Que sería de España sin sus pueblos. Y es que la vida en el pueblo parece que va a otra velocidad, que todo pasa lento y que se disfruta mucho más de los pequeños momentos lejos de la vorágine de las grandes ciudades. Parte fundamental del encanto de nuestro país radica en la cultura y secretos que esconden las zonas rurales; sin embargo, con el paso de los lustros, lo que antes eran lugares donde reinaba la vida, poco a poco se parecen más a una zona desierta y apocalíptica, que a un pueblo al uso.
Algo inevitable y más cuando todo el pescado se vende en las urbes, en las capitales de provincia. El éxodo rural fue un punto y aparte para todo pueblo y más sabiendo que ese adiós significaba la pérdida del propio futuro del lugar. Esto ha hecho que las señoras autóctonas del sitio sean las únicas parroquianas que habitan las calles y que, debido al paso del año, sean cada vez menos los habitantes. ¿Eso quiere decir que desaparecerán definitivamente los pueblo? Mientras siga habiendo gente que acude los fines de semana para hacer turismo, los pueblos seguirán siendo uno de los bienes preciados de nuestro país.
Setenil de las Bodegas, el pueblo que nació bajo una gigantesca roca
La historia, sus peculiaridades o sus vistas son algunos de los encantos que tiene un pueblo. Si hay algo que siempre deja boquiabierto a los visitantes es la grandiosa de sus parajes, como es el caso de Setenil de las Bodegas. Este pequeño pueblo situado al nordeste de Cádiz tiene la peculiaridad de estar incrustado en una gigantesca roca que rodea, como si fuera una muralla, todo el pueblo. Y es que, su localización tan privilegiada en la Sierra de Cádiz hace que este lugar se convierta en una atracción turística para todos los españoles. Una parada obligatoria si pasas unos días en Andalucía.
Setenil de las Bodegas forma parte de la ruta de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz, una guía turística confeccionada para disfrutar al máximo de la naturaleza de la zona y de los pueblos que se incluyen en esta ruta. ¿Cómo nació este pueblo? No se sabe con exactitud cuando se echaron raíces en la zona; sin embargo, lo que está claro es que sus primeros habitantes aprovecharon las formas del cañón que había sido erosionado por el río Guadalporcún para construir las primeras casas y así aprovechar la zona cubierta que brindaba el lugar.
Es tal la inmensidad del paraje, que hay dos calles que, literalmente, son una cueva. Esto da una magia especial al pueblo y hace que miles y miles de personas recorran sus calles y se queden engatusados entre los adoquines de la cera y las rocas que las protegen. De hecho, pertenece a la asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España y está declarado como Conjunto Histórico Artístico. Setenil de las Bodegas, gracias a sus vistas privilegiadas, se ha convertido, no solo, en uno de los lugares más visitados de la provincia gaditana, sino que es uno de los pueblos más concurridos de todo España.
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