Una de las novedades del PSOE este año electoral es su 'comité contra la desinformación de la derecha', porque en Ferraz solo ponen el foco en las noticias falsas que vierte el PP. Es más, los socialistas han puesto a técnicos de tres equipos a trabajar en el chequeo de informaciones declarativas que luego intentan desarmar en informes elaborados que envían a la prensa y que contienen todo tipo de justificaciones que son, en gran medida, el argumentario del partido para contrarrestar los enmarques de Génova.
Lo llamativo del asunto es que los socialistas se 'olvidan' de contar las medias verdades con las que ellos mismos revisten sus propios anuncios. Sin ir más lejos, nadie de la dirección del partido confirmó la relación que tienen con el PSOE los pensionistas y los jóvenes que cobran el SMI con los que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se hizo la foto en modo campaña. Tampoco salió ningún gerifalte de Ferraz a advertir de que la "cita con la ciudadanía" de Sánchez en Moncloa el pasado verano lo fue, en realidad, con candidatos, cargos del PSOE y simpatizantes.
Las diferentes secretarías del partido son las que se encargan de diseccionar el bulo en cuestión en función del tema que trate. Pero antes es el departamento de Comunicación el que identifica la desinformación y la secretaría de organización, que dirige el comité de marras, es la que pone en marcha todo el proceso. El partido recurre a "fuentes abiertas", según precisa, para encontrar la información con la que atacar el bulo. Es decir, los archivos web de los ministerios. Pero no solo. También del Congreso, el Senado, el Parlamento Europeo, el INE o los parlamentos autonómicos…
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El partido se agarra "a datos irrefutables". Fuentes del PSOE, además, inciden en que "no se audita a ningún medio de comunicación", sino "los bulos que Alberto Núñez Feijóo y otros dirigentes del PP intentan meter en el debate político". Y es que esa es una de las cuestiones más polémicas de tener un sistema de verificación que no se rige bajo principios estrictamente periodísticos. Si un 'medio de comunicación' de un partido no es más que un panfleto, cabe preguntarse si una herramienta de chequeo de bulos se basa en la realidad o no.
Este mismo jueves, el PSOE remitió uno de esos sesudos informes en los que detectó un bulo del PP en una información de El País titulada Feijóo defiende a Ayuso: “No se crean plazas de médicos. No hay pediatras. ¿Y la culpa es del PP?”. Ferraz destaca una afirmación del líder del PP: "En Sanidad no crean plazas de médicos, no amplían la oferta de los MIR, no hay médicos de Atención Primaria, no hay pediatras de Atención Primaria, y la culpa la tienen los presidentes del PP, sorprendente conclusión".
Y en la siguiente página se le da respuesta: "Fue un Gobierno socialista el que sentó las bases de lo que hoy es nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), en 1986, con la aprobación de la Ley General de Sanidad, impulsada por Ernest Lluch. Garantizar el derecho de todos los españoles a la protección de la salud es un compromiso que todos los gobiernos socialistas, hasta al actual de Pedro Sánchez...". También recuerdan que las competencias en materia de Sanidad se transfirieron a las CCAA en 2001, cuando gobernaba el PP de José María Aznar. "Con Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo hemos revertido los recortes del PP", zanjan.
El bulo, un arma vieja
Los bulos son armas antiguas. En política, la mentira es un arte tan viejo como la propia política. La humanidad asiste desde hace siglos a luchas despiadadas por controlar la información, que moldea la mente. Los hechos, sean reales o inventados, influyen en la percepción y en la opinión pública. La guerra por crear realidades alternativas se libra desde la Grecia antigua y, si algo enseña la Historia, es que la primera víctima de la guerra es la verdad. Se lleva viendo durante un año en Ucrania.
La novedad del asunto radica en el potencial del armamento. La sociedad recibe bombardeos constantes de información por varias vías, algo impensable hace apenas un siglo. Internet fue la bomba H de los bulos y las redes sociales son precisos bombarderos que sobrevuelan vigilantes cualquier objetivo. Por eso, no es extraño que haya dos ejércitos en constante tensión: los creadores de mentiras y sus cazadores.
La antinoticia
Al final un bulo o una desinformación no deja de ser un contenido falso con potencial viral y que la gente interpreta y viraliza como si fuera real con la salvedad de que a veces está credo explícitamente para ello y otras no. Los medios de comunicación, cabe reseñarlo, son un engranaje clave de la batalla. El expresidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape) Nemesio Rodríguez ya recalcó que un bulo es la antinoticia, un atentado contra el material del oficio: “Es una noticia falsa, propagada de mala fe para conseguir un fin espurio”.
Precisamente, el Gobierno de Sánchez entró en una polémica hace poco más de años, cuando aprobó un plan de actuación contra la desinformación que sigue las directrices de la Unión Europea para combatir las 'fake news'. El objetivo que se marcó Moncloa es evitar la intromisión de información falsa que afecte al funcionamiento de las instituciones y de los procesos democráticos. Y, para ello, según la orden ministerial, se examina “la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación”, algo por lo que pusieron el grito en el cielo las asociaciones de periodistas. Ahora el PSOE se sube al carro.
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