Los sondeos internos del PSOE detectan una subida de Vox por el lío de los etarras en las listas de Bildu. Según fuentes socialistas, son los de Santiago Abascal y no los populares quienes están capitalizando el rechazo social que ha provocado la inclusión de 44 integrantes de ETA en las listas electorales de la izquierda abertzale, siete de ellos con las manos manchadas de sangre y condenados en su día por asesinato. Pese a que renunciaron este miércoles por escrito a ser concejales en caso de ser elegidos en aras de la convivencia, lo cierto es que el tema no termina de superarse. Y eso pone a Moncloa de los nervios, consciente de que el asunto les perjudica en plena campaña de las elecciones del 28-M.
En cualquier caso, el análisis de Ferraz es que el PP, aunque está liderando la oposición a los socialistas en este tema, no lo está rentabilizando. Es más, en la sede socialista se anticipa un escenario similar al que provocó la sentencia del procés antes de las últimas elecciones generales: "El independentismo en campaña les hace crecer [en referencia a Vox]". En cualquier caso, el PSOE también admite que el lío de Bildu ha dinamitado la campaña y que esta, además, se hará larga. Moncloa, no obstante, ya prepara más medidas y anuncios para intentar contrarrestar los efectos mediáticos de las listas "indecentes". Especialmente, tras dar un toque de atención a Bildu, según El Español.
Por mucho que Moncloa eche balones fuera, lo cierto es que el Gobierno y el PSOE tienen cauces de comunicación con Bildu. Eso sí, son relativamente recientes. "Antes no teníamos, ahora evidentemente los hay: son un socio estratégico", conceden fuentes socialistas. Al frente de ese núcleo de diálogo con la izquierda independentista vasca están los ministros Félix Bolaños (Presidencia) y María Jesús Montero (Hacienda), así como el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas. Pero también la secretaria general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, Isaura Leal, y el portavoz -y exlehendakari- Patxi López. Todos desde Madrid. Pero Moncloa tiene puentes fuera: la presidenta navarra, María Chivite, y el secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza.
En el entorno del presidente del Gobierno también se admite que el estallido de ETA en esta campaña opaca otros temas. El gran martirio del Ejecutivo es que ya no se habla de vivienda. Ni si quiera de las últimas medidas anunciadas, aunque no muestran excesiva preocupación por que el PP siga en la misma línea. Piensan que si siguen hablando de este asunto, se hará más evidente que no tienen nada que ofrecer a la sociedad.
Moncloa y Ferraz aseguran que el PP se ha pasado de frenada con este tema, que saltó a la actualidad la semana pasada tras una denuncia de la asociación de víctimas COVITE, y que se trata de un relato absurdo que se les va a volver en contra. Pero en el cuartel electoral socialista ya se trabaja con el escenario de que el PP no dejará de hostigar al Gobierno con este asunto.
Que la campaña esté centrada en Bildu y ETA, según el PSOE, también generando divisiones internas dentro del PP, porque ven a su líder, Alberto Núñez Feijóo, incapaz de asumir la postura que encarnan algunos barones, como la madrileña Isabel Díaz Ayuso, de iniciar un proceso para ilegalizar a Bildu. Vox también presiona al PP con ese tema. Pero para el líder del PP es difícil recoger el guante. Es más, los de Abascal quieren la ilegalización de todos los partidos independentistas, algo que también implicaría cerrar la sede de, por ejemplo, el BNG en Galicia. Toda una patata caliente para Feijóo.
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