El que fuera responsable de Relaciones Internacionales de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), Víctor Terradellas, buscó convencer de las bondades de la independencia al representante del Stiftung Wissenschaft und Politik (SWP) uno de los think tank más influyentes de Alemania, asesor del Gobierno federal. Pero en la reunión mantenida en 2014, meses antes de la consulta del 9-N, el interlocutor, Kai-Olaf Lang, echó un jarro de agua fría sobre las aspiraciones secesionistas: “Alemania y Europa no quieren más problemas”.
Así consta en el acta de esta reunión a la que ha tenido acceso Vozpópuli. El documento, calificado como “confidencial”, fue incautado por las fuerzas de seguridad en la operación Voloh, donde Terradellas, persona de confianza del expresidente catalán Artur Mas, es uno de los principales investigados. El encuentro se celebró el 16 de mayo a las 8.30 de la mañana en el Hotel Actual de Barcelona. Duró cerca de dos horas y también estuvo presente una tercera persona llamada Adam Casals, quien hizo de traductor. En 2015 sería designado delegado de Cataluña en Austria y Europa Central.
Kai-Olaf Lang sigue trabajando para el SWP. Este periódico se puso en contacto hace días con este organismo para conocer más detalles acerca de esta cita, pero no han emitido respuesta. El acta le describe como “un especialista en temas como la ampliación de la UE y procesos de secesión”. “Como asesor de la Cancillería, sus opiniones son tenidas en cuenta en los círculos adecuados”, añade el texto.
Lo que les transmitió Lang es que, desde la segunda guerra mundial, Europa no quiere “cambios de fronteras” y que la creación de nuevos estados en Europa Occidental, podría abrir “la caja de pandora” en Europa Oriental. Aseguró contemplar la política europea desde la centralidad alemana y, en ese sentido, opinaba que Alemania no quería un nuevo foco de conflicto en el oeste tras las crisis de Ucrania en el este. “Resalta que esta es la opinión main-stream y de la mayoría en Berlín”, apunta el acta.
La consulta del 9-N
Lang advirtió a Terradellas de que “un proceso de secesión no se puede permitir tener a la población en máxima tensión como ahora durante un periodo de más de dos años y como máximo dos años y medio. Después comienza el desencanto y baja el apoyo popular”. Meses después, el 9 de noviembre de ese año, la Generalitat celebró una primera consulta independentista no vinculante por la que Mas fue suspendido como cargo público.
Este experto internacional le dijo a Terradellas -siempre según el acta- que había hablado con “gente influyente”. Le habían transmitido que el PSOE podría acabar ganando las elecciones y hacer una oferta al independentismo en términos de lengua, economía e infraestructuras. El cargo de CDC le contestó que en todo caso habría que someterlo a referéndum. Al final el PSOE, ya con Pedro Sánchez como candidato, el PSOE no ganó las elecciones.
Terradellas le insistió en que era la clase media catalana la que había dicho “basta” y Lang se mostró preocupado por unas declaraciones de Mas acerca de la pérdida de confianza en el Estado. A su juicio, eso era “un obstáculo para el diálogo”. En otro momento de la charla, el interlocutor alemán se descolgó con una propuesta que partía, según dijo, de “círculos interesantes”: la independencia a cambio de darle 16.000 millones de euros al año a España.
Pagar por la independencia
Terradellas replicó la propuesta con un “win-win” alternativo: “un fondo de cooperación Cataluña-España supervisado por Europa, limitado a 15 años (4.000 millones al año)”. Explicó que eso era una cantidad como la que Baviera transfiere a Alemania en virtud del mecanismo de compensación entre regiones. “KOL (Lang) se muestra fascinado por la idea”, anotó el excargo de Convergencia junto a una impresión: “El mensaje de fondo es que todo se puede conseguir y que todo tiene un precio”.
El documento dice que el SWP es una organización que tiene “la función de de asesorar al Gobierno federal y el Bundestag”, “obtiene una gran mayoría de financiación de los fondos de la Cancillería federal”, “es el Think tank más grande de Europa y el más influyente de Alemania”. Con todo, la sensación que dejó en Terradellas la cita fue de optimismo: “El vaso está medio lleno. Es decir, escuchadme bien, no he dicho que esté medio vacío, sino que está medio lleno. Ahora hay que acabar de rellenarlo”.
Antes de irse, Lang advirtió a Terradellas sobre el “romanticismo” que había detectado en los catalanes y el “peligro” que eso tiene. El hombre de confianza de Artur Mas y posteriormente del presidente huido Carles Puigdemont apeló en cambio al pragmatismo de los catalanes aunque sin renunciar al romanticismo, una de las claves -comparó- por las que el pueblo judío llegó a fundar el Estado de Israel.
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