Pompeyo G.P, de 74 años, desató las alarmas y el miedo durante días con el envío de cartas bomba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o a la ministra de Defensa, Margarita Robles. Este funcionario 'unabomber' era muy aficionado a los drones y las redes sociales. Trabajó en el Ayuntamiento de Vitoria hasta el año 2013 cuando se jubiló, según han informado a Vozpópuli fuentes de la investigación.
El 'unabomber' original, Theodore John Kaczynski, envió 16 bombas a universidades y aerolíneas, entre 1978 y 1995, con las que causó 3 muertos e hirió a 23 personas. Este terrorista era matemático y filósofo. Un perfil bien alejado de Pompeyo. Los investigadores le definen como una persona con escasas habilidades sociales en la vida real, mientras que era todo lo contrario que en el mundo cibernético.
Aficionado a los drones y seguidor de canales prorrusos
Este jubilado, que no tenía antecedentes, era muy activo con las redes y, según los investigadores de la Policía Nacional, tiene conocimientos técnicos e informáticos. En su canal de Youtube se puede comprobar cómo usaba drones para captar imágenes y vídeos de Miranda de Ebro (Burgos). Esa era una de sus pasiones. También seguía a otros usuarios que proporcionaba información sobre la guerra de Ucrania. Esa es la principal vía de investigación de los agentes. Creen que este jubilado quería expresar su enfado por el apoyo de España al conflicto bélico y tenía simpatía por las ideas prorrusas.
Pompeyo, según las primeras diligencias, no tiene vinculación con partidos políticos ni con organizaciones criminales. Fue arrestado en la vía pública para la seguridad de los agentes de la Policía Nacional que participaron en el operativo. Después fue trasladado a su vivienda en el tercer piso del número 22 de la calle Claveles donde vivía en soledad. Allí los agentes han recabado numerosas pruebas.
Nostálgico de la URSS
El nombre del dispositivo establecido para detener a este funcionario jubilado se denomina 'Operación Konvert' que significa sobre en ucraniano. La investigación, que la Policía Nacional califica de compleja y laboriosa, ha afectado a varias provincias de España. Los agentes determinaron que todos los envíos de las seis cartas bomba se realizaron desde la ciudad de Burgos.
Si bien se presume que Pompeyo confeccionó y envió los artefactos explosivos en solitario, la Policía Nacional no descarta la participación o influencia de otras personas en los hechos. La investigación continúa abierta ya que se espera el volcado del material informático incautado para su análisis. Las fuentes consultadas detallan que Pompeyo es un "nostálgico" de la URSS.
En total, se intervinieron seis paquetes con material pirotécnico en su interior: uno, en Moncloa, dirigido a Pedro Sánchez; otro en el Ministerio de Defensa, a Margarita Robles; otro en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz; otro en una empresa de Zaragoza dedicada a la fabricación y exportación de armas; y otros dos dirigidos a las Embajadas de Estados Unidos y Ucrania. Sólo en éste último caso se produjo una deflagración, causando heridas leves a un trabajador de la legación.
El único investigado
Fuentes jurídicas consultadas por Vozpópuli determinan que hasta la fecha esta persona es la única investigada en las diligencias que mantiene abiertas el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional. De esta forma, y a la espera de analizar los dispositivos incautados en el registro, los agentes mantienen el cerco en el jubilado, de quien se insiste en la tesis de que actuó como lobo solitario.
De hecho, las fuentes consultadas por este medio descartan a fecha de hoy que el investigado haya tenido colaboradores o que detrás de él se encuentre la inteligencia rusa, como así lo apuntó este mismo domingo el diario The New York Times. Tanto es así que el operativo para proceder a su detención ya estaba en marcha antes incluso de que esta información se publicara, de manera que lo acontecido en las últimas horas no ha modificado un ápice la hoja de ruta de los investigadores.
El imputado, que pasará a disposición judicial este viernes, no cuenta con antecedentes penales. Tampoco se le atribuye una conducta conflictiva. En todo el proceso de registro de su domicilio, en Miranda de Ebro, ha colaborado con los agentes policiales y no ha opuesto resistencia alguna.
Causa secreta
Tras el operativo de este miércoles se produce un golpe de efecto en la causa. La misma se abrió el pasado mes de diciembre para investigar el envío masivo de paquetes-bomba por delito de terrorismo. En este tiempo se ha mantenido una pieza principal, en el marco de la cual se acordó la entrada y registro del sospechoso y otra más que está declarada secreta. Se trata de la conocida como pieza de medidas tecnológicas.
Precisamente ha sido en el marco de esta misma en la que se ha fraguado el operativo de registro y detención del sospechoso. Se le imputa delito de terrorismo y lesiones a la espera de avanzar más en las pesquisas. Las fuentes consultadas por este medio insisten al respecto que es demasiado pronto para hacer disquisiciones penológicas, por lo que la acusación se mantiene por el tipo penal genérico de terrorismo.
¿Y ahora qué?
La clave ahora reside en el estudio de los dispositivos incautados. Del mismo modo los investigadores también tratarán de esclarecer los motivos que llevaron al investigado a enviar todos estos paquetes, con especial hincapié en el que recibió Moncloa y de cuya existencia tuvo conocimiento la Audiencia Nacional una semana después de que se produjeran los hechos.
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