Vox decidirá este jueves si rompe con el PP en las 5 comunidades autónomas en las que gobierna. El órdago de Santiago Abascal llega a su punto límite. La decisión, gestada en el cuartel general del partido, deberá ser asumida por las regiones autónomas. En algunos sectores de la formación dan por hecho la ruptura con el PP. "No era un farol. El gobierno está roto", aseguraba un alto cargo de la formación a Vozpópuli horas antes de la reunión interna de Vox. El partido convoca este jueves al Comité Ejecutivo Nacional con carácter urgente para “acordar los próximos pasos” y acusa a Feijóo de obligarles a romper los pactos de gobierno regionales.
En el partido de Abascal son conscientes de que si toman la decisión de romper los gobiernos autonómicos les hará daño en el corto plazo, pero creen que puede ser beneficiosa en el largo. "Si aceptamos el reparto vamos a quedar fatal", explican fuentes del partido, que señalan que esta acción, de tomarse, no respondería a ninguna estrategia electoral, sino a "principios".
Vox considera que si no reaccionan al reparto de 'menas' los votantes les van a echar en cara que "para qué están". Si se rompen los gobiernos, Vox volverá a hacer oposición, "donde el mensaje puede ser más directo que hasta ahora".
Subrayan que la decisión se tomaría por una "cuestión de principios. No es una estrategia. Esto da muestra del carácter propio de Vox. Frenar la inmigración ilegal es nuclear para el partido". Esta cuestión es una línea roja para los de Abascal, un asunto clave que puede llevarles a la Moncloa algún día como está ocurriendo en otros países de Europa. "Esto no es una discusión sobre el IRPF, esto es un asunto clave para el partido".
Fuentes de Vox apuntan, además, que "Abascal está dispuesto a volver al banco y al megáfono", como aquellos tiempos en los que el partido no contaba casi con apoyos y el presidente predicaba la buena nueva en plena calle en Sevilla.
¿Rebeliones en Vox?
La decisión gestada en Bambú será asumida por las comunidades autónomas, aunque no sin dolor. Fuentes autonómicas reconocen que los gobiernos de coalición funcionaban razonablemente bien. El camino que se abre en estas CCAA si Vox rompe los pactos con el PP es el de gobiernos en minoría de los populares que tendrán que pactar el apoyo de Vox en las votaciones parlamentarias.
La ruptura de los gobiernos pasaría por la dimisión de consejeros y vicepresidentes de Vox en las distintas comunidades autónomas, algo que requiere que cada uno presente motu proprío esta decisión. Podría darse el caso de consejeros rebeldes que se nieguen a dimitir y que lleguen a un acuerdo con los populares para que las presidencias autonómicas no les cesen. En Bambú no temen rebelión alguna, y creen que las regiones cumplirán con la decisión de Abascal y la dirección del partido.
Son conscientes de que estar en la oposición desgasta más que estar en el gobierno, pero Vox cree que su momento llegará como ha ocurrido con socios europeos.
Un sector de la dirección del partido aboga por estudiar cada caso con detenimiento en vez de romper con los cinco al unísono. "Yo creo que cada comunidad tiene circunstancias anteriores a nuestra entrada en el Ejecutivo. Hay que valorarlo salvo que se den directrices contrarias. Pero lo cierto es que hay mucha presión interna de muchos sectores. La dirección nacional se inclina por romper con todos a la vez", apunta una voz del Comité de Acción Política (CAP).
Vox ha hecho casus belli con los menas y la inmigración ilegal, y no tiene fácil dar marcha atrás. "Va a ser un tema político para los próximos años. En las conversaciones internas se decidió ir hasta el final y así va a ser".
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