Pedro Sánchez quiere lanzar cuanto antes a los leones del Congreso a Alberto Núñez Feijóo. Por eso, según fuentes gubernamentales consultadas por este diario, el PSOE, que preside la Cámara, impondrá la investidura del líder del PP en un plazo máximo de dos semanas. "Es probable que a finales de agosto primeros de septiembre", precisan estas fuentes. No obstante, fuentes de la Mesa aseguran que aún no se ha debatido sobre los plazos.
El propio político gallego, tras su despacho con el Rey Felipe VI en Zarzuela, ha deslizado que anticipa la premura con la que el presidente del Gobierno en funciones quiere fundir a su némesis. Vamos, que ya ve la jugada venir. Por eso, Feijóo pidió tiempo, porque su intención es empezar el próximo lunes 28 una ronda de contactos con las fuerzas políticas de la Cámara "al objeto de conocer cuál es su posición de forma concreta".
El líder del PP, zanjó en el Congreso: "Supongo que el candidato necesitará tiempo para hablar con los grupos. Hacer una investidura sin hablar con los grupos supondría un formato no parlamentario. Y obligar a un candidato a hablar con los grupos en horas o en días supondría que ese candidato parte con una situación de desigualdad respecto a otros candidatos que pueden tener mucho más tiempo". En efecto, Feijóo huele que si él va primero a la investidura, Sánchez contará con más margen. Eso, precisamente, es lo que señalan fuentes gubernamentales en conversación con Vozpópuli: "Pedro [Sánchez] sería algo más tarde para tener margen…pero no demasiado, sobre el 10 de octubre".
Objetivo La Alhambra
Cabe recordar, como ya contó este diario, que Moncloa tiene una fecha límite que no quiere sobrepasar de ninguna manera: la cumbre informa de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará en La Alhambra de Granda el próximo 6 de octubre. Esa es la línea temporal que maneja el jefe del Gobierno en funciones. Lo cierto es que de los encuentros de Sánchez y Feijóo en Zarzuela con Felipe VI, se desprende que ambos políticos se ven con derecho de someterse a la confianza de los diputados elegidos por los españoles el pasado 23 de julio.
Sánchez recalcó tras verse con el Jefe del Estado y amparándose en el resultado de la votación de la Mesa del Congreso que "solo hay una mayoría parlamentaria posible, una mayoría progresista liderada por el PSOE". Pero necesita tiempo para cerrar un acuerdo con Junts que le permita encajar una amnistía para los líderes del procés en la arquitectura constitucional. Y es que en estos momentos, Sánchez no cuenta con tantos votos (172) como Feijóo. Por eso, el líder socialista se apresuró a dejar claro que su partido respetaría la decisión que tomara el Rey.
Como contó este diario, el Gobierno admite que la amnistía forma parte de las conversaciones para formar un Ejecutivo. Lo cierto es que Moncloa parece dispuesta a jugar ahora con una calculada ambigüedad mientras se difunden supuestas reclamaciones y exigencias paralelas de Junts más allá de la amnistía de marras y el referéndum de autodeterminación. Mientras, los socialistas sufren la presión de Sumar. La vicepresidenta segunda en funciones y líder de la izquierda a la izquierda del PSOE ha activado un grupo de una veintenta de expertos jurídicos -capitaneados por Jaume Asens- para afrontar con "valentía" el conflicto en Cataluña. Es decir: para encontrar una solución legal a la amnistía.
Todo en el derecho es posible Fuentes del entorno de Yolanda Díaz
Fuentes del entorno de Díaz, explican: "Todo en el derecho es posible". Y esa es la clave. La coalición está buscando la forma de atar a los independentistas. Además, el PSOE tiene otro interés. "Nos interesa que vaya Feijóo por delante y constate que no tiene mayorías. Es la estrategia inicial y es la correcta. En el debate de investidura tendrá que crear un discurso político que si es de dureza consolidará los apoyos alternativos al PSOE y, si es de tender puentes, dificultará el acuerdo con Vox. Y, en todo caso, quedará más evidente que solo hay una mayoría posible liderada por el PSOE", razona un destacado socialista.
Si hubiera un debate de investidura fallido a principios de septiembre, comenzaría a contar un plazo de dos meses para posibles nuevos intentos. Si no sale adelante en los dos meses siguientes, se disolverían las Cortes en noviembre y se celebrarían elecciones a los 47 días, lo que apunta a que las elecciones generales deban celebrarse o el domingo 24 de diciembre, Nochebuena, o el domingo 31 de diciembre, fin de año.
El calendario político tiene, además de los actos de la Presidencia española de la UE, una cita ineludible a principios de septiembre con la Asamblea General de la ONU. Y se espera la presencia de Sánchez. Los tiempos de la investidura los maneja la Mesa del Congreso, por lo que otra opción que cabría barajar es que se modifique, ya con el Congreso constituido, el plazo legal para la celebración de comicios.
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