Mariano Rajoy ha preparado con su equipo de letrados y con los asesores de Moncloa su comparecencia del miércoles ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga el 'caso Gürtel'. Esa foto en la sala es lo más incómodo de todo este trance. Es la primera vez que un presidente del Gobierno español debe comparecer ante un tribunal por un asunto de corrupción. Como testigo, en efecto.
Rajoy llegará a la sala de San Fernando de Henares caminando. Nada de entrar por el garaje y a escondidas para evitar 'el paseíllo'. Absoluta normalidad. Este es el primer mandamiento de los que ha de cumplir Rajoy durante su paso por los tribunales. Como un testigo más. Despliegue de seguridad férreo, ya que se espera alguna concentración y griterío.
"No hará una infanta"
Evitar la foto con Correa y con Bárcenas. Rajoy se sentará lejos del banquillo de los acusados. En un estrado aparte, sin el telón de fondo de los encausados por la trama Gürtel. Responderá a todo, como está obligado por ley. Y siempre dirá verdad, como está estipulado. Intentará ser preciso y no incurrirá en los "no recuerdo", "no me consta", "no tengo información", con el que tantos testigos se camuflan para evitar algún patinazo. "No hará una infanta, responderá a todo y no se limitará a las frases breves y cortantes", dicen en su defensa.
No polemizará ni con la acusación ni con el tribunal. Comedido, correcto, colaborador. "El presidente desarrollará la línea en la que se pronunciaron los dirigentes del PP de Aznar en sus respectivos testimonios. Rajoy echó a Correa de Génova. Pese a su condición de secretario general, no se ocupaba de las cuentas. Las finanzas las llevaban los tesoreros, en especial Álvaro Lapuerta.
"Rajoy lo sabe hacer bien. Debe desterrar toda idea de obstrucción a la Justicia"
"El tono es muy importante", señalan estas fuentes. "Rajoy lo sabe hacer bien. Debe desterrar toda idea de obstrucción a la Justicia", puntualizan. Hay que recordar que en su momento el PP ya fue expulsado como acusación particular por maniobrar en defensa de Bárcenas. Eso es el pasado.
La sesión será larga y prolija, según todas las previsiones. Es importante que el presidente se muestre paciente, que no trasmita sensación de fatiga, de hastío o de hartazgo. Respeto absoluto al tribunal. "Esto hay que dejarlo muy claro. Rajoy ha sido convocado como un ciudadano español más, y así ha de comportarse", comenta uno de sus asesores.
No habrá declaraciones periodísticas tras la comparecencia, salvo que se juzgue oportuno. Rajoy podría abordar esa tarde el desafío del referéndum, según se desarrolle la sesión en el Parlament en la que se estudia la reforma del reglamento de la Cámara catalana. Esto está en el aire. El jueves hablará en la entrega de las medallas del Trabajo, que llegarán al mismo tiempo que los datos de la EPA. Y el viernes cerrará la temporada con la tradicional rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.
La fotografía ante la Audiencia en la prensa internacional es lo que más preocupa y molesta al presidente del Gobierno. En Moncloa no se oculta la inquietud y en el PP también se subraya este hecho. Rajoy tiene una imagen intachable en Europa. Este trámite del Tribunal es muy perjudicial. De ahí la importancia de controlar todos los gestos y hasta los pasos. "El lenguaje corporal será decisivo", añaden.
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