Pedro Sánchez hará este miércoles una comparecencia 3x1 en el Congreso. El presidente del Gobierno informará sobre cómo marcha el Acuerdo de Gibraltar que negocia a espaldas de la Cámara, dará parte del último Consejo Europeo y, ahora sí, o se supone que sí, aclarará "los asuntos objeto de investigación periodística y judicial en lo que respecta a casos de una presunta corrupción económica, política y de conflicto de interés que afectan a su partido, su Gobierno y su entorno personal". Es decir: hablará sobre el caso Koldo y el presunto tráfico de influencias que atañe a su mujer, Begoña Gómez, después de que el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid abriera diligencias previas contra ella hace un mes.
No obstante, poco o nada espera el PP de la tricomparecencia de Sánchez, que a ojos de un dirigente con mando en plaza en Génova no es más que "una agrupación de comparecencias" para "tapar una y otra". Por ello, de no saciar las "explicaciones" demandadas por la oposición, el PP hará que Sánchez desfile por la comisión de investigación del Senado como un testigo más. Una amenaza lanzada una y otra vez por Génova que no termina de consumarse, titubeante, difusa, pero que este miércoles podría tomar forma definitivamente si Sánchez toma la vía del escapismo. Y es ese, precisamente, el augurio de la dirección nacional del PP.
"Su finalidad es eclipsar lo que propone la oposición", cargan contra el presidente del Gobierno en Génova. Eso sí, la decisión de llevar a Sánchez al Senado aún no está tomada al 100%. "Ya veremos lo que dice", emplazan otras fuentes de la dirección nacional popular, donde tampoco descartan la vía de citar a Begoña Gómez para que aclare su relación con varias empresas privadas que obtuvieron contratos públicos tras ser aprobados por el Consejo de Ministros. El PP, además, también sondea denunciar al presidente del Gobierno ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por los mismos hechos.
Un acontecimiento político que, aún por dilucidar su trascendencia judicial, nada tiene de anécdota y todo de categoría. Porque no sólo ha propiciado una de las más altas cotas de tensión entre Gobierno y oposición en los últimos 40 años. También han terminado de dinamitar las relaciones diplomáticas entre España y Argentina, naciones hermanas gobernadas coyunturalmente por dos mandatarios antagónicos, después de que el presidente argentino, Javier Milei, tildara de "corrupta" a Begoña Gómez el pasado domingo, durante un acto organizado por Vox en el madrileño Palacio de Vistalegre.
"El señor Milei hizo referencia a un sumario que está en la Plaza de Castilla donde se están investigando presuntas actitudes de la mujer del presidente del Gobierno", dijo este lunes Alberto Núñez Feijóo en una entrevista nocturna en Telecinco. Como hizo durante la presentación del Manifiesto del PP de cara a las elecciones europeas del próximo 9 de junio, el líder del PP se desmarcó de una "escalada verbal que no llega a ninguna parte y no me representa de ningún modo". Feijóo, además, hizo de nuevo hincapié en la necesidad de "regular" la figura de la mujer del presidente del Gobierno, o marido, en su caso, en un futuro y deslizó que "algo raro está ocurriendo" en el entorno de Sánchez "cuando no ha habido jamás, en 45 años de democracia" una situación similar.
El PP pide "triplicar" el tiempo de Feijóo
El PP sabrá este martes, durante la celebración de la Junta de Portavoces dirigida por Francina Armengol, presidenta del Congreso, si Feijóo podrá triplicar los 15 y 5 minutos de contestación al presidente del Gobierno que le corresponden reglamentariamente. Una petición registrada en firme el pasado jueves por el portavoz popular, Miguel Tellado, y que evidencia que el PP, en realidad, sí dota de importancia política la comparecencia de Sánchez en el Congreso y la posibilidad de que Feijóo le lance como perdigones todo lo acumulado sobre la cuestión en liza.
Fue Tellado quien insistió en que deben "triplicarse los tiempos para que ese debate se pueda dar con la normalidad que eso requiere" y, así, evitar la posibilidad de que Sánchez, elevó la sombra de sospecha, "prefiera hablar de Palestina o de Gibraltar para no hacerlo de los problemas que asedian al Gobierno".
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