El ex primer ministro francés y candidato a gobernar Barcelona, Manuel Valls, ha afirmado este lunes que si tras las elecciones municipales de 2019 no logra ser alcalde, dejará la política pero se quedará a vivir en la capital catalana.
"Sí, sin duda", ha contestado Valls, en una entrevista con las cadenas de televisión francesas BFMTV y RMC, cuando le han preguntado si dejaría la política en el caso de no obtener la Alcaldía de Barcelona. Según ha explicado, trasladarse en Barcelona es para él "una opción de vida", y por eso, aunque no alcanzase su objetivo político, se quedaría a vivir en la ciudad.
Por otro lado, ha manifestado que no considera un fracaso marcharse de Francia para continuar su carrera política en España, y ha recordado que, además de primer ministro, ha sido ministro del Interior, alcalde de Évry y diputado.
Ni fracaso ni traición
"No puedo ver como un fracaso una trayectoria como esta", ha dicho Valls, que ha indicado que este martes renunciará a su acta en la Asamblea Nacional por el departamento de Essonne. Además, ha defendido su decisión de hacer política en Barcelona, señalando que es su ciudad natal, que tiene la doble nacionalidad, española y francesa, y que esta última la adquirió a los 20 años.
En su opinión, tenía que aprovechar la "oportunidad única" que surgió cuando le animaron a concurrir a las elecciones municipales en la Ciudad Condal. "No traiciono a nadie", ha subrayado cuando le han preguntado por quienes le votaron para ser diputado pro Essonne.
Valls, que fue nombrado primer ministro en 2014 por el entonces presidente de Francia, el socialista François Hollande, ha insistido en que es "un candidato independiente" que se presenta a los comicios con una plataforma que reúne a "personas procedentes de todos los sectores de la vida económica y cultural" de Barcelona.
Tras destacar que el director de su campaña electoral es un antiguo colaborador del socialista Pasqual Maragall, expresidente de la Generalitat de Cataluña, ha añadido que además está respaldado por Ciudadanos, "el primer partido de Cataluña", al que ha descrito como "un partido muy progresista" en cuestiones como el aborto, la gestación subrogada o el matrimonio homosexual y que "está en contra del independentismo y de la corrupción".
"Las etiquetas de izquierda y derecha en este gran espacio de centro son etiquetas que hoy en día me parecen del mundo antiguo", ha afirmado, asegurando también que "muchos de los líderes" de Cs en Barcelona "proceden del socialismo".
Contra "el populismo y la demagogia"
El ex jefe del Gobierno francés ha explicado que en Barcelona se quiere ocupar de asuntos relativos al alojamiento, la contaminación, la seguridad, la cultura, el transporte, la economía o la imagen de la ciudad, pero también quiere librar una batalla contra "el populismo y la demagogia".
Cree que esa batalla existe también a nivel europeo y que Barcelona es "una de las ciudades que mejor simboliza Europa", donde, a su juicio, hay que defender ese espacio de "civilización, progreso, libertad, respeto, Estado de Derecho y sociedad civil" que ahora mismo "está en peligro".
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