Política

Una voladura "controlada" que agrieta Vox: rebelión en Extremadura, Castilla y León y temor por Baleares

La decisión de Vox puede parecer improvisada, o fruto de un órdago que se les "ha ido de las manos", como indican desde el PP. Pero lo cierto es que es un movimiento muy estudiado, como casi todos en el partido de Santiago Abascal

Ignacio Higuero, Gonzalo Santonja, Gabriel Le Senne y Santiago Abascal
Ignacio Higuero, Gonzalo Santonja, Gabriel Le Senne y Santiago Abascal / Susana Crespo

La ruptura de los gobiernos autonómicos de PP y Vox por decisión unilateral de la formación de Santiago Abascal ha generado un efecto sísmico en las placas tectónicas de su partido. En Bambú hablan de detonación "controlada". Eran conscientes de que la decisión no iba a ser aceptada por todos los consejeros y altos cargos de la formación, y que se iban a generar grietas internas. La tormenta estaba asegurada y "hay que aguantar el chaparrón".

En el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) previo al anuncio de la ruptura de gobiernos ya hubo voces discrepantes con la estrategia gestada en el núcleo del cuartel general de Vox. Uno de los que se opuso con más elocuencia a este movimiento fue el ya exvicepresidente de la Comunidad Valenciana, Vicente Barrera. También hubo contrarios a la decisión en la reunión del Comité de Acción Política (CAP) del lunes, como apuntan a Vozpópuli fuentes de Vox, aunque el apoyo a la voladura fue mayoritario. Algunos consideraron que era preferible estudiar caso por caso en lugar de romper al unísono todos los acuerdos de gobierno.

Estudios de Vox secundan su decisión

La decisión de Vox puede parecer improvisada. O fruto de un órdago que se les "ha ido de las manos", como indican desde el PP. Pero lo cierto es que es un movimiento muy estudiado, como casi todos en el partido de Santiago Abascal. La formación cuenta con datos demoscópicos que demuestran que las bases del partido apoyaban la ruptura de gobiernos autonómicos por la aceptación de más menores no acompañados ('menas'). Algo que ha empujado de manera definitiva a una decisión que, insisten, se tomó "por principios".

Una rebelión y un relevo generacional

Las rebeliones de las que hemos sido testigos requieren de un análisis pormenorizado. Uno de los casos que ha despertado viejas inquinas y conflictos en Vox es lo ocurrido con el consejero díscolo de Extremadura. Ignacio Higuero, consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural, dijo el jueves que haría lo que le mande su presidente -Abascal-, y un día después anuncia que se desafilia de Vox y se suma al equipo de la presidenta popular María Guardiola.

Un tránsfuga pata negra que ha removido críticas internas hacia los responsables de su colocación. "Detrás de las colocaciones como Higuero están Santiago Abascal, Ángel López Maraver, Ignacio Hoces, Jorge Buxadé y Montserrat Lluis. Con Kiko Méndez Monasterio, claro", señalan fuentes próximas a Vox.

El hombre fuerte en Extremadura antes del 23-J era Víctor Sánchez del Real, diputado que fue depurado por la dirección de Vox por discrepancias en materia internacional y roces con los mandamases. Viendo lo que ha ocurrido con Higuera, muchos han echado en falta una figura como la de Sánchez del Real en la región extremeña, que tiende a ser abandonada en general en el ámbito político.

La otra rebelión esperada era la de Gonzalo Santonja en Castilla y León, quien se encuentra al frente de la Consejería de Cultura. Fuentes del partido ya apuntaban días antes de anunciar la decisión que sería uno de los "jetas".

"Es un partido en construcción. Se ha fichado a gente de aquí y allí, algunos exmiembros del PP, porque no había suficiente donde elegir en algunas regiones. Tampoco estamos hablando de cualquiera, son personas con una formación y trayectoria dilatada, pero te pueden salir rana", habla una voz del partido.

Vox es un partido que se dirige cada vez más a los jóvenes, y en las entrañas de la formación se nota el relevo generacional. "Es un partido para generaciones jóvenes. Para los Alejandro Nolasco (exvicepresidente de Aragón), Juan García Gallardo (exvicepresidente de Castilla y León)… Los consejeros más veteranos no se enteran del No-Do. Son peperos de la vieja escuela, creen que Vox es el PP de José María Aznar y no entienden el discurso", apuntan en Vox.

La incógnita balear

Una de las consecuencias sísmicas más temidas en Bambú es que se vuelva a encender el polvorín balear. La ruptura de gobiernos pasa también por la retirada del apoyo parlamentario al PP en Baleares, lugar donde Vox ha vivido la mayor crisis interna desde las elecciones autonómicas.

El secretario general del partido, Ignacio Garriga, se ha involucrado en múltiples reuniones para apaciguar los ánimos y llegar a un consenso después de que cinco diputados se unieran para echar del grupo parlamentario al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, y a la presidenta de Vox Baleares, Patricia de las Heras.

Fuentes de Vox en Baleares apuntan a este periódico que la dirección no ha contactado aún con la formación para saber en qué se traduce esta retirada del apoyo parlamentario al PP. "Suponemos que ahora será la oposición será más agresiva. De momento no sabemos qué posición mantendremos, ni qué efectos prácticos tendrá en Baleares", apuntan.

Sin embargo, este nuevo escenario podría suscitar nuevas rebeliones en el grupo parlamentario. Una de las cabezas que puede caer es la de Le Senne, de quien Bambú hizo una defensa cerrada después de que rompiera la imagen de una víctima de la guerra civil en el transcurso de un pleno. Més per Mallorca ha registrado una iniciativa en el Parlament para echar a Le Senne de la Presidencia parlamentaria. Si el PP se posiciona con la izquierda tras la ruptura con Vox, el partido de Abascal podría perder otra institución. Francina Armengol ha ofrecido a la presidenta del PP balear, Marga Prohens, quitar a Le Senne por un miembro de los populares.

Aguas turbulentas en la política de derechas española. Una detonación "controlada" que generará ruido en el corto plazo y en el largo, quizás, el silencio de quienes ocupan un asiento en la oposición. Aunque en Bambú confían en su jugada a largo plazo, en que un hartazgo cada vez más generalizado contra la inmigración ilegal y la inseguridad auparán a Vox a posiciones de oro o plata electoral al nivel de sus socios europeos. El tiempo lo dirá.

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