Solo faltan seis días para que Yolanda Díaz compruebe personalmente el empuje de su partido. Las elecciones europeas del próximo domingo son un nuevo termómetro para calibrar la viabilidad de Sumar como proyecto político. Por el momento, la campaña se ha convertido en un ring de boxeo para atizar al PSOE. La sensación dentro del partido de Yolanda Díaz es que los socialistas les han noqueado. Y que, por eso, deben responder con la misma fuerza. Es decir: a puñetazo limpio. Si no, el riesgo de caer en la irrelevancia y terminar como Ciudadanos, absorbido por el PP, es grande.
Esa tesis sustenta el recrudecimiento del conflicto retórico con los socialistas. Pero hay más. Díaz empieza a estar cuestionada internamente. Su liderazgo no se ha desplegado como el guante de seda en mano de hierro que se esperaba de ella al principio, cuando se produjo su irrupción. La vicepresidenta está débil y los suyos han olido la sangre. Tienen dudas de la posibilidad de éxito de Sumar para asentarse tras la caída de la coalición. Y es que la formación está compuesta por más de una decena de fuerzas políticas con sus respectivos intereses. Todos tienen muy en mente la catástrofe de Unidas Podemos.
Para el recuerdo queda la negociación de las listas para las elecciones europeas; la salida de la lista de Més Mallorca y la guerra abierta con Izquierda Unida por su cuarta posición, que llevó a la vicepresidenta a congelar la integración de los partidos en su dirección sin fecha, por el momento, para retomar el debate. Aquello fue todo un golpe al rumbo que Yolanda Díaz tenía marcado. Sumar cuenta con lograr al menos los cinco escaños de Unidas Podemos en 2019. Pero las encuestas internas rebajan mucho más la euforia.
Sumar eligió el 23 de marzo, en su asamblea constituyente, al grueso de los miembros del grupo de coordinación —el máximo órgano de dirección—. Y este se dio un mes de plazo para que los partidos designaran a sus representantes: con varios asientos cada uno en ese órgano dependiendo de su peso y un máximo de dos en la ejecutiva. Además de IU, Más Madrid, Catalunya en Comú, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Contigo Navarra participaron en el congreso.
Pero el problema de Sumar en las europeas es doble. No solo el PSOE está dispuesto a merendárselo, la pujanza de la candidata de Podemos, la exministra de Igualdad Irene Montero, destrozará, previsiblemente, las opciones de la cabeza de lista designada por Yolanda Díaz: la directora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán. Toda una desconocida que tendrá casi imposible ganar en repercusión a los morados.
Lo más probable, según reconocen en privado fuentes de Sumar, es que Podemos quede por encima de ellos en estas elecciones y se coma el otro pedazo de la tarta. Por si fuera poco, la irrupción de Iglesias en el programa matutino de TVE como tertuliano, pese a estar vinculada a la fuerte presencia de consejeros de Podemos en el convulso consejo de administración, no ha sentado nada bien a Yolanda Díaz.
Sumar está fuera de juego en Moncloa. La vicepresidenta segunda ha pasado en menos de dos años de arrastrar toda la atención mediática a casi ser ignorada por la prensa. Para más inri, el equipo de comunicación del Ejecutivo está potenciando la figura del ministro Ernest Urtasun, de los comunes. Hasta el momento, solo el viaje que tiene planeado a Palestina sin el concurso (y la autorización) de Exteriores ha sido una seria llamada de atención al PSOE. Pero lo cierto es que el bagaje legislativo de Sumar es nulo en lo que va de legislatura.
La vicepresidenta tan solo puede arrogarse la última subida del Salario Mínimo Interprofesional. Y ni eso, ya que se trata de un decreto prerrogativa del todo el Ejecutivo. Las propuestas de Sumar se han ido encontrando, una a una, con el muro socialista: desde gravar los márgenes de las empresas de distribución para bajar la inflación de los alimentos a subir las rentas del capital en el IRPF para atacar el 60% de los ingresos de los altos directivos, pasando por revisar el "marco colonial" en los museos de España y terminando con eliminar los vuelos dentro de España con una duración menor de 2 horas y media.
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