Faltan seis días para que Pedro Sánchez se examine en las elecciones municipales y autonómicas. El presidente del Gobierno lleva semanas preparando la prueba, pero en el PSOE, según hasta cinco fuentes relevantes del partido, hay un sector que cree que se ha equivocado; que nunca debió haber protagonizado la campaña electoral y nacionalizarla, porque eso ha permitido al PP atacar y plantear los comicios como un plebiscito, lo que de facto ya aceptan los propios socialistas.
Estas mismas fuentes se alinean así, con el ex jefe de gabinete del presidente Iván Redondo, que en su tribuna de este lunes en La Vanguardia criticó la estrategia de Moncloa: "La mejor estrategia política era una campaña de fuerte contraste local, porque el PSOE dispone de los mejores presidentes y alcaldes, de largo. Lucirlos creativamente hubiera funcionado combinado con la hiperactividad clásica del presidente en las campañas. Hoy, aquí y ahora tendría ganado ya este 28-M”.
La estrategia de Ferraz y Moncloa para ganar las elecciones ha sido cocinada directamente por el presidente y consensuada con su núcleo duro que capitanea su jefe de gabinete, Óscar López. Pedro Sánchez ha decidido plantar cara al PP de Alberto Núñez Feijóo desde el primer momento. El anhelo del presidente es propiciar una primera derrota a su némesis en Génova para cortar la sensación de cambio ciclo que transmiten casi todas las encuestas.
Los puñales de Page y compañía...
Pero también hay dirigentes del partido que no esconden su preocupación por el peso del presidente y de los temas nacionales en esta campaña. El propio presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se sinceró en una entrevista en El Mundo: “Yo tuve hace dos meses la esperanza de que la campaña no entrara en permanente trajín nacional y a veces los árboles no dejan ver el bosque. Creo francamente que sobra crispación. En este momento, nadie se siente seguro de alcanzar una gran mayoría, que es lo que da estabilidad y serenidad. Veo a los políticos de Madrid en un permanente infarto porque todo se puede jugar a los puntos”.
Lo cierto es que el partido no termina de carburar en las encuestas. Es más, hasta el CIS ha reducido la distancia entre socialistas y populares a poco más de dos puntos a favor de Ferraz. Pero todo indica que el PSOE tendrá difícil el examen. La inclusión de 44 etarras en las listas de Bildu para el 28-M y la reticencia de Sánchez a comprometerse a no pactar con la izquierda abertzale tras las elecciones ha dinamitado la campaña. Por mucho que el PSOE venda que el asunto de marras es una “burbuja”, lo cierto es que ha castigado las opciones del partido en algunas plazas importantes.
No por casualidad, el presidente de Aragón, Javier Lambán, se decidió a mencionar a ETA en el acto de Zaragoza ante el mismísimo Sánchez. Moncloa llevaba días intentando enterrar el tema, pero el aragonés tuvo que expiar los ‘pecados’ de su partido ante los suyos y pedir al presidente del Gobierno que no mantenga relación alguna con Bildu consciente del roto que ha provocado al partido.
El 'plebiscito'
En verdad, en Ferraz se comienza a ver el resultado del 28-M como un plebiscito sobre Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno y líder socialista se ha involucrado tanto en el carrusel electoral que, fuentes socialistas de primer nivel consultadas por este diario asumen que el veredicto de las urnas será, en cierta manera, la opinión de los españoles sobre el mandato de Sánchez. Eso sí, estas mismas fuentes son optimistas y explican que "no habrá tortazo". A la vez que admiten que "la campaña es él". Sánchez lleva semanas haciendo grandes anuncios -que suponen casi 20.000 millones- En verdad, en Moncloa y en Ferraz piensan que están sabiendo dar con la tecla para desactivar a los populares. Pero en el partido cunden los nervios.
Hay alcaldes, presidentes autonómicos socialistas y candidatos que se han tenido que defender de la marca Sánchez en sus particulares debates electorales. El PP ha logrado colar como tema central de la campaña la derogación del ‘sanchismo’ y han conseguido tapar la gestión de los asuntos locales y regionales. Fuentes gubernamentales intentan dar la vuelta al argumento y venden que es a los candidatos del PP a quienes no les hace gracia hablar de Bildu o de Sánchez porque no pueden lucirse. Pero esa es precisamente la gasolina que necesitan para superar al PSOE.
Mientras, Sánchez controla el PSOE con puño de hierro. Tan solo los citados barones, y el líder de los socialistas madrileños, Juan Lobato, han criticado con cierta dureza al presidente. Pero poco más. Solo palabras, porque lo cierto es que en Ferraz saben que no pueden rebelarse contra el líder socialista. Él es el presente del partido por mucho que esté por ver que siga siendo su futuro. El 28-M se conocerá la primera respuesta de la bola de cristal.
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