Del Hotel Ritz de Madrid al número 13 de la calle Génova apenas hay una breve caminata, cuatro pasos mal contados. Ese es el trayecto que recorrerá hoy Ignacio Fernández Toxo, el primer actor social que se entrevista con Mariano Rajoy tras el 20-N. Lo hará a las 11 horas, después de una conferencia-desayuno en el hotel de cinco estrellas, y le seguirán Juan Rosell (13 horas) y Cándido Méndez (17 horas). CC OO, CEOE y UGT verán al inminente presidente en una atmósfera de renovada sintonía, pero con las espadas desenvainadas.
El clima, coinciden los tres, es bueno. Pero los pilares que lo sostienen son frágiles como el cristal. Ayer Rosell, que se entiende bien con Toxo y Méndez, insistió en su apuesta por el diálogo social: “Cambiar la negociación colectiva por medio de un real decreto ley es no tener absolutamente ni idea de cómo es la negociación colectiva en este país", dijo el líder patronal. “No es razonable una especie de diálogo social vigilado”, remachó Fernando Lezcano, responsable de comunicación de CC OO. Sindicatos y CEOE piden además a Rajoy que concrete sus posiciones.
Detrás de las bellas intenciones se esconde una dura realidad: el pacto de los convenios colectivos quedó sistemáticamente bloqueado en 2009, 2010 y 2011 por falta de acuerdo. Y, ya se sabe, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. “Rajoy ha comprobado que quien pierde las elecciones son los partidos, no los agentes sociales. Y él está absolutamente legitimado para tomar medidas urgentes, conforme a la situación actual de España”, cuentan fuentes de CEOE recelosas de cualquier pacto de calado.
Para erizar más las cosas, un mero vistazo a las propuestas de ambas partes revela las antinomias de la negociación. Una negociación colectiva encallada –la patronal pide prioridad para los convenios de empresa-, desentendimiento pleno con relación al coste del despido, falta de armonía sobre los tipos de contrato…
Semanas y días, no meses
“Los trenes van a chocar”, opinan en la patronal. “Zapatero hizo una reforma laboral del agrado de los sindicatos, pero Rajoy no está hipotecado con ellos”, agregan. Desde CC OO y UGT tachan de “locura” estas palabras y recuerdan que fue la CEOE la que torpedeó el último conato de compromiso. “La última reforma de la negociación colectiva –de junio pasado- ya estimula la negociación en la empresa”, critica Fernando Lezcano.
Desde el entorno de Rosell apuntan, en cambio, a que su “responsabilidad es intentarlo hasta el final”, si bien reconocen que el empresario catalán habla ya de “semanas y días”, y no de meses, como hacía antes. Al menos, conceden ambas partes, quizás sea posible arrancar algún nexo en temas menores: absentismo laboral, días festivos o resolución extrajudicial de conflictos. Un veterano dirigente sindical resume así la situación: “De las reuniones con Rajoy no va a salir absolutamente nada. Lo gordo viene después.”
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