El PSOE advierte a Sánchez de que es mejor que no declare si el PP le cita en la comisión del Senado. Dirigentes territoriales y varias fuentes con solera en el partido consultadas por Vozpópuli consideran que el secretario general, en estas circustancias, con la investigación policial y mediática sobre el caso Koldo en marcha, debería acogerse a su derecho a no decir ni una sola palabra que pueda perjudicar al partido. Fuentes del PP aseguran que está decidido llamar al presidente del Gobierno, pero Génova se reserva la bala para el momento más oportuno.
Las fuentes consultadas en Moncloa explican que el equipo del presidente ya tiene preparada la respuesta al acoso al que le van a someter los populares en la Cámara Alta. Sánchez, previsiblemente, se dedicará a hacer política y a confrontar con el PP. En la planta noble de Ferraz esperan con ganas el momento en el que el PP llame al líder socialista. "Que nos digan cuándo", sintetizan en la dirección socialista.
En cualquier caso, en el PSOE empieza a desatarse la tensión. Las fuentes consultadas en el partido reconocen que el tema está haciendo daño al presidente. La imagen publicada este fin de semana del presidente con el empresario Víctor de Aldama, en prisión y supuesto cabecilla de la trama Koldo, no ha sentado bien. El equipo de persuasión del presidente respondió con una campaña de fotos con personalidades que no prueban una relación más allá de los dos o tres segundos que suponen fotografiarse con cualquier persona. Además, volvieron a rescatar la foto de Alberto Núñez Feijóo con el narco Marcial Dorado.
Sánchez salió al paso y dijo, en un corrillo de informal con la prensa, que "nunca" ha cruzado una palabra, "ni en una reunión ni en una conversación, con Aldama". Y que él no controla quién se le acerca para tomarse una instantánea. "Uno no elige con quién se hace una foto y sí con quién se va de vacaciones", dijo el presidente en referencia a la famosa fotografía del líder del PP. "Me hago miles de fotos", zanjó. La imagen de los dos juntos fue tomada por Koldo García en 2019 durante la presentación de la candidatura de Pepu Hernández como aspirante a las primarias del PSOE para la Alcaldía de Madrid.
El magistrado de la Audiencia Nacional Ismael Moreno pidió el pasado miércoles al Tribunal Supremo que investigue formalmente al exministro de Transportes José Luis Ábalos por su "papel principal" en la red que campó a sus anchas en su ministerio para sacar provecho personal de la compra de mascarillas durante lo peor de la pandemia. Sobre Ábalos penden los delitos de organización criminal, tráfico de influencias y cohecho.
Ahora, el Gobierno está en crisis, porque aunque nadie dentro pone la mano en el fuego por su excompañero -es más, le han tirado a los leones-, lo que esté por llegar puede ser una bomba de consecuencias impredecibles. "A nadie de Moncloa le resbala esto. A Pedro Sánchez le preocupa lo que pueda salir", explica una fuente conocedora como pocas de las derivadas del caso Koldo. Por el momento, el magistrado ya ha dejado una granada en Mocloa al dejar por escrito su firme convencimiento de que el "jefe 1" al que se refieren los informes de la Guardia Civil es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que implica en el sospechoso rescate de la aerolínea Air Europa.
Sánchez insistió en que cuando destituyó al exministro de Transportes, en julio de 2021, desconocía las actividades por las que se le investiga. "Hice una crisis para renovar y relanzar al Gobierno en la labor del Ejecutivo, después de haber sufrido una pandemia terrible, tremenda. Esa crisis profunda hizo que saliera Ábalos del Gobierno, es lo que le puedo decir", dijo el mismo dia que el juez de la Audiencia Nacional pidió la imputación de Ábalos.
Nadie entendió la salida de Ábalos de Moncloa. Fue una inexplicable sorpresa para la mayoría de socialistas. Pero ahora que su nombre se maneja en la Audiencia Nacional como protagonista necesario de la trama liderada por el empresario Víctor de Aldama, cabe preguntarse si el presidente del Gobierno era conocedor o no del vendabal que se desató en el Ministerio de Transportes y si fue ese o no el motivo por el que cesó a su extodopoderoso hombre de confianza en un intento de cerrar una ventana que ha abierto de nuevo el demoledor informe de la UCO sobre la trama Koldo.
Lo cierto es que Sánchez vive su peor momento desde que llegó al Palacio de la Moncloa hace más de seis años. El presidente del Gobierno prosigue su huida pese a los obstáculos, cada vez mayores, que se le ponen en un camino de incierto final. Pero por difícil que lo tenga, por mucho que la ética de la asunción de responsabilidades le demande volver a reflexionar sobre su dimisión -como le pide la oposición-, está obcecado y dispuesto a agotar los mil días de legislatura. El líder del PP aprovechó este miércoles el ruido de Ábalos para pedirle una vez más su renuncia al frente de los mandos del país.
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