España

La vuelta de las mascarillas y el despertar de los traumas generados durante la pandemia del coronavirus

Sanidad ha presentado un borrador en el que propone el uso de las mascarillas si los niveles de transmisión de infecciones respiratorias aguadas es alto

Han pasado tan solo cuatro años desde la pandemia del coronavirus. El 14 de marzo de 2020, el Gobierno decretó el Estado de alarma e implantó un confinamiento que inicialmente iba a durar dos semanas, pero que se extendió hasta el 21 de junio de 2020. La vida cotidiana de los españoles cambió totalmente de un día para otro.

Varias encuestas y estudios demuestran un empeoramiento del bienestar psicológico en la población global. De acuerdo con el Instituto de Salud Carlos III, un tercio de los encuestados apuntaba a un peor estado de salud mental.

Aunque “se experimentó sufrimiento emocional”, este “no siempre ha tenido la dimensión del trauma”, aclara el Dr. Joaquín Mateu Mollá, Director del Máster Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de VIU. “Es importante saber diferenciar eso” debido a que “el ser humano tiene una capacidad muy flexible de adaptarse al medio”, añade.

Los principales traumas o “sucesos estresantes”, según especifica el Dr. Mateu, fueron producidos por la privatización de las relaciones sociales, “fundamentales para atravesar momentos difíciles”. Se impusieron medidas de distancia y las amistades se virtualizaron.

Este aspecto fue especialmente difícil para los más mayores y los más pequeños de la familia. En el caso de los mayores, “sufrieron muchos miedos” y algunos “empezaron a desarrollar sintomatología propia de la obsesión-compulsión”, explica Joaquín Mateu, pero “no un trastorno como tal”. Asimismo, el nulo o reducido contacto social durante el confinamiento ayudó a “desarrollar sintomatología depresiva y ansiosa en situaciones que antes nos resultaban agradables”, comenta Mateu Mollá

Actualmente, “sigue habiendo todavía un efecto muy importante post-COVID en cuanto a la prevalencia de trastornos mentales relacionados con la depresión y la ansiedad”, destaca el experto. Y, por otro lado, hay personas con estrés postraumático por haber perdido a algún ser querido.

La mascarilla como símbolo de la pandemia y el despertar de los recuerdos

El uso obligatorio de la mascarilla para prácticamente cualquier lugar fuera de nuestros hogares supuso que los cubrebocas se convirtieran en el símbolo de la pandemia. El 8 de febrero de 2023 dejaron de ser mandatorias en el transporte público y el 5 de julio de ese mismo año ya no eran necesarias en centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias.

La pandemia por el coronavirus se siente algo lejano debido a la eliminación de este recordatorio visual constante. Según demuestran varias investigaciones científicas, el cerebro elimina memorias tanto para optimizar su funcionamiento como para protegernos del trauma. “A menudo, tendemos a reprimir de alguna forma aquellos sucesos de nuestra vida que fueron particularmente dolorosos con el objetivo de poder adaptarnos”, dice el Dr. Mateu Mollá.

Además, la monotonía y el encierro en una situación excepcional no fueron “amigos” para crear nuevos recuerdos, a lo que hay que sumar una saturación informativa. A excepción de aquellos a quienes la pandemia cambió la vida de alguna manera, la mayoría de personas solo conservan un recuerdo genérico e insignificante de ella.

No obstante, “cuando vivimos en la inercia constante de los días, todos iguales uno tras otro, nuestro cerebro no encuentra anclajes a partir de los cuales crear recuerdos”, menciona Joaquín Mateu. Por otro lado, el estrés que pudo generar la emergencia sanitaria y sus consecuencias, como una peor calidad del sueño, dificultan poder generar memoria a largo plazo.

La propuesta de Sanidad

El pasado 16 de marzo, Sanidad presentó un borrador con cuatro escenarios posibles en el que propuso el uso de las mascarillas si los niveles de transmisión de las infecciones respiratorias agudas son altos. Aún no está aprobado y, en caso de luz verde, depende de las comunidades autónomas si se aplica en toda la región o solo a centros concretos. Asimismo, podrían imponer medidas complementarias.

Partiendo de que el nivel más bajo no supone riesgo y es “interepidémico o basal”, el Escenario 1 es para un nivel leve o moderado. El uso de mascarillas es únicamente para personas con síntomas y podría ser obligatorio en salas de espera y urgencias.

El Escenario 2 es para cuando los niveles sean altos. En este caso, el uso de mascarillas será obligatorio para todo trabajador que trabaje de cara al público, además de en hospitales -tanto para trabajadores como pacientes y acompañantes-.

Se promoverá un diagnóstico precoz y el uso de antivirales, así como la ventilación, limpieza y desinfección de áreas. También se evitarán las aglomeraciones en espacios cerrados.

Para el Escenario 3 -nivel máximo o pandémico-, se reforzará la coordinación entre territorios, a través de la convocatoria extraordinaria de un pleno del Consejo Interterritorial. Asimismo, se adoptarán medidas adicionales y excepcionales.

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