Hacinados, en precarias condiciones y sin ninguna garantía de superar los cientos de kilómetros que separan sus costas del territorio español. El aumento de la inmigración irregular en España, y concretamente en las Islas Canarias, ha hecho que algunos centros de acogida de menores no acompañados sufran una sobreocupación del 150%. Los canarios salen a las calles a grito de ‘no somos racistas, somos realistas’ y las autoridades no parecen tener soluciones para abordar una crisis migratoria de carácter nacional: a este ritmo, se espera que 100.000 inmigrantes ilegales lleguen a las costas españolas para final de 2024.
Mientras que el Gobierno busca reubicar a algunos de estos menores en las distintas comunidades autónomas -CCAA-, el Partido Popular ha accedido a hacerlo con 400 de ellos como parte del reparto voluntario que se lleva a cabo desde 2022. Pero lo cierto es que son necesarias medidas mucho mayores. En 2024 han llegado 6.000 menores extranjeros no tutelados -MENAS-, que junto a los que ya acogían las islas suman un total de 12.000. Todo ello supone que, aun tras buscar una nueva residencia a 3.000 de ellos, la capacidad de los centros seguiría más que sobrepasada.
Tras el acuerdo entre PSOE y PP de la reubicación de los jóvenes, VOX ha respondido negándose en rotundo a ser partícipe de ello. En consecuencia, Santiago Abascal ha cumplido con los avisos que lanzaba al partido de Feijóo días atrás, y se ha desvinculado de los seis gobiernos autonómicos que compartían hasta ahora.
Falta de consenso y caos político
La situación política, convulsa y llena de discrepancias, pone en jaque a los poderes de todos los niveles: estatales, autonómicos e incluso locales. Tras la decisión de Abascal de separarse de Feijóo en todas las autonomías en las que compartían gobierno, las reacciones no tardaban en llegar. Cuatro de los cinco vicepresidentes dimitían de sus cargos horas después, tan solo ha habido una nota discordante: Ignacio Higuero, consejero en Extremadura, ha desoído al líder del partido y continúa en su mismo puesto.
Al mismo tiempo que las agrupaciones políticas tratan de alcanzar acuerdos y soluciones -sin demasiado éxito-, la situación se agrava en las islas. El malestar crece entre los vecinos canarios. Hablan de un aumento de la delincuencia y denuncian sentirse desatendidos. Y no son los únicos descontentos. Organizaciones como ‘Save the children’, encargadas de atender a los recién llegados y detectar los casos de mayor vulnerabilidad, también piden soluciones a largo plazo y la toma de medidas.
“Somos la frontera sur de Europa. O cambiamos la manera de prepararnos, la política migratoria y la gestión con los países de origen, o esto no va a cambiar”, ha denunciado Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de la agrupación. Según los datos del primer cuatrimestre del año, el 10% de los migrantes son menores de edad, y la situación se agrava al hablar de las edades de los adolescentes. Hasta ahora “siempre han sido de 16 y 17 años, pero hemos notado un repunte de jóvenes de 14 y 15 años, incluso de niños acompañados”, ha confirmado Perazzo a Vozpópuli.
Un drama humanitario
Mientras los políticos discrepan y la creación de políticas efectivas brilla por su ausencia, el drama humanitario crece. Según informa CEAR -Comisión Española de Ayuda al Refugiado-, el pasado 2023 fallecieron once personas cada día en el Mar Mediterráneo, todas ellas intentando buscar un futuro mejor. En total, casi 4.000 migrantes perecieron en las aguas, de los cuales al menos 154 eran niños.
A medida que se echa la vista atrás el panorama es aún más desolador. Desde que se tienen registros -hace diez años-, “al menos 61.457 personas han muerto o desaparecido en trayectos migratorios en todo el mundo”. Al hablar de la situación en el archipiélago, Juan Carlos Lorenzo, coordinador territorial de CEAR Canarias, lo define como una “situación límite” y hace un llamamiento urgente. “Canarias se ve incapaz por sí sola de revertir la situación. Por eso apelamos a la cooperación interterritorial, para dar un trato igualitario a los niños”, explica a Vozpópuli.
“Utilizar el problema como arma arrojadiza en la política deja en segundo plano la garantía de los derechos”, afirma el coordinador. Para la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, elaborar una política de país “por encima de las batallas partidistas” es clave, al igual que combatir los discursos de odio y racismo de algunos de ellos.
La convulsión social y política en Senegal, la persecución que sufren los malienses o la inestabilidad del Sahel provocan los desplazamientos forzosos de miles de personas. Con poco más que lo puesto, y algo de comida que suele perderse en el mar, las migraciones de jóvenes y adultos son mucho más que un proyecto individual.
Tal y como confiesa Lorenzo a Vozpópuli, “el nivel de dramatismo muchas veces es intolerable e inasumible”. Al otro lado de la costa se encuentran sus familias a la espera de nuevas noticias y, en muchas ocasiones, de algo de dinero. Aquí entra en juego otro de los mayores reclamos de los grupos y asociaciones: facilitar los trámites administrativos para que los migrantes puedan conseguir un trabajo digno. “Después de cursar sus estudios y hacer las prácticas, muchas veces vemos como las empresas no pueden contratarlos al no tener los papeles necesarios”, explica Catalina Perazzo.
Tensión en las comunidades autónomas
El partido de Abascal no es el único que se niega a recibir a los menores en sus comunidades. Junts pero Catalunya -JxCat- trata de que la comunidad catalana no sea incluida en el reparto de los jóvenes. Según ellos, Cataluña ya ha recibido en lo que va de año casi 1.000 MENAS para los que no tiene recursos. De esta manera, en la pasada Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia, Cataluña se abstenía en la votación del reparto de menores.
Autoridades como Carles Campuzano, Diputado en el Parlamento Catalán, denuncian que los datos que maneja el Gobierno son falsos, y que Canarias no es la única que se encuentra sobrepasada. En la misma línea que ‘Save the Children’, el político destaca la necesidad de instaurar políticas reales, estables y a largo plazo, para dejar de “repartir los problemas que hay en Canarias por toda España”.
Mientras las tiendas de campaña se agolpan en los puertos, miles de adultos y menores desesperados se siguen jugando la vida en aguas mediterráneas. Actualmente, África cuenta con unos 1.500 millones de personas. De ellas, la mitad tienen menos de 30 años. En tan solo unos años, el continente tendrá más de 1.000 millones de personas menores de 25 años, muchos de ellos buscando una escapatoria. ¿La más cercana? España, un país desbordado sin una política migratoria estable, por el momento incapaz de acogerlos y de garantizar su bienestar.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación