El PSOE reconoce que Junts exige entrar en el Ayuntamiento de Barcelona para apoyar el techo de gasto en el Congreso de los Diputados. Fuentes del PSC explican que los secesionistas catalanes piden tocar poder en el consistorio en niveles intermedios y en empresas municipales, aunque aseguran que eso no ocurrirá. En el Gobierno central, pese a todo, se respira optimismo. "La negociación con Junts va mejor", explican en el núcleo duro de Pedro Sánchez cuando se pregunta por la negociación.
Lo cierto es que tras el último contacto hecho público en Suiza entre socialistas e independentistas, el mes pasado, algo se ha movido. El PSOE y Junts ven posibilidad real de lograr a un acuerdo, previa cesión, que permita a ambos partidos ganar algo (tiempo sobre todo). Para los socialistas, aprobar la senda de déficit sería una victoria importante para seguir hacia delante con la legislatura.
Y para Junts toda contrapartida jugosa a cambio podría ayudarles a marcar un gol igual de importante que el del cupo catalán de ERC, que llegó en el descuento para hacer presidente de Cataluña al socialista Salvador Illa. Que las negociaciones marchan razonablemente bien se explica por la amenaza que emitió Laura Borràs este martes, cuando sugirió que el líder del PSOE se podía enfrentar a una moción de censura que lo descabalgara. Nada más lejos de la realidad.
Las negociaciones entre el PSOE y Junts sobre el techo de gasto están en un punto crítico. Entre otras cosas, Junts también exige aumentar el margen de déficit de las comunidades autónomas, reclamando un tercio del objetivo total, lo que les otorgaría más capacidad de endeudamiento. El problema para los socialistas es que esta propuesta podría reducir la capacidad de gasto de la Administración central en unos 12.000 millones de euros, lo que genera resistencias en el Gobierno, aunque parece estar dispuesto a ceder parcialmente en pro de alcanzar un acuerdo. Los mensajes de Moncloa ahora son claros: si hay más dinero para las Comunidades Autónomas es gracias a Pedro Sánchez.
Los socialistas, no obstante, piensan que ceder demasiado sobre el techo de gasto podría complicar la aprobación posterior de los Presupuestos, ya que todo está vinculado. Junts, por su parte, busca negociar con firmeza pero sin romper los lazos, dado que sus siete diputados en el Congreso son clave para la estabilidad del Gobierno. A pesar de la distancia entre las posturas, se están explorando concesiones que podrían desembocar en un acuerdo que añada a Sumar para apoyar la redistribución del déficit en favor de las regiones.
Fuentes de Junts explican: "Hasta el año 2014, el Estado se quedaba con el 80% del déficit y las CCAA y administraciones con el 18%. Esto fue denunciado por todos, también por ERC.
Y ahora, además, el gobierno español proponía que ellos se quedaran con el 96% y las autonomías con el 4%. La propuesta del 4% no es buena. Y es necesario saber cómo se reparte ese 4%: ¿en función del PIB? Nosotros necesitamos saber qué estamos votando. No estamos hablando de presupuestos con el PSOE. Pero hay una interlocución constante con ellos. Cuando se anuncia que quieren contar con nuestros votos, les advertimos que la carpeta está vacía".
En cualquier caso, tanto fuentes del PSOE como de Junts sostienen que "están sucediendo cosas en relación a la senda". Eso sí, los secesionistas catalanes avisan: “Pero que nos resuelvan el tema de las comisiones [en referencia a las comisiones de la policía patriótica y de los atentados del 17-A] no implica un acuerdo sobre la senda". Carles Puigdemont, decidido a no abandonar la primera línea de la política, está decidido a seguir exprimiendo a Pedro Sánchez.
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