El euro, la prometedora divisa lanzada el 1 de enero de 2002 que, 10 años después, comparten 20 países -España incluida-, vive hoy sus peores momentos. Nunca hubo tantos economistas defendiendo que, para algunos estados, la mejor salida a la crisis de deuda europea pasaría por una vuelta a la divisa nacional para poder devaluar la moneda propia e impulsar las exportaciones.
En medio de este debate de hipótesis inciertas emerge otra realidad que no tiene que ver con exportar, sino con la economía doméstica: los consumidores han sido los grandes perdedores durante esta primera década del euro. Así lo pone de manifiesto un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), avalado por el INE y en el que colaboran otras entidades, como Idealista.com o la Sociedad de Tasación: el aumento de precios por encima del IPC (fijado en el 32%) en los últimos 10 años. El documento recoge subidas aberrantes con relación a su coste en pesetas, hace 10 años. Subidas que nunca bajaron.
Los salarios solo un 14%
Es el caso del pan: su valor se ha elevado un 85% respecto a lo que costaba antes del 1 de enero de 2002. Las patatas cuestan un 116% más. Los huevos, un 114%. La leche, un 48%. Por la cesta de la compra, que reúne los productos anteriores y otros igualmente básicos, se pagaba en abril de 2001 en torno a 4.600 euros al año. En mayo de 2011 se pagaba por la misma cesta una cantidad harto mayor: 6.800 euros (un 48%).
Esta vorágine no se ha visto compensada por un auge salarial: mientras que el sueldo medio escaló menos de 14 puntos (13,7%), el IPC subió un 32%. El problema reside en qué tipo de productos ha crecido por debajo de esta tasa. La respuesta: tan solo la tecnología, la prensa, los coches y la carne de cerdo. ¿Y los que más se han encarecido? La OCU lo tiene claro: aquellos imprescindibles para el usuario medio.
"No se trató de un ajuste puntual"
Aparte de los alimentos, hay otro tipo de productos cuya subida de precio quita el hipo. Es el caso de la vivienda, que hoy cuesta un 66% más pese a los tres años largos de crisis inmobiliaria, razón de peso para pensar que el ladrillo no ha bajado todo lo que debía. En Madrid y Barcelona una casa vale, respectivamente, un 78% y un 70% más que hace 10 años.
También asusta la carestía de los transportes, entre un 45% y un 58% más caros. Por no hablar de los carburantes. Sobre estos, el informe dice así: “Su subida sirve para explicar la de los transportes en general, ya que los combustibles cuestan hoy un 82% más que antes del euro”.
“El euro fue impopular desde el principio por una sencilla razón: los precios de productos y servicios subieron más de lo esperado”, arranca el informe. Pero, pasados los primeros meses, los productos seguían siendo caros para lo que la gente cobraba, como asevera la OCU: “Pese a lo que algunos expertos aseguraban, no se trataba de un ajuste puntual para ponernos al nivel de Europa. Las subidas de precios se convirtieron en tendencia, cargando todo el peso del cambio sobre los hombros del consumidor”. Y así hasta hoy.
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