El presunto espionaje con el programa Pegasus a los teléfonos móviles de decenas de independentistas, así como del presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y, como apuntan las últimas informaciones, al ministro del Interior, ha provocado un tsunami, dentro y fuera de las instituciones, señalando, directamente, al Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Este organismo, creado en mayo de 2002 como sucesor del antiguo Centro Superior de Información de Defensa (CESID), deberá dar explicaciones este jueves -a puerta cerrada- en la comisión de secretos oficiales a través de su directora, Paz Esteban, la que podría ser la primera víctima de este polémico caso.
El hecho se abordará en la comisión de fondos reservados del Congreso de los Diputados, un órgano parlamentario que se creó el 28 de abril después de un bloqueo de más de tres años por falta de acuerdo entre los partidos.
A día de hoy, pocos medios no cuentan entre sus titulares con las siglas CNI y el hecho de estar en el centro de las miradas hace que cobren mayor relevancia cuáles son las funciones, objetivos, cuál es su presupuesto y cómo se controla en el Congreso a este organismo.
Qué es el CNI
El CNI es un organismo público que se integra dentro del Ministerio de Defensa, dirigido en la actualidad por Margarita Robles. Se trata de un organismo público con autonomía funcional y personalidad jurídica propia, así como plena capacidad de obrar. Además, trabaja bajo el control y supervisión de los tres poderes del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial.
Entre otras funciones, es el máximo asesor del Poder Ejecutivo en cuestiones de seguridad e inteligencia y sus informaciones deben servir para "prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión" contra la "integridad territorial" de España, la "estabilidad del Estado de derecho" y los "intereses nacionales".
Funciones y objetivos del CNI
El Centro Nacional de Inteligencia tiene encomendadas las siguientes funciones, según recoge su propio decálogo:
- Los servicios secretos deben "obtener, evaluar e interpretar" información y difundir la Inteligencia necesaria para "proteger y promover los intereses de España".
- Además, entre sus principales objetivos se encuentran "prevenir, detectar y posibilitar la neutralización" de las actividades de Servicios extranjeros, grupos o personas que pongan en riesgo, amenacen o atenten contra los intereses nacionales.
- El Centro Nacional de Inteligencia debe "promover las relaciones de cooperación y colaboración" con otros Servicios de Inteligencia.
- Asimismo, tiene que "obtener, evaluar e interpretar" el tráfico de señales de carácter estratégico.
- Entre los puntos a cumplir, el CNI debe "coordinar la acción de los organismos de la Administración" que utilicen medios o procedimientos de cifra, "garantizando la seguridad" de las tecnologías de la información.
- También debe "velar por el cumplimiento de la normativa" en relación a la "protección de la información clasificada".
- Finalmente, cuenta entre sus principales objetivos con la función de "garantizar la seguridad y protección" de sus propias instalaciones, información y medios materiales y personales.
Cómo se controla al CNI
El Centro Nacional de Inteligencia, igual que cualquier organismo del Estado, se encuentra sometido a controles políticos y económico-administrativos. El primero es ejercido por el Ejecutivo a través de la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia, así como el Congreso de los Diputados, en el marco de la Comisión de Control de los Créditos Destinados a Gastos Reservados.
El segundo control lo realiza la Intervención General del Estado, el Tribunal de Cuentas y, de nuevo, la Cámara baja.
Además de estos controles, hay que añadir la supervisión judicial. Según el propio organismo, la existencia de la Ley Orgánica Reguladora del Control Judicial Previo del CNI indica que "ninguna de las actividades que realiza su Servicio de Inteligencia se ejecuta al margen de la legalidad".
La mencionada ley, incluida en el BOE en 2002 como Ley 11/2002 reguladora del Centro Nacional de Inteligencia, contempla "el principio de control parlamentario".
La Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia desarrolla un informe anual "sobre el grado de cumplimiento de los objetivos y actividades".
El control de las actividades lo raliza, por lo tanto, la mencionada Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, presidida por la vicepresidenta del Gobierno que designe el presidente, Pedro Sánchez. En esta ocasión, Yolanda Díaz -en sustitución de Pablo Iglesias después de que este abandonara la política-.
Se desarrolla, además, un informe anual "sobre el grado de cumplimiento de los objetivos y actividades". Los miembros de esta comisión son los que también conocen los secretos oficiales.
Presupuesto del Centro Nacional de Inteligencia
El hecho de que este servicio de Inteligencia esté bajo control parlamentario se debe a que su partida presupuestaria se destina a la defensa y seguridad del Estado.
El CNI realiza un anteproyecto de presupuesto anual para enviárselo a la ministra del ramo, quien lo remite al Consejo de Ministros para incluirlo en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Este año, el CNI dispone de un presupuesto de 322,3 millones de euros.
Directora del CNI y subdirector
La secretaria de Estado y directora del CNI es Paz Esteban, de quien depende la labor tanto del Centro Criptológico Nacional de seguridad nacional, como de la Oficina Nacional de Seguridad de información clasificada.
Esteban (1958) es licenciada en Filosofía y Letras y fue una de las primeras mujeres que ingresó en el Centro, en el año 1983. Desde 2004 ocupa cargos en puestos de dirección. En concreto, en 2010 pasó a ser a directora del gabinete técnico del entonces director, Félix Sanz Roldán, y en 2017 fu nombrada su 'número dos'. Llegó al puesto de directora en 2020.
[Paz Esteban, una "espía" al frente del CNI señalada por Pegasus]
Por su parte, Arturo Relanzón es el secretario general ('número dos') de Esteban, del que dependen las direcciones generales del CNI.
Relanzón (1959) es coronel de Infantería e ingresó en el Centro en el año 1989. Tras ser nombrado representante permanente de España ante las Naciones Unidas en Nueva York, pasó a encargarse de las áreas de Contraterrorismo y Riesgos Transnacionales. Antes de ser el 'número dos' del CNI, fue consejero en la Embajada de España en Washington (EEUU).
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