Las elecciones generales del pasado 23 de julio se decidieron en Cataluña. Fue allí donde Pedro Sánchez cosechó su mejor resultado territorial a lomos de un PSC que, hace tan sólo un mes, afianzó su fortaleza con la contundente (e incierta) victoria autonómica de Salvador Illa. Son 19 los socialistas catalanes con asiento en el Congreso, por tan sólo ocho –seis del PP y dos de Vox– los diputados de derecha no nacionalista. Los otros 21, además, votaron a favor de la investidura del presidente del Gobierno. No hacen falta más argumentos para sostener cuál fue el talón de Aquiles de Alberto Núñez Feijóo el 23-J. Ni tampoco para afirmar que el resultado en esta región es una de las principales preocupaciones del líder del PP este domingo.
Como ha podido saber Vozpópuli, así se lo ha transmitido el propio Feijóo a diferentes dirigentes territoriales del PP catalán. Lo ha hecho a través de mensajes de WhatsApp enviados en los últimos días, sobre todo a principios de semana, y en los que se mostraba con algunos "muy preocupado" ante un PSC que los trackings de Génova detectan "muy movilizado". Algo que, de materializarse, supondría para el PP partir con "desventaja en el cómputo nacional".
Es el mismo cuento que el 23-J, cuyos fantasmas se avivan en la planta noble de Génova pese a que esos mismos sondeos internos reflejan una ventaja de pocos puntos sobre el PSOE. No obstante, para consolidar esa ventaja, la sala de máquinas del PP considera fundamental –y así lo ha transmitido también Feijóo– movilizar a quienes votaron a Alejandro Fernández el pasado 12 de mayo. "Alcanzar las autonómicas", pide el líder del PP a sus alfiles en Cataluña. Una quimera, habida cuenta de que la participación en las elecciones europeas ni siquiera roza el 50%.
Y es que el único objetivo del líder del PP es ganar. En principio, y según el mensaje que traslada en público, da prácticamente igual la ventaja. Feijóo ha planteado las elecciones europeas del próximo domingo como unas "generales de baja intensidad" –según las definen en su equipo– capaces de asestar a Pedro Sánchez un varapalo cuasidefinitivo. Ése y no otro es el marco establecido por Génova. Sin embargo, la importancia de la cita y la capacidad del presidente del Gobierno de convertirse en un agujero negro de votos de la izquierda en las últimas semanas, acelerada la estrategia de polarización de Moncloa, generan intranquilidad en el líder del PP. Es por ello que Feijóo necesita una máxima activación de voto, sobre todo, en los fieles al partido.
A por el "desempate"
La última llamada del PP es al "desempate". Un mensaje incorporado, incluso, al lema de campaña. Fuentes cercanas al líder del PP reconocen en conversación con este periódico que el objetivo no es otro que "activar al electorado tradicional" y "hacerles sentir que su voto decisivo". "Imaginaros qué estaría dispuesto a hacer si empatamos el domingo: ni medios, ni Justicia española, ni Justicia europea, ni oposición. ¡A Sánchez no le vale nadie!", dijo Feijóo este jueves, en la madrileña Plaza de Callao, en lo que el PP denominó acto central de campaña.
También insistió Isabel Díaz Ayuso en la idea del "empate" que el PP ha elegido para insuflar ánimos en su electorado en las últimas horas de campaña. La presidenta de la Comunidad de Madrid lo hizo con una referencia directa a las últimas elecciones generales, la victoria amarga de Feijóo contra Sánchez, estéril a la postre para llegar al Palacio de la Moncloa. Por ello pidió "no caer en los errores de la última campaña", cuando la gente, a su juicio, "pensó que estaba hecho" y "dejó de votar".
Por eso, lo que ocurra el domingo, será para el PP una especia de partido de vuelta contra el 23-J. Un resultado que rápidamente "será extrapolado" con la Ley D'Hont para, en el caso de poder abanderar "una victoria clara del bloque de la derecha", dicen en Génova, escenificar que Sánchez carece del apoyo social para seguir gobernando. "No hay nada decidido", advirtió Ayuso. "Hay que ir a votar para obtener una amplísima mayoría", siguió, "que demuestre que el proyecto de Sánchez.
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