España

Íber, el nuevo partido que quiere unir España y Portugal

La crisis ha generado un nuevo partido, continuador del histórico iberismo, surgido en Portugal y recientemente implantado en España. Sus creadores creen que la Unión Europea ha fracasado dejando detrás sus objetivos iniciales para pensar solo en la economía. 

Mirando un mapa parece hasta lógico. España y Portugal son países separados desde hace siglos, pero la geografía –y la afinidad cultural-, hace que la idea de la unión resurja cada cierto tiempo. Los mayores literatos portugueses, Pessoa, Saramago o Lobo Antunes, se han posicionado a favor de la unión ibérica. También algún ilustre español, como Unamuno, ha planteado un matrimonio nunca consumado. La realidad, sin embargo, es tozuda desde hace siglos y diluye siempre la idea de la unión.

En los últimos años el movimiento, con especial arraigo en Portugal, ha vuelto a tener representantes políticos. Paulo Gonçalves, un químico con nula relación con la política, decidió un día que retomar la idea de la unión era una cuestión necesaria y a eso se puso. Estas últimas semanas se ha anunciado que también en España va a haber una representación, encabezada por el que fuera alcalde de Puertollano con el PSOE, Casimiro Sánchez Calderón.

Casimiro Sánchez Calderón, exalcalde de Puertollano, lidera el movimiento en su facción española

“Alguien de España me envío un reportaje de un periódico en el que se decía que Casimiro tenía la ilusión del iberismo y muy buenas cualidades humanas”, explica Gonçalves al otro lado de la línea telefónica. “No pusimos en contacto y después de un proceso largo se creó el partido Íber en España”, señala. La idea era llamarlo igual que su homólogo portugués, Movimiento Partido Ibérico, pero las siglas en España ya estaban cogidas.

“Los portugueses no pueden firmar la constitución de un partido en España, pero hemos llegado a todos los acuerdos en conjunto, el partido está hecho de una manera ibérica. Son dos hijos de un mismo padre”, cuenta Gonçalves.

En todo este proceso hay un trasfondo, no una idea por generación espontánea. La crisis, claro, el tema de conversación política que ha reinado en el debate durante el último lustro. “En el rescate de Portugal la Comisión Europea fue la que pidió los intereses más altos de toda la troika; piensas que tienes unos amigos y son ellos los que te machacan, lo que buscaba es un colectivo que inste a las personas de España y Portugal para que eso no suceda más”, dice el fundador del movimiento.

La Unión Europea es, por su misma, el concepto que más ha acercado a España y Portugal en el tiempo. Ahora ambos países se coordinan bajo el manto de las instituciones europeas, forman parte de un todo. La evolución de la UE, sin embargo, no gusta a Gonçalves: “Si hoy la Unión Europea fuera como al principio esto no sería necesario, porque era una confederación solidaria, buscaba la igualdad territorial y tenía criterios de convergencia. Pero el problema es que los moldes de la UE están desvirtuados. No queremos salir de la UE, pero esto es un plan B. Si Europa va a estar solo en las manos de los poderes económicos esto no va bien”.

La relación con la UE del movimiento es un cúmulo de fuerzas contrarias. Por un lado está el recuerdo de lo que fue y el formato de confederación de países que gusta; por otro el disgusto por la dirección tomada por Bruselas. “Lo que hoy importa a los tecnócratas solo son las hojas de Excel, no se mira a las personas. Una confederación ibérica puede dar la impresión de que no solo importa el poder financiero”, cuentan desde el partido.

"No defendemos una federación, es demasiado pronto para eso, pero sí un sistema confederal", defiende Paulo Gonçalves

“Si los líderes de España y Portugal fueran a hablar y a exigir con una sola voz las cosas serían muy diferente”, defiende Gonçalves antes de contar cuál es la propuesta política concreta que articularía esa lejana unión. “Nosotros no defendemos una federación, es demasiado pronto para eso, pero sí una confederación, que es diferente, un organismo de dos países que tienen su independencia, su capital, su constitución. Una federación es algo más homogéneo”. Es decir, una Unión Europea que empiece en los Pirineos y se extienda hasta el Algarve. Algo diferente a la unión ibérica que proponían los literatos antes citados.

En la conversación pronto surge otra cuestión, lejana pero cercana: América y el resto de lugares que anteriormente formaron parte de ambos países. “Es una pena que con los puntos comunes que tienen España y Portugal no se potencien. Hay cosas que solo se pueden coordinar entre estos dos, que no necesitan más. Son nuestros intereses y los de esa gente de Argentina, México, Mozambique, Angola o Brasil... Es la hora de que todos juntos hagamos una hermandad ibérica que piense en las ventajas para las personas. No solo para las empresas, sino para las personas”, remarca Gonçalves.

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