Los hijos siguen siendo un factor determinante a la hora de verbalizar o denunciar casos de violencia de género. Según un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, elaborado por la fundación Igual a Igual, a partir de una macroencuesta a más de 1.200 víctimas, el 30% de las mujeres entrevistadas se atrevió a dar el paso al percibir "que los hijos ya se estaban dando cuenta de la violencia en el hogar".
Además, el informe refleja que un 23% atrasó la solicitud de ayuda porque pensaba que no podría salir adelante con las cargas familiares que tenía en ese momento y un 6% lo postergó hasta que consideró que sus hijos ya eran "mayores y más autónomos". Por otro lado, cuanto mayor es el número de hijos, más tiempo tardan en contar la situación de malos tratos. Así, las mujeres con tres o más hijos, emplean una media de 12 años y 2 meses en verbalizar su situación y/o denunciar, y las que tienen dos hijos, tardan unos 10 años y 2 meses.
En consonancia con estos datos, el menor tiempo empleado es para el grupo de mujeres que no tienen descendencia, que emplean 3 años y 5 meses en romper el silencio. Si para un 30% de víctimas el hecho de que los hijos se enteren de la existencia de malos tratos fue la razón para expresarlo, un 11% de mujeres reconoce que el miedo a la reacción de estos fue la causa para postergar el tiempo de verbalizar su situación y denunciar o pedir ayuda a los servicios especializados.
Pese a la gran influencia que suponen los hijos, estos no son la principal razón por la que las víctimas de violencia machista se disponen a denunciar la situación. De hecho, de acuerdo al estudio, para el 54% de las entrevistadas el principal motor que las empuja a ello es el hecho de encontrarse psicológicamente muy dañadas. Como segunda razón, citada por un 41%, aparece "las características de la última agresión".
Entre las causas que impiden o retrasan que una mujer salga de la situación de violencia de género destaca, con un 50% de las respuestas obtenidas, "el miedo a la reacción del agresor"
Entre las causas que impiden o retrasan que una mujer salga de la situación de violencia de género destaca, con un 50% de las respuestas obtenidas, "el miedo a la reacción del agresor" y, con un 45% el hecho de creer que podía resolver el problema sola.
Un 36% de las mujeres entrevistadas apuntan que ni siquiera "se reconocían como víctimas" y un 32% dice que se sentía culpable y responsable de la situación. El 29% se sentía pena por el agresor y un 28% justifica el retraso en romper el silencio en "la falta de recursos económicos y la vergüenza a contar lo sucedido".
Las más jóvenes denuncian antes
Del estudio se desprende que las mujeres víctimas de violencia de género, tanto si tienen descendencia como si no la tienen, tardan una media de ocho años y ocho meses en verbalizar su situación y expresar la violencia que sufren, ya sea contándolo a trabajadores de los servicios de ayuda a la mujeres víctima de esta violencia, o bien interponiendo denuncia contra su agresor.
Casi la mitad, el 45%, empezó a sufrir la violencia siendo soltera, el 37% estaba casada, el 10% era pareja de hecho del agresor, el 1% se había separado, el 5% divorciado y otro 1% estaba en trámite de separación. Según el informe, el 98% mantenía la situación de pareja tanto cuando comenzó a sufrir la violencia como cuando denunció.
El 74% convivía con el agresor cuando empezó a padecer el maltrato, el 43% vivía entonces con sus hijos, el 21% sufrió violencia en la infancia y un 27% fue testigo de ella. Además, una de cada cinco víctimas ha sido maltratada por más de una pareja. Los datos reflejan que las menores de 35 años son las que reaccionan antes mientras que las mayores de 65 son las que más tardan. Es decir, las mujeres denuncian antes cuanto más jóvenes son.
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