El presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, llevará a la cumbre europea de hoy de Bruselas la petición de Mariano Rajoy para que se rebaje la minoría de bloqueo sobre las decisiones del fondo de rescate europeo, de modo que España tenga capacidad para vetar determinadas medidas. Ahora las decisiones se toman por unanimidad. Por presiones de Francia, Alemania e Italia se está estudiando rebajar esa unanimidad del 100 por cien de los socios europeos, al 85 por ciento, de modo que con un 15 por ciento de los votos en contra se pueda frenar una decisión. España no suma ese porcentaje del 15 por ciento pero sí el 10 por ciento, por lo que Zapatero pedirá que el mínimo de voto exigible sea del 90 por ciento y no del 85.
Esta fue una de las pocas revelaciones que el PP hizo sobre la posición que defenderá hoy España en la cumbre y que Rajoy transmitió ayer a todos sus interlocutores en una maratón de encuentros que le llevó a hablar con Angela Merkel, Nicolás Sarkozy, José Manuel Durao Barroso, Donald Tusk y hasta Silvio Berlusconi durante la celebración del congreso de los populares europeos, celebrado en la localidad francesa de Marsella.
También adelantó Rajoy el apoyo “al grueso” de las propuestas formuladas por del eje franco-alemán “aunque siempre hay matices”, admitieron fuentes del PP tras puntualizar que este es otra de las cuestiones que ha estado en la agenda de los contactos con Zapatero. Cree posible el futuro presidente del Gobierno que se abra la puerta a los “eurobonos” “al final del proceso”, aunque, como hace Merkel, defendiera la independencia del Banco Central Europeo.
Rajoy cree que hay que acabar con los “vaivenes” de la deuda soberana sobre la base de que “los países que cumplan no van a caer nunca”. En este sentido parece que se llevó consigo la garantía de Merkel y Sarkozy de que España será ayudada y no se la va a dejar caer. Este es hoy por hoy uno de sus mensajes más repetidos y para ello anunció que nuestro país no está dispuesto a ser un convidado de piedra, sino que tiene la voluntad “de estar en Europa opinando, trabajando y existiendo. España va a estar. El Gobierno de España tiene la voluntad de participar”.
"No tengo alternativa"
En su conversación con Durao Barroso, las cámaras de Antena3 televisión captaron la confesión de Rajoy de que "Estados Unidos hace una política expansiva. Yo aquí no tengo alternativa". El presidente de la Comisión Europea defendió, por su parte, que e "yo creo que nuestra posición es la buena".
Por otro lado, el nuevo Gobierno se planteará en los primeros meses de 2012, la creación de llamado "banco malo", aunque para ello hay muchas fórmulas posibles todavía por estudiar. De este asunto, sin embargo, no habló con ninguno de sus interlocutores.
Entre las admoniciones de Sarkozy (“nunca el riesgo de explosión ha sido tan grande”) y de Merkel (“no valen solo las palabras hay que pasar a los hechos”) Rajoy se dio su primer baño de política europea sacando pecho. No tiene dudas a la hora de interpretar el sentido de los votos que recibió el pasado 20 de noviembre: "tenemos una amplia mayoría parlamentaria y un mandato político claro para responder, sin demora y con garantías, a los retos que nos aguardan".
En claro constraste con la precariedad política de otros socios europeos que, como Merkel y Sarkozy, ven peligrar sus respaldos electorales, Rajoy explicó en la clausura del congreso que "el pasado 20 de noviembre la sociedad española apostó, en las urnas, por el cambio, a la vez que renovó su compromiso con Europa. Y lo hizo en un momento especialmente complicado, consciente de la responsabilidad y de los sacrificios exigidos".
En definitiva, los españoles "voluntaria y mayoritariamente han ligado su futuro y la solución de esta crisis al fortalecimiento de Europa". Y eso pasa por avanzar en la consolidación fiscal y cumplir "impecablemente" con nuestros objetivos de déficit; por hacer una “profunda” reforma laboral y por reestructurar, "de manera definitiva", nuestro sistema financiero para restablecer el crédito cuanto antes. Éstas fueron las recetas que puso sobre la mesa, eso sí, sin entrar en mayores concreciones.
"Contener al hemorragia de la deuda soberana"
Pero para que todo ello sea posible, "necesitamos reducir el riesgo de la deuda soberana" o, dicho en otras palabras más fuertes "contener la hemorragia" y ahí tiene mucho que ver Europa y la posición que adopte en la cumbre de hoy. El futuro presidente del Gobierno está dispuesto a apoyar, y así lo ha dicho explícitamente, toda medida destinada a asegurar una mayor disciplina que evite "la irresponsabilidad presupuestaria" así como el establecimiento de controles adicionales para evitar que una crisis como esta se vuelva a producir. "Pues adelante, hagámoslo. España lo apoyará".
Tras secundar la reforma de los Tratados propuesta por el eje franco-alemán, defendió que España "es un país clave en el proyecto europeo", en un intento para frenar cualquier propuesta que pretenda ponernos en el furgón de cola, y recordó la ejecutoria de su partido a partir de 1996, periodo en el cual "no incumplimos ni una sola vez los compromisos asumidos en el marco del Pacto de Estabilidad, logramos bajar a la mitad la tasa de desempleo, equilibrar nuestras cuentas públicas y reducir sensiblemente la deuda soberana". Sin embargo, objetó que "hoy las cosas son, por desgracia, muy distintas".
Por otro lado, Rajoy se ha disculpado por no ser él el que acuda a la cumbre del viernes dado el "condicionamiento" de los procedimientos electorales españoles. Esos plazos impiden que acuda a Bruselas como "primer ministro" si bien "he acordado con el presidente en funciones, el señor Rodríguez Zapatero, la postura a mantener en ese Consejo".
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