En las cárceles españolas hay cerca de 600 presos de ETA y en las francesas alrededor de 140. Desde que en octubre de 2011 la organización terrorista anunció el cese definitivo de las armas, los ha colocado en el centro de atención y ha trasladado a los gobiernos de España y Francia que encontrar soluciones ventajosas para ellos es una condición indispensable para la disolución de la banda. La firme negativa del Gobierno a negociar beneficios penitenciarios extraordinarios para estos presos ha conducido a ETA a mover sus fichas en Francia, en busca de resultados que no ha podido obtener en España, aseguran fuentes conocedoras de sus movimientos.
ETA ha trasladado a los gobiernos español y francés que los beneficios penitenciarios para sus presos son una condición indispensable para que se disuelva la banda
Conscientes de esta estrategia de ETA, medios gubernamentales confirman que se han estrechado los contactos entre los equipos que dirigen Jorge Fernández Díaz y su homólogo francés, Manuel Valls, para impedir que la banda juegue con ventaja. “Estamos actuando coordinadamente con Francia, de forma mucho más estrecha en las últimas semanas, para conseguir avanzar en la misma dirección, ya que si las autoridades vecinas dan un paso equivocado puede ser tremendamente perjudicial para los objetivos que perseguimos”, asegura una alta fuente de Interior.
Esta misma fuente recuerda el contenido del comunicado hecho público por ETA el pasado 25 de noviembre, en el que enfatizó la importancia de involucrar al Ejecutivo galo en la negociación sobre el futuro de los presos como condición indispensable para llegar al “desarme y la desmilitarización”. En este mismo comunicado, la organización terrorista expuso que los dos gobiernos tienen un conocimiento exacto de su disposición a negociar y que su rechazo al diálogo podría “frustrar la oportunidad de paz”.
La contundencia con la que el Gobierno se ha negado en rotundo a negociar con ETA soluciones rentables para sus presos no ha sido contestada con agresividad, de momento, por el PNV, cuyo presidente, Iñigo Urkullu abordará en breve con Mariano Rajoy esta cuestión en La Moncloa. Pero la que se está agitando y mucho es la izquierda abertzale. Batasuna acaba de anunciar ahora su disolución en Francia y hace quince días consiguió que los principales partidos galos suscribieran en Baiona una declaración a favor de la mejora de la situación de los presos etarras y de la negociación entre los gobiernos español y francés. Los firmantes, entre ellos los socialistas que ahora gobiernan en el país vecino, abogan en esta declaración por utilizar a mediadores internacionales para resolver el conflicto y por conseguir, al menos para los reclusos internados en prisiones francesas, beneficios penitenciarios que no han podido lograr los etarras ingresados en cárceles españolas.
La izquierda abertzale dispara sus movimientos en Francia para conseguir que el Gobierno de Hollande vaya más deprisa que el Ejecutivo de Mariano Rajoy
Esto es, justamente, lo que está tratando de impedir el Gobierno español, consciente de que ETA está intentando por todos los medios abrir una vía de agua en la estrecha colaboración antiterrorista que mantienen ambos países desde la etapa de Sarkozy, a la que ha dado también continuidad desde el pasado mayo François Hollande. “En conseguir que esto no suceda nos jugamos muy probablemente el fin definitivo de ETA”, asegura un alto cargo de Interior.
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