España

Rajoy prepara un mensaje a la nación para la tensa noche del 1-O

Moncloa prepara un mensaje a la nación del presidente del Gobierno para la noche del 1-O. La decisión sobre su comparecencia pública se decidirá al hilo de los acontecimientos. 

Mariano Rajoy dirigirá un mensaje a la nación en la noche del 1-O si las circunstancias lo exigen. Nada hay decidido. El equipo de presidencia, algo parecido a un gabinete de crisis, prepara todos los escenarios posibles. La comparecencia del jefe del Gobierno figura como un punto destacado para la que se espera tensa jornada del referéndum ilegal.

No habrá anuncio oficial sobre esa comparecencia hasta comprobar cómo se desarrollan los acontecimientos. En el caso de que la cita con las urnas resulte un fiasco y en las calles tan sólo se registre "alboroto y ruido", como lo definió el propio Rajoy en su rueda de prensa junto a Trump, no será preciso magnificar los hechos. Si las cosas van a mayores, entonces habrá que pensar en una aparición del presidente, comentan fuentes del PP.

En Moncloa se esperan algunos altercados, pero no una violencia excesiva. "La clave es lo que ocurra cuando intenten abrir los colegios o cuando los de la ANC y la CUP empiecen a formar colas ante los lugares señalados para votar", comenta un asesor de presidencia. "Todo tiene que estar controlado desde el viernes, las urnas, el precinto de los colegios, los cordones de seguridad", añaden. "Si algo ocurre, serán incidentes menores, nada de heridos y desastres como desean los de Podemos", añaden. 

En la noche del 9-N, le tocó al ministro de Justicia ejercer de la voz del Gobierno. Catalá protagonizó un intervención improvisada y tenebrosa en televisión. Unas frases deslavazadas con el único objeto de quitarle importancia a la consulta. "Ha sido un acto de pura propaganda que carece de efectos jurídicos", dijo el ministro. Una intervención de tres minutos sin preguntas.

La clave es lo que ocurra cuando intenten abrir los colegios o cuando los de la ANC y la CUP empiecen a formar colas ante los lugares señalados para votar", comenta un asesor de presidencia

Rajoy, como el resto del Gobierno, permanecieron mudos. Tan sólo Dolores Cospedal, a la mañana siguiente y como secretara general del PP, insistió en que esa votación "carece de validez, ha sido un simulacro" e incluso apuntó a que el resultado estuvo "muy por debajo de lo previsto". 

Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat e impulsor de la consulta, ofreció la imagen contraria. Se paseó por televisiones y medios durante todo el día y cerró la jornada con un mensaje a través de TV3 en el que calificó de "éxito total" el experimento e invitó al Gobierno a que "termine su miopía" y resuelva "de común acuerdo" el problema catalán. Horas antes había pronunciado su aclamada frase de "si la Fiscalía quiere saber quién es el responsable, que me miren a mí". Meses después, se retractó ante el tribunal y derivó hacia los voluntarios toda la paternidad de la jornada. 

La gran sorpresa de la Moncloa

La noche del 1-O será bien distinta. El Gobierno se lo ha tomado muy en serio. El 9-N, con urnas de cartón y con el censo extraído de las elecciones municipales, sin persecución gubernamental, sin gran despliegue de fuerzas del orden en las calles, la Generalitat aseguró que habían participado 2,3 millones de votantes. Una cifra sin capacidad de contraste ya que no hubo interventores, ni control del escrutinio, ni una Junta Electoral. En Moncloa no se dieron por aludidos pero acusaron el golpe. 

Hasta Rajoy se sorprendió. Sus asesores para el tema catalán habían menospreciado esta intentona. "Es una costellada, una butifarrada, una fiesta de pueblo", le decían. El presidente se lo creyó. Y se topó con la imagen de colas ante las urnas en los medios internacionales y de una participación masiva e incontestable.

Este domingo no será así. Sáenz de Santamaría está preparando la respuesta. La reacción del Gobierno se modulará de acuerdo a la evolución de la jornada. Asepsia, indiferencia, firmeza, vehemencia, según evolucionen los acontecimientos. La aparición de Rajoy es una medida muy posible. No creen en Moncloa que el 1-O ocurran acontecimientos extraordinarios, como la salida al balcón de Puigdemont para proclamar la independencia. Pero habrá anuncios importantes desde el bando secesionista. De ahí la importancia del mensaje de Rajoy. Si es que finalmente se concreta. 

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