdida. "Más moral que el Alcoyano, ¿no?", preguntaba Vozpópuli a tres de los principales colaboradores de Alberto Núñez Feijóo. La sonrisa dibujaba el 'sí' a la pregunta.

"Había propuestas del PP"

Y es que la negociación murió en la orilla a las 9:30 de la mañana. Fue a esa hora cuando el portavoz popular en el Congreso, Miguel Tellado, mandó el último mensaje de WhatsApp al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres. Es a través de esa vía donde se ha librado, principalmente, la negociación entre ambos durante las dos últimas semanas. Tellado, como haría después Alós desde la tribuna, solicitó al ministro que retirara la ley. La posibilidad de una prórroga para negociar. El Gobierno, no obstante, asumió la derrota y siguió adelante conforme al plan previsto.

¿Por qué? La lectura es unánime en Génova: para meter al PP en el mismo saco que Vox. "Ha sido un intento fallido de tensionar al Gobierno de Canarias [CC y PP]", añadían desde la sala de máquinas en conversación con este periódico. Para entonces, el PP había rebajado de seis a cuatro sus exigencias: la convocatoria inmediata de una Conferencia de Presidentes monográfica para abordar la cuestión migratoria; la declaración emergencia migratoria a nivel nacional; el compromiso de financiar la acogida de los menores inmigrantes no acompañados (menas) hasta los 18 años y no sólo durante el primer año en España, para aliviar a las CCAA; y la garantía de que una mayor financiación autonómica. "Cuatro puntos muy asumibles", a juicio del PP.

Fuentes del Ministerio de Política Territorial niegan la mayor y dan la vuelta a la tortilla. "Hemos hecho el esfuerzo y hemos escuchado sus propuestas. Lo de hoy no era admitir a trámite la ley, es decir, que se empezara a hablar. Hay propuestas del PP que están incluidas desde el primer borrador", sostienen desde el entorno más próximo a Ángel Víctor Torres.

"El PP pidió una Conferencia Sectorial y no sólo la convocamos, sino que la adelantamos [en referencia a la reunión entre las CCAA celebrada en Tenerife el pasado 10 de julio], y activamos una proposición de ley urgente como nos pidió el Gobierno de Canarias [cuyo vicepresidente es el popular Manuel Domínguez]", defienden los guiños dados al principal partido de la oposición. ¿Y por qué no se buscó el apoyo de Junts? Según explican estas últimas fuentes, porque querían que el texto incluyera las competencias de inmigración para Cataluña.

Desde el Ministerio de Juventud e Infancia que dirige Rego, cuota de Sumar en el Ejecutivo de coalición, defienden la misma tesis. Como ha sabido este periódico, Rego se puso en contacto con Borja Sémper para solicitar una reunión con el PP. Los populares defienden que este contacto fue "hace varios días", alejado de la última espiral negociadora. El portavoz nacional de los populares la derivó a Tellado y Alós, los interlocutores autorizados por Feijóo. Si bien es cierto que el PP no corrió presto a coger el teléfono, también lo es que Rego ni siquiera se conectó a la reunión telemática a la que convocó a la responsable popular de Igualdad y Conciliación. "La ministra ha considerado que con mandar a un secretario de Estado y un jefe de gabinete para convencer al PP era suficiente", lamentaban fuentes de Génova a última hora de la tarde del lunes.

Ya con el Sol en el ocaso de la Carrera de San Jerónimo, cuando se votaron millones de cosas inabarcables para un sólo cronista –por algo se llamó a lo de ayer superpleno– el chasco del Gobierno provocó diferentes titulares. Hubo quien apuntó a Junts, como este periódico, habida cuenta de que forma parte de la "mayoría progresista" que tan a gala lleva Pedro Sánchez. También quien elevó al titular sólo al PP, por la hipótesis de tener que ceder sí o sí ante una cuestión de Estado. Y quien apuntó a ambos. Pero también quienes metieron en la ecuación a Vox, cuyos 33 diputados pasaban por allí, con sus gobiernos autonómicos con el PP recién rotos por el asunto.

No obstante, en el carrusel de votaciones, el problema ya era otro para Sánchez. Y también provocado por Junts. La negativa de la formación de Carles Puigdemont a aprobar los objetivos de déficit y de deuda para el bienio 2025-2027, que son el primer paso hacia unos nuevos Presupuestos Generales del Estado.

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