La Costa del Sol ha sido la marca del lujo y el derroche en España desde la década de los 80. Personajes de renombre del mundo político, empresarial y del espectáculo, lo que se bautizó como la ‘beautiful people’, encontró en el paraje malagueño un rincón donde reunirse con los de su clase social y disfrutar de la noche con un ojo puesto en los paparazzi.
En lo que va de año, en la provincia ha habido 18 asesinatos. La Policía adjudica unas 10 a la pelea entre mafias, principalmente entre las que se dedican al narcotráfico. En el mundo del hampa los trapos sucios se limpian en casa. Si un integrante de un clan se iba de la lengua, metía la pata en un encargo o se pasaba al bando de los buenos, se le quitaba de en medio sin hacer mucho ruido. “El precio de un error es la vida”. Esa norma tácita está cambiando en Málaga.
En el mundo del hampa los trapos sucios se limpian en casa. Esa norma tácita está cambiando en Málaga
"Me inclino a pensar que el problema es que les estamos cortando el suministro de droga que entra por Algeciras y tienen que pelearse por trincar lo que entra", explica un agente de Guardia Civil con años de experiencia en el cuerpo y en unidades de investigación.
A finales del siglo pasado y principios del actual, Marbella y sus aledaños empezaron a acoger a nuevos inquilinos de nacionalidades más lejanas. Mafias de todo el mundo eligieron las nuevas urbanizaciones construidas durante los primeros pasos del ‘gilismo’ para asentarse en España. Se trataba de complejos de viviendas que se escondían entre la vegetación, aprovechando la orografía de las suaves montañas costeras. Un paraje excepcional para pasar desapercibidos. El modo de vida de la ‘jet set’ hizo el resto.
Sin llamar la atención
Los jefes de las principales organizaciones de todo el mundo encontraron en la Costa del Sol un hueco donde llevar un alto nivel de vida sin llamar la atención. “Las buenas comunicaciones de la ciudad, el clima y la presencia de colegios internacionales resultaban muy atractivos para ellos”, asegura una fuente de la Policía Nacional destinada en la provincia.
Las últimas operaciones policiales contra las mafias, en especial la incautación de droga, están generando estrés entre las bandas, que les hacen buscar culpables. “A eso tenemos que sumarle que ahora son más violentos que hace 15 años”, dice una agente de Policía Nacional. Las noticias de tiroteos y asesinatos se multiplican en los medios locales. El último suceso de esta índole ocurrió el 20 de noviembre, cuando un ciudadano francés de 58 años con antecedentes penales por tráfico de estupefacientes fue acribillado con 20 balazos en la puerta de su casa, en la urbanización marbellí de Nagüeles. Un sicario lo esperaba apostado en una moto. Luego se fugó.
Vida familiar
Los capos que deciden mudarse a la Costa del Sol vienen con sus familias, a hacer vida ‘normal’ y terminar sus negocios. La cercanía con el Estrecho de Gibraltar favorece que se sellen acuerdos en el terreno de juego. “Aquí llevan a sus hijos al colegio, van a comprar al supermercado. Eso les hace bajar la guardia y es cuando se producen los ajustes de cuentas”, apuntan agentes de policía para explicar el aumento de asesinatos en 2018.
El aumento del tráfico de droga entre la costa gaditana y el norte de África a llevado al Ministerio del Interior a reforzar la zona con más efectivos de seguridad. Eso ha provocado que se pierda fuerza en la costa de Málaga. “La situación es grave porque no se reconoce el problema”, afirma un guardia civil de la provincia.
En Málaga las mafias han empezado a usar bombas, también como forma de dejar constancia a las bandas rivales de quién manda en la zona
Las reglas del juego también están cambiando en las ‘herramientas’ usadas para saldar cuentas. Los miembros de mafias ya no usan un cordel para ahogar a sus contrincantes desde la parte de atrás de un coche. En Málaga han empezado a usar bombas, también como forma de dejar constancia a las bandas rivales de quién manda en la zona. “Estamos empezando a hablar de organizaciones terroristas”, dicen las fuentes policiales consultadas.
El pasado 10 de octubre se produjeron dos detonaciones: la primera en una urbanización de lujo en el término municipal de Benahavís y la otra en una nave del polígono industrial de San Pedro Alcántara donde funcionaba un lavadero de coches. Ambas propiedades están ligadas a un empresario de origen marroquí aunque con nacionalidad española que, al parecer, tiene antecedentes policiales.
El 'Maradona' de la cocaína, asesinado en la comunión de su hijo
Sábado 12 de mayo. Parroquia Virgen del Rocío de San Pedro de Alcántara. Un grupo de niños toman su primera comunión sin saber que la muerte esperaba al padre de uno de ellos a escasos 100 metros del edificio. Un sicario acribillaba a David Ávila, conocido como el 'Maradona' de la cocaína, antes de que consiguiese abrir su Audi gris.
Fue una de las muertes más sonadas del año. Los agentes de Policía y de la Benemérita todavía lo recuerdan como uno de los ajustes de cuentas más importantes de los últimos meses. Cinco balas acabaron con la vida de Ávila, un profesional del narcotráfico que debía 400 kilos de cocaína a un cartel colombiano, unos nueve millones de euros.
Y así hasta nueve asesinatos más que los agentes de investigación no tienen duda de ligar a las peleas entre las mafias instaladas en la costa de Málaga.
Falta de medios y de coordinación
En el mundo de la investigación policial los territorios que cubren la Policía Nacional y Guardia Civil se mezclan. ambos cuerpos se quejan de que los medios humanos y materiales de los que disponen no son los suficientes para acabar con el crimen organizado.
“Durante la crisis no se ha invertido en personal. Los miembros de investigación (UDYCO y GRECO de la Policía y la Guardia Civil, respectivamente) se han tenido que formar ellos mismos”.
Las mafias se han fortalecido y en la actualidad cuidan de su propia seguridad como si estuviesen en Medellín en la época de Pablo Escobar. “Se han dado situaciones en la que los agentes que llevaban a cabo una operación no tenían chalecos antibala y los narcos sí”.
Los agentes de ambos cuerpos reconocen que la coordinación para cercar a los clanes no siempre es la mejor. Muchas veces se invaden competencias territoriales o de investigación. Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) lo tienen claro: hace falta cambiar el modelo policial para adecuarlo al siglo XXI.
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