Desde hace apenas tres meses, don Juan Carlos (Roma, 81 años) dejó de aparecer en la agenda de la Casa Real. Desde el pasado 2 de junio no aparece ya en la agenda de la Zarzuela. En una misiva a su hijo, le transmitía su decisión de "completar su retirada de la vida pública". Desde entonces, el Rey Emérito ha desarrollado una intensa vida privada, con actos, competiciones y desplazamientos, siempre al margen de los actos oficiales de la Casa.
Don Juan Carlos sigue ostentando el título de Rey. No es, oficialmente, ni 'Rey Emérito' ni 'rey padre'. Simplemente, Rey. Sigue formando parte de la Familia Real española (sus hijas, Elena y Cristina, fueron despojadas de esa condición), pero ya no ostenta representación oficial de la Corona. Desde el 2 de junio, al cumplirse los cinco años de su abdicación al Trono, vive en esa especie de limbo institucional, de pensionista en la Zarzuela.
No tiene agenda pública pero mantiene viva una intensa agenda privada. Desde su definitivo paso al costado, no ha dejado de participar en todo tipo de actos y eventos. Don Juan Carlos, pese a sus problemas de salud, con nueva visita al quirófano por problemas de corazón, no para. Ha protagonizado un verano muy intenso. Participó en una regata en Sangenjo, en la que estuvo presente doña Sofía. Fueron unas jornadas muy vivas en el Club Naútico de la localidad, donde tiene su base la embarcación del Rey Emérito. También se trasladó a Finlandia, donde se alzó con el Campeonato Mundial de Vela con su Bribón 500, la nave en la que practica uno de sus deportes favoritos. Allí estuvo acompañado de su hija la infanta Elena, con quien también había aparecido en las Ventas, en la presentación de los carteles de San Isidro, junto a sus nietos Felipe Froilán y Victoria.
Ha estado también en Mallorca, como manda la tradición, donde acudió a las instalaciones de la Academia de Tenis de Rafael Nadal en Manacor, en compañía de doña Sofía, y allí almorzó junto al gran deportista y su prometida. Un frenesí de actividad estival, pese a que ya estaba programada su intervención quirúrgica desde el pasado 12 de junio. En su revisión médica actual, se decidió llevar a cabo esta operación de cirugía cardíaca.
Aniversario de la Constitución
Don Juan Carlos decidió hace cinco años abandonar el timón del Estado, para evitar el naufragio de la Institución, severamente damnificada por los escándalos de la última etapa de su reinado. Desde entonces, ha participado activamente en todo tipo de encomiendas de la Zarzuela, en especial en representar a la Corona en actos de todo tipo. Pese a sus enormes dificultades de movilidad, nunca dijo que no. Su obsesión era participar activamente en la celebración de los 40 años de la Constitución española, actos en los que su hijo le reservó un papel protagonista. "Ahí cerró el capítulo de sus días oficiales y decidió pasar página", dicen en fuentes familiares.
Ni quiere dar que hablar, ni pretende protagonismo alguno, y ya huye de ser un problema, comentan estas fuentes. Don Juan Carlos ha decidido eclipsarse de la primera línea de la representación social, y dedicarse tan sólo a cumplir con sus aficiones, sus compromisos personales y sus reuniones familiares. Vive en ese limbo sin responsabilidad alguna, sin deberes oficiales ni responsabilidades institucionales. Conversa mucho con su hijo, quien le demanda algún consejo. Ambos departen con frecuencia.
El crepúsculo de un Rey comienza cuando abdica. Doña Sofía le había asegurado a Pilar Urbano, en un muy comentado libro, que un Rey nunca se jubila, porque los reyes mueren en el trono. Don Juan Carlos decidió dar el paso, en una iniciativa inesperada y sorprendente, hace cinco años. Hace ahora algo menos de tres meses, completó esa iniciativa y se liberó de todo tipo de compromisos institucionales. Sigue siendo Rey, pero en un limbo monárquico y sin precedentes.
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