Las guerras ya no se dirimen por tierra, mar y aire. El mundo digital ha cambiado las reglas del juego. Un país no está seguro sin un ciberespacio bien protegido, a prueba de los Pegasus de turno. Y no solo eso, hay una nueva dimensión bélica que nos retrotrae a las novelas de Aldoux Huxley, Isaac Asimov y George Orwell: la guerra neurológica. El Partido Popular teme que, dada la postura pro-ucraniana de España en la invasión rusa del país, se multipliquen los ataques neurocognitivos, un ámbito donde el Gobierno de Vladímir Putin cuenta con amplio background. Tanto es así que Javier Maroto, portavoz del grupo parlamentario popular en el Senado, ha registrado una proposición no de ley en el Senado para que este nuevo frente militar sea discutido en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional.
Antes de profundizar en la propuesta del partido de Núñez Feijóo conviene aclarar en qué consiste un ataque neurocoginitivo. El propio PP lo explica en la exposición de motivos de la PNL a la que ha accedido Vozpópuli. Se trata de ataques por vía digital o tecnológica que buscan influir en el estado de ánimo de una nación.
"Rusia es un ejemplo claro de país bien informado sobre los problemas internos de otras sociedades, lo que aprovecha, con cierta asiduidad, para aplicar una guerra neurológica en redes sociales o incluso en aplicaciones o plataformas digitales aparentemente inofensivas con objeto de generar caos. Un claro ejemplo de esto se pudo ver en la influencia rusa en las elecciones norteamericanas de 2016, que ganó finalmente Donald Trump", apunta el texto.
Pokemon Go y el Síndrome de La Habana
El PP explica que a través de la Internet Research Agency, vinculada al Kremlin, dentro de la aplicación Pokémon Go con el movimiento "Do not shoot us" (no nos dispares), se implementó un ataque neurológico de bajo perfil para alterar el estado de ánimo de los ciudadanos de Estados Unidos. Figuras vinculadas a Rusia secuestraron la aplicación, promoviendo que los jugadores de Pokémon Go viajaran continuamente a lugares controvertidos por asesinatos raciales (a menudo llenos de protestas y disturbios). Alentaban a los jugadores a cambiar el nombre de sus Pokemon por los nombres de las víctimas de los sitios, favoreciendo, finalmente, mensajes contra Hillary Clinton.
Parece una táctica rebuscada, pero resulta efectiva. Otro ejemplo sería el llamado "Síndrome de La Habana", provocado por un ataque neurológico menos sutil. Así es como se ha bautizado a los misteriosos síntomas neurológicos padecidos por el personal de la Embajada de Estados Unidos en Cuba a partir de 2017. Los trabajadores desarrollaron síntomas como "dolor, náuseas, pérdida del equilibrio, problemas de memoria y otros efectos negativos a nivel cerebral". Estados Unidos cree que estos daños se han visto producidos por la mezcla de microondas RF nanopulsadas junto con algunas ondas acústicas de ultrasonido.
Estrategia contra los neuroataques
El objetivo de los populares es doble. Por un lado, quieren que el Gobierno adopte medidas legislativas urgentes y que apruebe un protocolo de actuación técnico enfocado en la de seguridad de nuestro país contra los ataques neurocognitivos. El PP considera fundamental analizar qué países pueden usar la tecnología que permite tales ataques; qué otros usos pueden darse al neurostrike en época de conflicto y de paz; cuáles son las implicaciones militares y de inteligencia de este tipo de ataques; qué medidas hay que desarrollar si los grupos terroristas adquieren esta tecnología; y cómo proporcionar la mejor prevención al personal susceptible de estos ataques, como son el personal diplomático, empleados civiles y militares.
Por otra parte, instan al Ejecutivo a no tomarse a broma esta dimensión bélica y "a adoptar las medidas presupuestarias debidas, licitaciones y convenios que sean precisos, con instituciones públicas y privadas, para el estudio, desarrollo y ejecución de las medidas para evitar este tipo de ataques tecnológicos".
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