El nuevo ministro de Universidades, Joan Subirats, (Barcelona, 1951) es un federalista. El sustituto de Manuel Castells, que ha decidido dejar el Gobierno por motivos de salud, no cree en la independencia de Cataluña. Aunque presumió de votar en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, como atestigua la foto que colgó él mismo en Twitter ejerciendo su "derecho".
Una fuente que le conoce bien de su época en la universidad le describe así: "Era discípulo de Jordi Solé Tura y durante su juventud fue activista estudiantil en Bandera Roja, luego se pasó al PSUC y después ha estado siempre ligado al PSC y a Iniciativa. En la vida académica se ha dedicado toda la vida a la cosa de la gestión pública en el ámbito local. Ha hecho auditoría y ha analizado las fortalezas y debilidades de los ayuntamientos que le han contratado. Es un hombre simpático y amable y, por cierto, le gustan mucho los toros. Es gran fan de José Tomás. Ha ido mucho por España siguiendo las corridas".
Subirats se jubiló este verano tras haber dedicado toda una vida de trabajo a la Universidad Autónoma de Barcelona. Y, a la par, dejó su cargo de concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, donde era el 'número dos' de la regidora, Ada Colau. Ahora, la vida profesional de este catedrático de Ciencia Política afronta un reto relevante: dirigir un ministerio del Gobierno de España.
El nuevo titular de Universidades es uno de los cerebros de los 'comunes'. Subirats está vinculado al partido de Colau desde sus inicios, en 2014, justo cuando la presión independentista se hizo tan fuerte que fracturó a la sociedad catalana en dos. Su perfil de intelectual es similar al de Castells. No obstante, ambos son académicos de prestigio en sus respectivos campos. Es "élite universitaria", según le describe una fuente de los 'comunes'.
Eso sí, el coqueteo de Subirats con la política ha sido más intenso que el de Castells. Y no es de extrañar, ya que su campo de especialización es la gobernanza de las instituciones y las políticas públicas. Su primera línea de batalla fue la portavocía de Guanyem, el origen de la herramienta política de Colau. Ya en 2017, cuando la alcaldesa se hizo con las riendas de la ciudad se hico con el comisionado de Cultura.
Una amplia trayectoria académica
En las últimas elecciones municipales, en 2019, Subirats se presentó como número dos de la lista de Barcelona en Comú-En Comú Guanyem. El académico goza de una gran reputación entre sus colegas. Y tiene una dilatada trayectoria docente. Fue investigador y profesor del Programa de Doctorado en Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona y ocupó la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown (Washington, EEUU) durante el curso 2002-2003.
Además, ha sido profesor visitante en las universidades de Roma-La Sapienza, University of California-Berkeley, New York University, CIDE y UNAM en México, UBA y General Sarmiento en Argentina, y en un gran número de universidades y centros de investigación españoles. Subirats es miembro del consejo editorial de varias revistas españolas e internacionales dedicadas a las ciencias políticas y la gestión pública. Y colabora habitualmente en diversos medios de comunicación como El País y El Periódico y eldiaro.es.
Es más, en su último artículo en el diario digital, se hacía eco de la ola de descontento que ha desconectado a los ciudadanos de la política y asumía que era necesario que los políticos entraran en la arena de las emociones para reconectar con el demos: "Será necesario fundamentar una representación política más cercana, más fraternal y menos sistémica y delegativa. Representar a la sociedad, compartiendo esas penas e infortunios, haciendo presentes sus emociones y razones".
A Subirats le preocupa la distancia que se ha abierto entre la gente y las instituciones, a las que ve incapaces de entender el sufrimiento individual: "Parecería que la vida política, en su perspectiva más institucional, tiene cada vez más dificultades para relacionarse con los sufrimientos y cóleras que atraviesan de manera cada vez más frecuente la existencia cotidiana. Las instituciones políticas, sobre todo las de escala territorial más amplia, aparecen como alejadas, insensibles, revestidas a veces de arrogancia tecnocrática o de populismo simplificador".
Y es que Subirats ha apostado siempre por redes de poder pequeñas y conectadas. Siempre ha visto a la ciudad y a la gestión municipal como el mejor arma para atacar los problemas ciudadanos del siglo XXI. En un mundo globalizado, los retos de la humanidad se afrontan desde niveles de Gobierno pequeños. Ahora, el 'viejo' catedrático da un salto grande: de lo local a Moncloa.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación