El PSOE vive uno de sus peores momentos electorales en la Comunidad de Madrid. El partido acumula más de dos décadas fuera de sus principales instituciones -gobierno regional y ayuntamiento de la capital-. Y en las elecciones autonómicas del 2021 no solo fue ampliamente derrotado por Isabel Díaz Ayuso, sino que además quedó relegado a tercera fuerza política en la Comunidad tras verse superado por Más Madrid.
Los problemas que arrastra el PSOE en Madrid no son de ahora. De hecho, Alfonso Guerra advirtió hace ya 26 de años de que el socialismo tenía un grave en esta región. Lo hizo en una comisión ejecutiva federal que se puede considerar histórica. Tuvo lugar el 4 de marzo de 1996, 24 horas después de que José María Aznar lograse una victoria exigua pero histórica para desalojar a Felipe González de La Moncloa después de 13 años.
"Hay que prestar atención urgente al electorado de Madrid", recoge el acta sobre las palabras de Guerra. "Solo en Madrid nos sacan 600.000 votos".
Guerra, profético con Madrid
Esa acta y otras muchas forman parte del legado aportado por José Bono a la Fundación Pablo Iglesias. Vozpópuli ha informado de algunas de las revelaciones que estos documentos aportan, sobre todo en la etapa que Bono ocupó el Ministerio de Defensa. El legado que recoge su etapa en el PSOE no es tan completo, ya que apenas hay nada de su momento más crucial: la inesperada derrota de Bono por nueve votos frente a José Luis Rodríguez Zapatero en el congreso federal del 2000.
Sin embargo, las actas de la ejecutiva federal, de la que Bono era miembro, entre 1995 y 1997 constituyen una interesante crónica de la compleja situación que vivió el PSOE y González. Son los momentos previos a la llegada del PP a La Moncloa, en la que el partido no daba abasto para apagar los incendios de la corrupción o de su debilidad parlamentaria.
Además del comentario profético de Guerra sobre Madrid, otro de los episodios que recogen las actas es el intento de González de renunciar a la candidatura del PSOE en las generales de 1996. El expresidente sugiere en varias ocasiones que su tiempo político está agotado. El debate estaba en la prensa y surgió puntualmente en algunas reuniones de dirección. González no contribuyó a despejar esas dudas.
González: "Soy un problema"
La cita clave tuvo lugar el 18 de diciembre del 1995, cuando el Gobierno ya tenía claro que habría elecciones anticipadas en primavera. El contexto es el de un Ejecutivo que veía tumbados los Presupuestos y tenía que decidir si González se sometía a una cuestión de confianza o iba a las urnas. Las elecciones serían en marzo.
González tomó la palabra y aseguró que su idea inicial era no presentarse a la reelección en 1993. Y que entonces le convencieron con la condición de apartarse definitivamente en los siguientes comicios. "Puedo ser un problema y no una solución", dijo González a sus compañeros. "Mitterrand decía que lo que más le gustaba es que en seis meses Chirac le había devuelto la popularidad".
"Muchos compañeros creen que soy un problema. No seamos conservadores y afrontemos el futuro con alegría y frescura intelectual", añadió. "Ha habido mucho desgaste personal y político. Hay gente que querría apoyar el proyecto si hubiera cambios personales. Si me voy podría llevarme la parte negativa, y el que entrara se quedaría con lo positivo. Debemos liberarnos de la carga de la corrupción".
Bono: "Huir de la derrota"
La comisión ejecutiva federal tenía entonces la potestad de proponer el candidato a la presidencia del Gobierno que después debía ratificar el comité federal. La dirección del PSOE no aceptó cambiar a González. El primero en tomar la palabra fue el propio Guerra. "Cuando un dirigente político disuelve el Parlamento, lo hace para continuar, no para abandonar", explicó. "Terminemos el asunto, comprendiendo las razones del Secretario General y nominándole como candidato".
González recibió el apoyo de toda la comisión con algunas críticas, como las del propio Bono. "La retirada de Felipe le dañaría personalmente; sería acusado por algunos de que huye de la derrota o que no quiere ayudar a la victoria", afirmó Bono. "A estas alturas, con las elecciones erróneamente anunciadas desde hace seis meses; con un partido con importantes problemas internos en su dirección, no sería responsable que Felipe se retire".
González aceptó la candidatura: "La reacción va a ser dura y habrá que aguantarla".
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