Un atril negro con el lema "Valls BCN 2019". De fondo, una imagen de las típicas baldosas hidráulicas modernistas de Barcelona. El lugar, el Centro de Cultura Contemporánea. Y una frase, en catalán y castellano: "Sí, quiero ser el próximo alcalde de Barcelona". Así ha anunciado Manuel Valls su candidatura al Ayuntamiento de la capital catalana. Valls, que ha hablado casi íntegramente en catalán, ha hecho un discurso medido, integrador pero contundente, y europeísta, y ha dejado puertas y ventanas abiertas al resto de fuerzas constitucionalistas.
El ex primer ministro francés ha subrayado que es un candidato independiente y que encabezará una plataforma ciudadana en las elecciones municipales del 26 de mayo del 2019. Valls agradece el apoyo de Ciudadanos, pero ha dejado claro que no renuncia a que el PSC y el PP se suban al barco. "Queda tiempo", ha dicho.
Valls llega a la política española después de ser ministro del Interior y primer ministro en Francia. El movimiento es inédito en Europa. Valls ha anunciado que dimitirá de todos sus cargos en el país vecino para instalarse en Cataluña. Es un proyecto a largo plazo. Una opción de vida, según sus propias palabras. "Pase lo que pase me quedo en Barcelona", ha asegurado Valls para dejar claro que si pierde las elecciones permanecerá en la oposición. "No es un sacrificio. Me produce una gran ilusión".
Tengo la fuerza, la experiencia, la capacidad de gestión, las ganas y la ilusión necesarias para liderar un proyecto de cambio en Barcelona"
"Barcelona se deteriora"
Valls ha estructurado su discurso en varias partes. El candidato a alcalde ha hecho una introducción muy personal, en la que ha recordado a su familia y su vínculo con Barcelona. De sus padres, ha dicho, aprendió el catalán como lengua materna. Su padre Xavier Valls fue un pintor que se afincó en París en 1949. Ha recordado los encuentros de su familia con las más destacadas figuras de la cultura y también la política catalana como Sentís y Maragall.
Valls, consciente de que va a ser atacado por ser "de fuera", ha asegurado que nunca se fue. En el acto estaba presente su hermana Giovanna, con la que tuvo un encontronazo en las redes sociales por los ataques del político francés al proceso separatista. Los dos han hecho las paces.
"La relación emocional con este ciudad es importantísima desde siempre", ha dicho. "Mi compromiso político contra toda forma de totalitarismo y la cultura son la herencia que he recibido".
Valls asegura que la Barcelona vibrante y abierta que conoció está en peligro y se deteriora a toda velocidad
La segunda parte de su intervención ha sido una crítica feroz a la gestión de Ada Colau. Valls ha asegurado que la Barcelona vibrante y abierta que conoció está en peligro y se deteriora a toda velocidad. Ha atacado la política de vivienda, la gestión el turismo y ha cargado contra la falta que de seguridad, que en su opinión provoca violencia en los barrios. "No podemos permitir que el nombre de Barcelona se asocie a narcopisos o el top manta", ha dicho. "La seguridad es un principio básico para la convivencia".
Después de reivindicarse como un defensor de la cultura o las políticas medioambientales, Valls ha insistido mucho en que su proyecto es "para todos". En su única alusión directa al independentismo, ha dicho que el proceso separatista ha tratado de empequeñecer la ciudad y convertirla en lo que no era, provocando además la fuga de miles de empresas. El candidato ha explicado que Barcelona y su área metropolitana, con la que quiere trabajar intensamente, constituyen una "ciudad-Estado" y que su objetivo es convertirla en la capital del Sur de Europa y del Mediterráneo.
"La ciudad merece ser gobernada pensando en ella misma y no en otros proyectos", ha señalado. "La confrontación constante y la utilización del espacio público del separatismo excluyen muchos barceloneses, sino a la mayoría, que no se sienten identificados".
Mi compromiso político contra toda forma de totalitarismo y la cultura son la herencia que he recibido de mi familia"
"Ganas e ilusión"
La referencia al espacio público es quizá el único guiño a Ciudadanos de todo el discurso. El partido naranja es el único que le ha apoyado hasta el momento y que ha renunciado a presentarse a las elecciones. Valls se lo ha agradecido, pero ha dicho que no renuncia a sumar a otras fuerzas políticas a su plataforma. Partidos, eso sí ha matizado, que respeten la Constitución y el Estatuto.
Tal y como adelantó el martes Vozpópuli, Valls ha tendido la mano al espacio del PSC. Ha recordado a Maragall, a Felipe González, el espíritu de los Juegos de Barcelona 92 y se ha definido como un hombre de izquierdas siempre vinculado al socialismo. Valls no ha dado detalles sobre su plataforma ni quienes la integrarán, mientras intenta aglutinar más fuerzas políticas a su proyecto.
"Tengo la fuerza, la experiencia, la capacidad de gestión, las ganas y la ilusión necesarias para liderar un proyecto de cambio", ha asegurado.
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