El polémico policía José Manuel Villarejo, actualmente en prisión, amenazó por carta a los responsables de la Policía ya en 1995 con revelar una serie de trabajos que había hecho durante el tiempo que estaba en excedencia y posteriormente en lo que describe como una “situación atípica” tras su reincorporación al Cuerpo. De este modo trató de evitar que le cesaran de su puesto en la Comisaría General de Información en la que prestaba servicios.
“Que la persecución de la que me siento objeto me parece ‘kafkiana’ y por supuesto intolerable, que dado mi grado de responsabilidad no deseo, en principio, dar cuenta, ni publicidad de todos y cada uno de los trabajos que antes excedente y después en la situación atípica en activo he realizado para el Ministerio del Interior”, decía en ese documento al que ha tenido acceso 'Vozpópuli' y que lleva la fecha del 16 de enero de 1995.
Según esa carta, esos trabajos tenían una “naturaleza reservada y delicada”. Este periódico desvela este martes una conversación que mantuvo diez años después en la que aseguraba haber pactado 80 millones de pesetas de los fondos reservados a cambio de realizar labores como el espionaje sobre el editor y director de Vozpópuli, Jesús Cacho, y el entonces director del diario 'El Mundo' y actualmente en 'El Español', Pedro J. Ramírez.
En la carta explicaba que, estando en excedencia, se le informó de un proyecto para crear una Brigada Central de Inteligencia encargada de la "captación y análisis de información pura", en la que se le ofreció participar porque se necesitaba personal "de confianza" que realizara actividades "aparentemente al margen de la Comisaría General de Información y que dispusiera de infraestructura en funcionamiento, empresas, negocios dedicados a las más diversas actividades".
Villarejo permaneció diez años en excedencia (1983-1993) donde fundó un entramado de empresas. En la misiva precisaba que con la oferta de que volviese a la Policía lo que pretendían era "compensarle, en parte, una importante deuda nunca abonada". Finalmente fue destituido, pero se negó a firmar su cese, razón por la que se le abrió un expediente disciplinario. Villarejo recurrió ante la Justicia ordinaria, que cuatro años después le dio la razón.
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