En el PP ha empezado una indisimulada carrera para apretar el botón de las elecciones anticipadas a principios de año en Andalucía y Castilla y León. El fin político es que los ciudadanos de ambas comunidades voten en marzo y asesten, según los planes que empiezan a barajar en Génova, dos golpes a Pedro Sánchez como hizo Isabel Díaz Ayuso en Madrid el pasado 4-M.
El presidente de Andalucía, José Manuel Moreno Bonilla, tendrá las manos libres para elegir la fecha de las andaluzas. En la sede nacional del PP se vive ahora con más tranquilidad el horizonte de los comicios en Andalucía después de meses de tensión, pero casi nadie apuesta por estirar la legislatura hasta finales de la misma -diciembre de 2022-.
Hay dirigentes que hubieran preferido unir el destino de las andaluzas a las del 4-M en la Comunidad de Madrid tras la inesperada moción de censura del PSOE y Ciudadanos en Murcia en marzo, que finalmente no salió adelante por la división interna entre los naranjas. Pero Moreno Bonilla, lejos de amagar con esa opción, descartó de plano el adelanto y se comprometió por escrito con su vicepresidente y líder de Cs Andalucía, Juan Marín, a no fichar cargos naranjas en lo que quedase de legislatura. Fue el único barón popular que dio ese paso.
Ahora bien, la negociación de los Presupuestos andaluces para el próximo año se ha puesto muy cuesta arriba. Vox ya ha dejado claro que no los apoyará ni por asomo, de modo que Moreno Bonilla no tendrá más remedio que prorrogar las cuentas y exhibirá por primera vez debilidad parlamentaria. Un escenario que en Génova no quieren que se repita en otro tipo de votaciones, de ahí que se apueste por cortar por lo sano y que Andalucía vaya a las urnas en primavera.
Las encuestas internas dan un colchón de 50 escaños a Moreno Bonilla, el doble que los 26 cosechados en 2018 y cuando la mayoría absoluta está en 55. Un margen lo suficientemente amplio que seguramente permitiría gobernar al presidente andaluz como Ayuso en Madrid. Es decir, en solitario y con el apoyo externo de Vox o Ciudadanos en función de los resultados de los naranjas.
Tanto en Génova como en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia andaluza, son conscientes de que Juan Espadas busca tiempo para afianzar su liderazgo al frente de los socialistas andaluces, por lo que un adelanto podría cortar esa progresión. Además, este viernes se produjo la sorprendente declaración de Carmen Ibanco, esposa de Espadas, en la comisión de investigación que analiza el enchufismo en la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe).
Ibanco dejó a todos con la boca abierta cuando admitió que fue seleccionada y contratada en menos de 24 horas en ese organismo de la Junta de Andalucía, siendo Espadas viceconsejero de Medio Ambiente del Gobierno de Manuel Chaves. Una confesión que perseguirá al candidato del PSOE-A durante la campaña.
El PP deja solo a Igea en el Parlamento
En Castilla y León, el PP de Alfonso Fernández Mañueco escenificó esta semana en el hemiciclo su primer alejamiento claro del Ciudadanos de Francisco Igea, su socio de gobierno. Fue en una votación pedida por el PSOE de Luis Tudanca sobre la reforma sanitaria en la región y en el momento de votar, los diputados de Ciudadanos se enteraron que los 'populares' les dejaban solos ante el abismo de la derrota.
La situación fue surrealista porque Igea llegó al hemiciclo convencido de que el PP secundaría a Ciudadanos en este asunto y se encontró que Mañueco se unía al PSOE y Podemos a la hora de cuestionar esta nueva legislación que aún no se ha aprobado, pero que los socialistas denuncian que prevé el cierre de ambulatorios y centros sanitarios en zonas despobladas.
En el equipo del vicepresidente naranja están convencidos de que Mañueco quiso provocar a Igea con esa escenografía del abandono y que este último se la devolviese destruyendo los puentes entre ambos socios. Pero en Ciudadanos dejan claro que no será así ya que la formación de Inés Arrimadas evitará dar excusas al PP para el adelanto electoral.
¿Por qué Mañueco ha dado ahora ese golpe a su fiel socio? En realidad, se trata del primer signo de distanciamiento con Ciudadanos para en unos meses terminar de romper. El presidente castellano-leonés teme que en marzo, momento en el que se cumple un año de la fallida moción de censura del PSOE, los socialistas vuelvan a intentar arrebatarle el poder con la ayuda de tránsfugas de Cs.
Mañueco, en el alambre
Tudanca ya consiguió hace seis meses que una procuradora naranja se fuese al Grupo Mixto y se alinease con las votaciones del PSOE. El Gobierno de Mañueco se sustenta desde entonces en el alambre al no llegar a la mayoría absoluta. En cada votación debe convencer a un tercer socio.
La mayoría absoluta en las Cortes de Castilla y León está en 41 procuradores. Tras el pase a los no adscritos de la naranja María Montero, el PP y Cs se quedaron en 40 representantes. PSOE y Podemos suman 37 escaños, mientras que el partido de Santiago Abascal cuenta con uno, la misma cifra que Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Por Ávila (XAV). Una situación muy delicada para Mañueco que el PP no desea prolongar en el tiempo.
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