Flori Pozuelo es la responsable del equipo de 40 psicólogos que desde el próximo mes de enero comenzará a tratar en las cárceles españolas a condenados por delitos económicos en un programa de “reeducación y rehabilitación”, según Interior. Entre ellos se encuentran las decenas de presos de la corrupción que han marcado las crónicas judiciales de los últimos años. Desde Iñaki Urdangarin a Luis Bárcenas pasando por Rodrigo Rato, todos podrán acogerse a este plan voluntario de 32 semanas de duración.
Pozuelo asume que en esta primera edición habrá muchas reticencias a participar. Con un enfoque psicológico, incluye actividades como sentarse cara a cara con víctimas directas e indirectas de sus delitos de corrupción. También contempla talleres para combatir el narcisismo, analizar el valor del dinero, la ostentación de poder o la autoestima, según señala en entrevista con Vozpópuli.
Pregunta: ¿Cuándo arranca el programa?
Respuesta: Hemos formado a 31 psicólogos de centros penitenciarios y nueve de centros de inserción social, que están en tercer grado. Este mes y hasta la primera quincena de enero van a seleccionar a los potenciales participantes. Realizarán una entrevista individual con cada uno. Se les informará del programa, que es voluntario. En enero este programa comienza. Ahí empiezan las primeras de las 32 sesiones que tiene el programa (una por semana).
P: De los 2.044 presos condenados en España por delitos económicos, ¿a partir de qué cifra de participantes se considerará un éxito?
R: Los grupos no pueden ser numerosos porque entonces no son eficaces terapéuticamente, entonces barajamos entre ocho y diez como máximo por cada cárcel. Teniendo en cuenta el perfil de este tipo de internos, posiblemente el número de esta primera edición será menor. La media será de entre cinco y siete. El éxito no es solo cuantitativo, es importante ver el beneficio individual de cada uno. Establecemos una evaluación al principio y al final del programa. No es tanto la cantidad como la calidad de los cambios conseguidos.
P: ¿Cómo entiende usted el perfil de estos delincuentes?, ¿Qué diferencias hay con otros?
Tienen características propias diferencias, por ejemplo, al interno condenado por agresión sexual o violencia de género. En general se tiene la cultura, y ellos mismos la tienen, de que no necesitan nada, que están reinsertados en la sociedad. Esto es un error porque no responde a la realidad. Estas personas tienen medios económicos para desenvolverse en la sociedad, pero han demostrado una conducta antisocial, por lo tanto necesitan un programa de intervención con el fin de enseñarles a realizar y a conseguir una conducta prosocial con el resto de personas que no cometemos ningún tipo de delito.
La baja autoestima y el bajo autoconcepto está estrechamente relacionado con este tipo de delitos
R: ¿Cómo se combate el narcisismo? Una de las unidades terapéuticas habla de combatir este rasgo de personalidad.
Estas personas necesitan ser muy admiradas por los demás. Es una característica común que tienen: una necesidad de valoración por parte de los demás. Si tienes esa necesidad, es que tienes un bajo autoconcepto de ti mismo y una baja autoestima. Ese es el rasgo y la característica subyacente a la persona que es narcisista. La primera unidad se trabaja el “quién soy yo”, “cómo me valoro” unida a la percepción que cree que la sociedad tiene de él. Ahí es dónde se ve la quiebra. Ese narcisista, lo que percibe de sí mismo, es muy bajo si no está avalado por la percepción del yo social. Ese equilibrio es lo que hay que trabajar, la identidad personal.
P: ¿Se puede concluir que los autores de delitos económicos tienen baja autoestima?
R: La literatura científica nos dice eso pero la literatura científica de hace un siglo. La baja autoestima y el bajo autoconcepto está estrechamente relacionado con este tipo de delitos. Anteriormente se le llamaba delincuencia de cuello blanco. Ahora ha abarcado tanto que se le llama delincuencia económica. Todos los autores que han estudiado esto siempre han apuntado por ahí.
