Un sector del PSOE anda revuelto. La 'cumbre' de este último fin de semana en Lanzarote entre Pedro Sánchez, Salvador Illa y José Luis Rodríguez Zapatero en plenas vacaciones ha generado cierta incomodidad en el partido. Lo cierto es que el jefe del Ejecutivo tiene ahora, según explican fuentes socialistas, en el expresidente del Gobierno y en el recién elegido presidente catalán a dos de sus consejeros primordiales. Y un sector del partido recela por ello, por la estrategia que seguirán para Cataluña y para el resto de España.
Hasta el momento, el único que ha ocupado cargos de responsabilidad en el Gobierno de Sánchez -y con solera socialista- y ha cargado contra la aparente soberanía fiscal para Cataluña es Josep Borrell. El todavía alto representante europeo de política exterior lamentó este lunes en una entrevista en El País que el acuerdo implica seguir dando pasos para transformar el modelo de Estado por la puerta de atrás, así como asumir el relato del procés: "Para mí este modelo es más confederal que federal [...] Es un salto hacia la soberanía fiscal de Cataluña. Seguimos haciendo cambios estructurales del modelo de Estado en función de las coyunturas electorales".
"[Zapatero e Illa] Parecen los nuevos 'Migueles", explican estas fuentes, que ven en la escenografía una fórmula habitual de Sánchez. Es decir, generar pequeños círculos de primer orden en los que se decidiría la línea política sin contar con el resto de órganos en Moncloa [maitines, por ejemplo] y en el PSOE [la ejecutiva]. Otra fuente lamenta que este tipo de encuentros solo sirven para alimentar la desconfianza al no conocerse nada sobre el contenido de la cita. "Se saltan los códigos internos", explica.
En verdad, no se entiende el funcionamiento interno del PSOE sin sus federaciones territoriales. Los barones tienen mucho que decir sobre la línea política del partido, aunque el secretario general, Pedro Sánchez, ha ejercido en estos años desde su llegada al poder un liderazgo vertical que ha conseguido contrarrestar la influencia de las sucursales socialistas de España. Y algunas de ellas están en pánico. Creen que tendrán imposible recuperar el poder territorial que se fue por el sumidero en mayo del año pasado. ¿Por qué? Por Cataluña.
Sánchez quiso que trascendiera el cónclave de Lanzarote. No por casualidad, se dejó ver en el mercado de Haría con el exministro de Sanidad y su mujer, Begoña Gómez. El presidente mandó un mensaje potente. Illa se ha convertido en una importante muleta del Gobierno de Sánchez, consciente de que el futuro de su legislatura pasa, inexorablemente, por Cataluña. Y, por eso, en la ecuación también aparece el expresidente Zapatero, quien tiene una residencia en Lanzarote. Zapatero es uno de los eslabones de comunicación de Moncloa con Junts, así como uno de los urdidores de la estrategia de Sánchez.
Como ya contó este diario, dentro del PSOE hay quien ve la mano de Zapatero en el pacto suscrito entre Moncloa y ERC. Algunos destacados socialistas intuyen que el expresidente está intentando resarcirse del fracaso de su política hace casi dos décadas, ya que se siente responsable de la eclosión del procés. Es más, en las filas del partido señalan que, a falta de una explicación detallada desde Ferraz del acuerdo, los términos desvelados por ERC apuntan a que se trata de una vuelta al embrión del Estatut de 2006 que laminó el Tribunal Constitucional.
Al menos, en su parte sobre la fiscalidad. De hecho, fuentes de la negociación reconocen que ese fue el punto de partida para empezar a hablar con el PSC. En especial, todo lo relacionado con el nuevo sistema de financiación y el papel que la Agencia Tributaria catalana jugará en el nuevo modelo propuesto por Moncloa y ERC.
El acuerdo entre Moncloa y el PSC, entre otras cosas, saca a Cataluña de la caja común, permite que una Hacienda catalana recaude el cien por cien de los impuestos y no aclara qué parte de ese dinero revertirá luego a la caja común, quebrando el principio de solidaridad entre territorios. Todo eso es lo que tiene de uñas a las federaciones del partido, que esperan que el nuevo president o el PSOE den algún detalle más sobre el trato.
El expresidente Zapatero lleva tiempo mediando entre el Ejecutivo y el independentismo. Es más, ya intercedió para impulsar el trato con Junts: "Zapatero tiene iniciativa propia. Él siempre ayuda", explican fuentes de la dirección socialista. Las fuentes consultadas conocedoras de las conversaciones entre el PSOE y Junts admiten: “Zapatero tiene respetos, pero es percibido como parte”. Y zanjan: “También es cierto que es una persona valiosa para muchas cosas".
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