¿Quién se cargó, 'in extremis', el acuerdo de Murcia? ¿Quién dio la orden en Vox para dinamitar el pacto? Pregunta sin respuesta. Una incógnita más en el arduo proceso negociador del centroderecha. Todo parecía listo para el acuerdo. Santiago Abascal y Pablo Casado, antiguos compañeros de partido, incluso seguían en comandita la sesión de investidura de Murcia. Dirigían los hilos desde Madrid. Nadie aclaró si estaban en un bar, en la sede de Génova o en el despacho de Vox. Pero estaban en contacto y de acuerdo.
En esa tarde del 5 de julio, nadie esperaba sorpresas. López Miras iba a ser investido presidente de la región. El aspirante del PP pronunció un discurso muy medido y hasta pactado, en el que se deshizo en elogios hacia la actitud tanto de Ciudadanos como, muy en particular, de Vox. Las tres derechas, en sintonía, pese a los momentos de tensión vividos por la mañana.
Charla de café
Los delegados murcianos de las tres fuerzas se habían reunido durante cinco horas, algo que exigía el partido de Abascal. No hubo problemas en ese encuentro hasta que Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario de Cs, declaró desde Madrid que "no es una reunión negociadora sino una charla de café". Entonces, los de Vox, ofendidos e indignados, optaron por levantarse de la mesa. "Cinco horas no es un charla de café", protestaron los del PP.
Esa tormenta matutina se esfumó por la tarde en la reunión aún inexplicada entre Casado y Abascal. Todo parecería fluir con normalidad hasta que, en su turno de intervención, Juan José Liarte, portavoz de Vox, desveló que no le entregaría sus votos a López Miras. La asamblea murciana se quedó pasmada y muda. Patada al tablero y vuelta a empezar.
¿Qué ocurrió para lo que a las 19:20 parecía un acuerdo definitivo, minutos después saltara por los aires. ¿No estaban Abascal y Casado codo con codo? Fracasada la sesión, García Egea, negociador del PP, se lanzó a los micrófonos en tono enfurecido, habló de la 'ultraderechita' y recordó que Abascal les había prometido esa misma tarde que votarían a favor. Misterio sin resolver. ¿Qué pasó en esos diez minutos fatídicos?
Sinvergüenza y otros tuits
Nadie ha respondido a ese interrogante con una explicación razonable. Muchos miran a Iván Espinosa de los Monteros, el dirigente de Vox que conduce las negociaciones a nivel nacional. Murcia y Madrid han sido el escenario del bloqueo, donde Vox ha querido mostrar músculo, donde le ha plantado cara a Ciudadanos. Donde, incluso, ha incurrido en el insulto. "Acojonado, sinvergüenza, lameculos", insultaba Vox a Albert Rivera desde la cuenta oficial de Twitter del partido.
Nada parecido ocurrió en Andalucía, donde el pacto de Gobierno entre las tres fuerzas del 'bloque del cambio' se desarrolló sin mayores problemas. Recuerdan en el PP que entonces eran Javier Ortega Smith y Francisco José Contreras quienes llevaban las riendas de las negociaciones por parte de Vox. Ambos no han aparecido en esta ronda. Es Iván Espinosa el gran controlador de los pactos. Su esposa, Rocío Monasterio, dirige personalmente los de Madrid.
"Hay otro tono, es todo más complicado", reconocen en el PP, donde subrayan la intemperancia de este nuevo equipo negociador. En Andalucía, donde García Egea dirigía el operativo de los populares, con Juanma Moreno por la parte regional, hubo complicaciones pero en buen tono. "Ahora son faltones, despreciativos", comentaban en Génova.
Una fórmula para Madrid
El bloqueo se adivinaba eterno cuando, este jueves se apreció ya un giro notable. Isabel Díaz Ayuso, jefa de filas del PP en la Comunidad, deslizó la posibilidad de un acuerdo verbal en el diario de sesiones. Se trataba de esquivar el escollo del pacto a tres, que Ciudadanos no quiere suscribir con Vox. Ignacio Aguado, portavoz naranja, accedió a la imaginativa fórmula. También Espinosa señaló que "se camina en la buena dirección" y, en un cambio radical de actitud, apuntó que había que dar con la variante"que suponga el menor desgaste para todos". Lo que en Murcia fue desechado hace nueve días, ahora en Madrid parece que se acepta.
¿Qué había ocurrido? De entre las erizadas espinas, emerge una Vox aterciopelada, sin la intemperancia de las últimas semanas, sin la bronca actitud del proceso negociaciones. Un volantazo que a todos sorprende. Algo tuvo que ver la aparición de Abascal, rodeado de sus 'generales', con Espinosa a su derecha, en un acto incomprensible en Murcia. A la misma hora en la que en Madrid Ayuso y Aguado anunciaban un pacto de 155 puntos para gobernar la Comunidad. Abascal convocaba en el Congreso a los líderes del PP y de Ciudadanos, en gesto de buena voluntad. Acudió Casado, como era previsible. Rivera no compareció. Pero las negociaciones, poco a poco, empezaron a avanzar.
El eclipse de Smith
Convertirse en el obstáculo para un gobierno de centroderecha en Madrid y en Murcia es una apuesta arriesgada. En Vox, pese a su imagen granítica, hay opiniones diversas sobre esta cuestión. Iván Espinosa aparece en como jefe de filas de los intransigentes, del sector más férreo y correoso. Ortega Smith, sin embargo, se ha eclipsado. Fue el gran protagonista durante el juicio a los responsables del 'procés'. También condujo los pactos de Andalucía. En el acuerdo por el Ayuntamiento de Madrid, pese a ser el jefe del grupo municipal, ejerció un papel secundario. Ahora apenas tiene protagonismo.
Abascal ha retomado el timón y se aprecia un cambio de clima en su partido. "También han cambiado los otros, también Ciudadanos se ha apeado de su soberbia", comentan en el PP. En cualquier caso, los acuerdos parecen más próximos y es posible que Madrid y Murcia superen el bloqueo antes de fin de mes.
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