P: Han hecho un programa piloto con 78 individuos, entre ellos empresarios de éxito que no han cometido ningún delito, pero que han ayudado a trazar el perfil
Nos centrábamos en el narcisismo, el egocentrismo, el engaño y la manipulación, características que definen este tipo de delincuencia. Para eso teníamos unos cuestionarios que miden el nivel de estas características. Pero para que sea válido, hay que hacerlo en comparación con alguien. Para ello cogimos un grupo de condenados por otros delitos y un grupo externo de profesionales que no han cometido ningún delito. Se les pasó el mismo cuestionario. Eso después se analiza matemáticamente y nos dice quién lo tiene presente. Efectivamente, los que habían cometido delitos económicos que estaban en prisión tenían un mayor índice en las características señaladas. Para que sea significativo, necesitamos una muestra más amplia y eso aprovecharemos para hacerlo durante el programa con los tres colectivos: los que hagan el programa, condenados por otros delitos y también a grupos de empresarios de la calle.
P: También se habla de la necesidad de mezclar a los condenados con otros entornos ¿Qué mayor terapia que el patio de la cárcel donde conviven con delincuentes de todo tipo?
R: Una cosa es que comparta un patio de la cárcel donde a lo mejor ve a otras personas pero no comparte nada con ellas, porque los grupo se suelen unir entre ellos y no interrelacionarse. Lo que se busca son actividades programadas para que conecten con otras realidades. Para que salgan de ese núcleo de referencia que siempre han tenido. Por ejemplo, si trabajamos la empatía, nosotros tenemos internos que son enfermos mentales y para eso hacen falta internos de apoyo, bueno pues que se encarguen de ellos. La idea es que se relacionen desde un plano horizontal, no desde ese plano de estatus de poder y autoridad al que están acostumbrados.
Una víctima no directa de un delito económico puede ser una persona afectada. Por ejemplo, el fraude de Afinsa.
P: ¿Será con gente de la cárcel o con gente de fuera?
R: Si están en tercer grado lo harán fuera de la prisión, irán a unidades terapéuticas de intervención de drogadicción, discapacidad, enfermos mentales... Pero si está en prisión lo harán con otros internos.
P: El programa contempla la Justicia restaurativa, es decir, que los condenados se sienten con sus víctimas. En un delito como la violación o el terrorismo está muy claro quiénes son las víctimas, pero ¿quién es la víctima de un delito contra la Hacienda Pública? ¿Con quién se sentaría Urdangarin?
R: Se va a realizar por entidades externas que son profesionales especializados en este tipo de prácticas. Pero efectivamente en muchos de los delitos las víctimas no están identificadas. No tiene por qué ser la víctima directa, puede ser la no directa o familiares que se han visto dañados como consecuencia de ese delito. De lo que se trata es que el individuo se responsabilice del daño que ha causado, que realice de verdad, interiorizado, un perdón a las víctimas y que se busque fórmulas de restaurar ese daño causado. Pueden ser víctimas directas o indirectas.
P: ¿Puede poner un ejemplo de víctima indirecta?
R: Una víctima no directa de un delito económico puede ser una persona afectada. Por ejemplo, el fraude de Afinsa. Urdangarin no ha hecho ese daño, pero sí que esa víctima ha sufrido un perjuicio económico, bien sea por una entidad privada o estatal.
P: ¿Tendrá efectos a la hora de solicitar beneficios penitenciarios como progresiones de grado o permisos?
R: Cuando un interno ingresa en un centro se le diseña un PIT, que es su Programa Individualizado de Tratamiento. Se marcan los objetivos y los programas que debe hacer. Es voluntario, si no lo hace, no puede ser castigado. Puede recibir recompensas porque se premia que el interno esté activo en el centro, pero si el Equipo Técnico a quien ha cometido un delito económico le marca como objetivo hacer el programa de delitos económicos para su preparación a la vida en libertad y no lo hace pues no podrá obtener permisos.
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