Moncloa tuvo este jueves un gatillazo. Pedro Sánchez está sudando tinta, porque Carles Puigdemont le está poniendo la investidura difícil. El equipo de propaganda del presidente en funciones dejó caer que el acuerdo con Junts se iba a precipitar. Y todo parecía indicarlo así: el expresidente catalán citó a su cúpula y convocó una comparecencia de prensa que terminó cancelando poco antes de conocerse el detalle del acuerdo entre el PSOE y ERC, el archirrival de Puigdemont.
Sánchez concedió a Junqueras un acuerdo de máximos: la cesión de Rodalies; la condonación de más de 15.000 millones de euros de deuda para que Cataluña pueda volver a financiarse en los mercados; una "persona de reconocido prestigio" para vigilar el cumplimiento de los acuerdos entre el PSOE y ERC, así como una posible consulta al "pueblo catalán". "[La Mesa de Diálogo] también debe abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán", zanja el acuerdo.
Ante ese despliegue, Puigdemont no está dispuesto a cobrar un peaje menor a Sánchez. El expresidente catalán quiere rascar aún más al candidato socialista a la investidura. Y va a jugar con él. La amnistía aún no está cerrada con él y quiere un relator extranjero que internacionalice el procés; algo a lo que Moncloa se niega porque supondría equiparar el rango jurídico de la Generalitat de Cataluña y del Gobierno de España.
Supongo que [Puigdemont] querrá espaciar tiempoUna fuente socialista
El PSOE, no obstante, está convencido de que el acuerdo con Junts está cerrado y de que el expresidente catalán solo quiere competir con los republicanos y por eso dilata el pacto con una escenografía acorde. Hoy [por este jueves] se ha firmado con ERC. Supongo que [Puigdemont] querrá espaciar tiempo", sintetiza a este diario una fuente socialista con callo negociador con el independentismo. Pero lo cierto es que Sánchez tiene un problema, porque no tiene plan b.
El líder socialista se ha atado tanto a la amnistía que, en caso de que no haya acuerdo y, por tanto, investidura, tendrá muy difícil envolverse en la bandera de España para defender que su partido no estaba dispuesto a transgredir ciertas líneas rojas. Y así se lo dijo el exdiputado Odón Elorza en el Comité Federal del PSOE del pasado jueves.
El socialista vasco criticó ante la dirección socialista la medida de gracia pactada con los independentistas. Porque si algo cabe extraer de la férrea defensa que Sánchez hizo de ella, es que ya está casi lista. El exdiputado vasco reprochó al presidente que "debía haber preparado un plan b ante una posible repetición electoral". Y cuestionó los costes de presente y futuro que le puede acarrear la amnistía al partido. Además, pidió una consulta con mayor debate previo dentro de Ferraz.
El trámite de la amnistía en el Congreso
Pese a todo, el PSOE está cerca de iniciar en el Congreso el trámite de la ley de amnistía cocinada por el núcleo duro del Gobierno para que Sánchez sea investido de nuevo. El registro se puede hacer telemáticamente hasta las 23.59. Moncloa no ha ofrecido aún detalle alguno sobre la medida de gracia, aunque algunos medios ya han publicado algunas claves: serán exonerados la totalidad de los delitos cometidos desde 2013 hasta hoy, incluidos los de terrorismo en que incurrieron los Comités de Defensa de República durante las revueltas por la sentencia del procés.
Además, el preámbulo de la norma apelará al orden constitucional y hará un relato "estilizado" de los hechos álgidos de la crisis catalana. Contra todo esto, el Poder Judicial ya ha convocado, a petición de ocho de sus vocales conservadores, un pleno extraordinario para debatir la medida de gracia. Este domingo se conocen los resultados de la consulta a la militancia planteada por el PSOE sobre su acuerdo con Sumar y con el resto de fuerzas independentistas.
A partir de ese día, según fuentes de la dirección del PSOE, "cualquier día" es bueno para iniciar la investidura de Sánchez en la Cámara Baja, que ya tiene el calendario despejado tras la jura este martes de la Constitución de la Princesa de Asturias. Moncloa difundió un día antes una imagen de la reunión del número tres del PSOE, Santos Cerdán con Puigdemont, aunque ese encuentro "no ha sido el único", como conceden fuentes socialistas. Como ya contó este diario, el líder independentista pidió que fuera un ministro socialista quien se sentara con él en Bruselas. Pero Sánchez se negó.
Este viernes hay prevista una reunión de la Mesa del Congreso y también hay cita de la Junta de Portavoces, el órgano encargado de ordenar los plenos. En la planta noble de Ferraz se da por hecho que la investidura se logrará en la primera votación, que requiere de la mayoría absoluta de los diputados. Además, fuentes del partido confirman que la intención del PSOE y de sus aliados es registrar la ley antes de que se inicie la investidura de Sánchez. En las próximas horas se precipitarán los acuerdos con el resto de grupos, una vez anunciado el de Sumar y el de ERC por mucho que Puigdemont esté añadiendo tensión el asunto.
El PSOE quiere que el registro de la ley se haga de manera conjunta con los "56 diputados" que piden la amnistía a los líderes del procés (en referencia a Junts, ERC, EH Bildu, PNV y Sumar). Solo así, el PSOE está dispuesto a apoyarla. Ferraz quiere anunciar que su secretario general está en condiciones de ser investido cuando se hayan cerrado los acuerdos con todos los grupos necesarios. Estos pactos engloban, además, un pacto para la legislatura. El PSOE no va a comprometerse con una medida tan polémica si no tiene capacidad de aguantar al menos dos años en el Gobierno. "Cuando veamos el pacto, veremos en qué cedemos todos. No es cuestión de ceder, sino de pactar", sostienen en la planta noble de Ferraz.
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